El liderazgo femenino en el mundo corporativo, en las aulas, en profesiones “de hombres” y en los hogares
Seis mujeres disertaron en un encuentro organizado por LA NACION y KPMG sobre su trayectoria en empresas, universidades, profesiones como la mecánica y en el asesoramiento a padres
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Los desafíos de las mujeres en la modernidad trascienden todas las fronteras y ámbitos. Tanto en la vida profesional como en el cuidado del hogar la paridad de género es una meta colectiva. Líderes de organizaciones, referentes, especialistas y trabajadoras que rompen prejuicios contaron su visión y experiencia sobre cómo lograrlo en el séptimo capítulo de Mujeres Líderes: El desafío de igualar las oportunidades, una asignatura aún pendiente.
La educación dentro y fuera de las aulas
Los hogares, las escuelas, las universidades y los ámbitos laborales son los pilares de la educación para la igualdad. Tres mujeres en posiciones de liderazgo conversaron sobre la relevancia de los conocimientos que se imparten y los comportamientos dentro de las organizaciones para reducir la brecha de género.
María Belén Mendé, rectora de la Universidad Siglo 21 tiene una oportunidad que define como “maravillosa” de preparar las nuevas generaciones. “El rol tiene que ver con la formación de profesionales y la inserción de la diversidad en el ámbito productivo. Tenemos que trabajar sobre los sesgos culturales, dónde se concentran los mayores abismos. Hay que acortar el camino con decisión política, poner toda la batería de energía dentro de los contenidos y de la vivencia de los alumnos”, comentó.
En el panel también estuvo presente Karen Vizental, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Unilever. Además, es presidente de la Federación Metropolitana de Atletismo. Es la primera mujer en 102 años en ocupar el puesto.
Por último, completó la conversación Gabriela Pittis, CEO de Takeda. Asumió la máxima posición de liderazgo tras un recorrido que inició en la investigación y el desarrollo. Admite que pasar a un ambiente corporativo no fue simple. “Tenía que aprender un rol nuevo. Tuve el privilegio de contar con mentores fuertes que me enfrentaron a mi propia realidad, mis fortalezas en el liderazgo empático y cercano y mis falencias importantes en el reconocimiento y profundización del negocio. Entender y que te den ese buen consejo te abre la puerta a un camino más exitoso”, contó.
Las tres encaran el gran desafío de terminar con prejuicios contra las mujeres. “Hay comentarios que ya no son bien vistos por ser de sesgos o estereotipos, como por ejemplo por qué una mujer está en una posición determinada o por qué tiene una buena nota o qué relevancia tiene una pregunta que hace en el aula”, dijo Mendé.
“La educación no termina en la universidad, sino que también sigue en las organizaciones a través de políticas que vamos implementando y cómo nos relacionamos. Los cuerpos directivos de Unilever, no solo a nivel gerencial, están compuestos en más de un 50% por mujeres. Es un gran ámbito para nutrirnos de las nuevas generaciones donde conviven entre todos”, explicó Vizental.
Sin embargo, la directiva de Unilever dijo que todavía hay un gran recorrido por hacer. Mencionó que hay que seguir achicando la brecha de género, fomentando la paridad laboral con mejores salarios, posiciones de la misma calidad y que más mujeres lleguen a puestos directivos.
“Vale la pena el esfuerzo que se está haciendo por abrir caminos. En la industria farmacéutica el 56% son mujeres y alrededor de 50% están en cargos directivos. Esto también viene acompañado de políticas. Hay tres ejes críticos: contratación equitativa, políticas de beneficios para generar mayor espacio para las mujeres como, por ejemplo, licencias y programas de liderazgo”, opinó Pittis.
En el ámbito universitario, las mujeres están avanzando a grandes pasos. Mendé explicó que desde la década del 80 el rendimiento femenino creció casi 3 puntos porcentuales por encima de los hombres y su terminalidad se volvió más eficiente que la de los hombres. El desafío por delante es unificarlo con el mundo laboral formal y fomentar la autonomía económica.
Las directivas coincidieron en que durante la pandemia se pusieron en valor skills típicamente femeninas. Tiene que ver con formas de liderazgo vinculadas a la empatía, la cercanía, ponerse en el lugar del otro. “Hicimos una investigación y encontramos que los trabajadores estaban más satisfechos cuando sus jefas eran mujeres. Son características que pueden aprender los hombres. Algunas de ellas eran la empatía, el que le importan las personas, el feedback permanente, potenciar las competencias del otro y el mentoreo”, contó Mendé.
En el deporte, el desafío todavía es muy grande, según Vizental. “El deporte no está ajeno a lo que pasa en la sociedad en general. La que presido es la federación más importante de la especialidad. Se vive igual. Cuesta mucho que me escuchen, me mandaron a lavar los platos, son ámbitos más complejos porque son ad honorem, no tienen mentalidad de la vida corporativa. Se empieza a abrir una brecha para traer más mujeres”, dijo.
La crianza, la base de todo
Maritchu Seitún es psicóloga y está especializada en orientación para padres. Durante la pandemia, el paradigma de crianza viró por el encierro y una mayor presencia compartida en la crianza de los hijos. “Lo mejor que le puede pasar a un niño es tener a su padre y madre en el primer año de vida. Es un momento en el que se establece el vínculo seguro que va a teñir todas sus relaciones”, explicó.
La primera niñez tiene una impronta enorme porque según como haya crecido, identificando si el mundo es un lugar donde está contento y tiene a quién pedir ayuda o bien no lo atendieron o no resultó importante al otro, saldrá al mundo con un ropaje particular, según desarrolló Seitún.
En el último tiempo, la crianza se volvió más compartida. “Es interesante lo que fue pasando. En mi generación, las madres nos ocupábamos de las cosas de la casa. Era mucho lo que se perdía el hombre al no estar presente. Este movimiento es interesante porque, por un lado, las mujeres no dan más por trabajar al mismo tiempo pero, por otro lado, porque los hombres quieren involucrarse”, dijo.
El hombre está dejando de ser un participante ocasional y se convierte en protagonista de la crianza en muchos hogares. La psicóloga alertó que para que esto ocurra la mujer también debe permitir que el padre se involucre activamente para resolver juntos las cuestiones como la comida o el baño.
“Las estadísticas muestran que las más estresadas fueron las mujeres. Esto se debe a que no soltaban las responsabilidades, no planteaban un mitad mitad. Se siguieron haciendo cargo. Esto obedece a que no es el cerebro moderno, es el de las cavernas. Las mujeres muchas veces seguimos ocupando de lo que podríamos no ocuparnos por un pensamiento de que ´nadie lo va a hacer mejor que yo´” explicó.
La pandemia fue un gran desafío para las madres primerizas debido a que en general cuentan con redes de contención como madres, abuelas o amigas. “Estuvieron muy solas. La clave es bajar las expectativas con el primer hijo. Una quiere ser la mejor mamá del mundo y eso lleva a que cuesta aceptarlo como es. Siempre se frustra”, recomendó.
La sensación de no finitud durante la pandemia generó mucho estrés, según la especialista. Debido a su prolongamiento, se volvió tóxico y difícil de procesar. Las secuelas en los niños preocupan a los padres, que la contactan para consultarla. Las señales de alarma, como notar sufrimiento en el hijo o que tenga una tendencia al encierro excesivo, son algunas de los motivos de los pedidos de asesoramiento.
Por otro lado, Seitún mencionó la importancia del rol de los docentes y de las empresas. “Hay que agradecerles la resiliencia”, dijo.
Mujeres en transporte
Alejandra Hartman se animó a romper prejuicios y fundó Lady Fierros, una “clínica” mecánica de autos para mujeres. Para ella fue algo natural: su familia es dueña de un taller en Villa Devoto hace 50 años. Lo define como una comunidad que capacita y educa a las mujeres para que tengan un mayor control sobre su auto; que adquieran un sentido de pertenencia y dominio.
“Hoy no tenemos que decidir nuestra profesión porque sea de mujeres u hombres. Estamos en un mundo de diversidad e inclusión en el que podemos encontrar una profesión que nos guste. Si nos gusta la mecánica de autos, manejar transporte de carga o transporte público, busquemos donde estudiar y ejercer esa profesión”, aseguró con un mensaje a buscar la felicidad.
Norma Arrúa es una conductora de camiones, una profesión asociada típicamente con los hombres. “Mi caso es diferente al de mis compañeras que heredan la pasión del camión por la familia”, admite. Aprendió a quererlo sobre la marcha y dice que no cambiaría lo que hace por nada.
“Comencé un poco de casualidad y un poco por necesidad. Cada vez somos más las que nos dedicamos a hacer esta tarea, pero sigue siendo difícil coincidir con una compañera, siempre estoy rodeada de hombres. La verdad, son buenos compañeros, me han tratado muy bien siempre que necesité ayuda o un consejo”, contó. Además, explicó que desde que se visibilizó el rol de las mujeres en el transporte, cada vez más empresas están tomando mujeres para estas tareas.
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