El largo y arriesgado camino de Europa hacia la integración fiscal
PARÍS— Los líderes de Francia y Alemania, en una carrera por reparar la averiada zona euro, lanzaron un ultimátum a otros gobiernos de la Unión Europea el lunes: los miembros del bloque de 27 países deben decidir para fines de esta semana si quieren ser parte de una unión fiscal más estrecha.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, indicaron que aprovecharán la cumbre de la UE del jueves y viernes para proponer consagrar la disciplina fiscal en los tratados de la UE.
Si algunos países optan por quedarse al margen, los 17 miembros de la zona euro firmarán un nuevo acuerdo, fuera de los estatutos de la UE, para avanzar con una unión más integrada, indicaron. "Veremos si serán 17 ó 27", afirmó Sarkozy durante una conferencia de prensa conjunta con Merkel. "Pero avanzamos a toda velocidad para restablecer la confianza en el euro y la zona euro".
El lunes, Standard & Poor’s resaltó el difícil momento por el que atraviesa Europa. La clasificadora de riesgo puso en observación de cara a una posible rebaja la calificación crediticia de 15 de los 17 países de la zona euro. Los países omitidos son Chipre, que estaba bajo observación, y Grecia, cuya deuda ya fue reducida a chatarra.
La más reciente propuesta franco-alemana apunta a remodelar la arquitectura de la zona euro y resolver una crisis de deuda soberana que se prolonga por dos años y ha erosionado la confianza de los inversionistas en la moneda de 12 años de antigüedad y llevado a tres países —Grecia, Irlanda y Portugal— a solicitar asistencia financiera. Según las reglas actuales, los 17 países de la zona euro comparten la misma moneda pero tienen poca supervisión sobre las políticas presupuestarias de los demás miembros.
Un componente clave del plan franco-alemán es la introducción de sanciones "automáticas e inmediatas" a quienes violen las reglas fiscales. Un día después de que Italia delineara un paquete de austeridad a tres años, la propuesta constituye un paso importante en una estrategia cuidadosamente orquestada que busca restaurar la confianza en la zona euro. Las autoridades francesas esperan que esto sea suficiente para persuadir al Banco Central Europeo de proceder con una enorme intervención en los mercados de bonos europeos y revertir la ola de ventas generalizadas que han llevado los costos de financiamiento de algunos países a niveles insostenibles.
No obstante, enmendar los tratados de la UE podría resultar cuesta arriba, en especial luego de que el Reino Unido —que no pertenece a la zona euro— advirtiera que sometería a referéndum popular cualquier propuesta para ceder más poderes a la UE.
Si los países de la zona euro deciden avanzar hacia una integración fiscal más profunda, podrían tener dificultades para conquistar el apoyo popular para lo que algunas fuerzas políticas ya califican como una pérdida de soberanía.
La batalla política será particularmente áspera en Francia, donde los electores acudirán a las urnas en el primer semestre de 2012.
Muchos de los competidores en la carrera presidencial —incluido el candidato socialista Francois Hollande y Marine Le Pen, del Frente Nacional de extrema derecha— han acusado a Sarkozy de ceder ante los dictados alemanes y perder soberanía nacional sobre cuestiones de presupuesto nacional. En un discurso la semana pasada, Sarkozy afirmó que Francia corre el riesgo de entrar en una "recesión o incluso depresión" económica si cae en el proteccionismo. "La única forma de protegernos es ser los instigadores del cambio junto a otros", sostuvo.
El lunes, Merkel y Sarkozy acercaron posiciones sobre dos obstáculos que impedían el avance hacia un plan sustentable para el bloque. Acordaron imponer sanciones casi automáticas para los países que violen las normas presupuestarias y se comprometieron a que la participación de los acreedores del sector privado —una parte clave del acuerdo de rescate que se discute para Grecia— se limitaría a ese país. El compromiso marca un cambio de parecer por parte de Alemania frente a planes previos de mantener la participación del sector privado en cualquier acuerdo de rescate.
"Grecia es y seguirá siendo una excepción", dijo Merkel. "El mensaje a los inversionistas de todo el mundo es que en Europa pagamos nuestras deudas", añadió Sarkozy.
Gabriele Parussini y William Horobin