‘El Mayo’, un capo con visión de negocios, sucedería a ‘El Chapo’
CIUDAD DE MÉXICO—La captura del capo de la droga más buscado de México ha trasladado la atención hacia Ismael "El Mayo" Zambada, un presunto socio en el cartel de Sinaloa, indicaron analistas y funcionarios del gobierno.
Zambada es conocido por mantener un perfil discreto y por venir de una generación anterior de capos de la droga, menos violenta que la de los narcotraficantes más recientes. También se cree que fue el mentor de Joaquín "El Chapo" Guzmán, el jefe de cartel de Sinaloa que ahora se encuentra en una prisión de máxima seguridad tras su arresto el sábado pasado, en el balneario de Mazatlán.
Guzmán, que fue condenado por tráfico de drogas en 1993 y escapó de prisión en 2001 después de cumplir la mitad de una condena de 20 años, no ha realizado comentarios.
Lo que pase ahora con el cartel depende en gran medida de la capacidad de Zambada de mantener unida una extensa organización delictiva que opera en todo el mundo.
Zambada, de 66 años, quien ha confirmado en el pasado que está en el negocio del tráfico de drogas, ha sobrevivido y prosperado durante décadas a través de sus vínculos con diversas organizaciones de traficantes y un estilo corporativo, dijeron analistas.
"Mayo es el heredero natural", dijo Guillermo Valdés, quien se desempeñó como director de inteligencia de México entre 2007 y 2011. "No es el centro de atención, no ha sido perseguido por los medios de comunicación, es un líder con fuerte capacidad de decisión, visión estratégica y un perfil más discreto que ‘El Chapo’", señaló.
Con un alto grado de autonomía a pesar de sus fuertes vínculos con el cartel de Sinaloa, Zambada está estrechamente aliado con otro capo legendario, Juan José "El Azul" Esparragoza, quien es visto como un negociador clave en el bajo mundo de las drogas, dijo George Grayson, profesor de la Universidad de William & Mary y experto en el narcotráfico mexicano. Esparragoza no ha hecho comentarios sobre esta descripción.
El gobierno de Estados Unidos acusó formalmente a Zambada de narcotráfico en 2003 y ha ofrecido una recompensa de US$5 millones por información que lleve a su captura. El gobierno mexicano lo está persiguiendo activamente con la ayuda de agencias estadounidenses, que aseguran que la organización del capo es capaz de mover embarques de varias toneladas de cocaína y marihuana y cantidades diversas de heroína.
Una de las claves para la supervivencia de Zambada ha sido su uso relativamente refrenado de la violencia y sus constantes esfuerzos para mantener la paz, dijo Grayson. Carteles más recientes, como los Zetas, La Familia y los Caballeros Templarios, se han visto envueltos en guerras sangrientas que los han debilitado hasta el punto en que no pueden rivalizar con el Cartel de Sinaloa.
En una entrevista en 2010 con la revista mexicana Proceso, Zambada se describió a sí mismo como un hombre de familia enamorado de la vida de campo. En una cita textual dijo que estaba entristecido por la extradición de su hijo Vicente, o "El Vicentillo", ahora a la espera de ser juzgado en EE.UU. por cargos de narcotráfico. Para la foto que acompañó la entrevista con la revista, el corpulento Zambada posó con una gorra de béisbol que le cubría hasta la nariz, y exhibiendo un espeso bigote.
No todos los analistas coinciden en que Zambada esté a la altura requerida para llenar el vacío creado por la captura de "El Chapo".
"La gente tiende a olvidar que este tipo es un bisabuelo", dijo Alejandro Hope, un analista del Instituto Mexicano para la Competitividad. "Tiene 66 años, está en mal estado de salud y es prófugo. Definitivamente no es el futuro de la organización", agregó.
Los beneficios que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, obtenga de la captura de Guzmán pueden ser efímeros si Zambada es desafiado por sus lugartenientes más jóvenes o por rivales que ven la captura de Guzmán como una oportunidad para asumir el control de sus rutas de tráfico y de sus bastiones, dicen los analistas.
Bruce Bagley, experto en América Latina y en tráfico de drogas de la Universidad de Miami, dice que sin duda la captura aumentará marcadamente la violencia.
Por ejemplo, dice, el derramamiento de sangre podría aumentar en ciudades estratégicas como Tijuana y Ciudad Juárez. Estas ciudades estuvieron alguna vez entre las más violentas de México, pero los asesinatos cayeron abruptamente después que Guzmán ganó las batallas por esos territorios.
"Podría haber un regreso a los viejos tiempos en Tijuana y Ciudad Juárez", dijo Bagley. "Anticipo que habrá peleas por esas ciudades y las rutas de transporte que atraviesan México desde la costa del Pacífico hasta Guatemala, lo que va a poner a la organización en un conflicto considerable", agregó.
Bagley cree que a medida que el impacto de la captura se extienda, el resto de América Central sentirá un fuerte aumento de la violencia. "Los campos de la muerte en Centroamérica serán aún más sangrientos", dijo.
—Santiago Pérez contribuyó a este artículo
The Wall Street Journal