El hombre sin grises: las razones por las que Juan José Aranguren dejó el poder
El exministro de Energía y Minería de la Nación Juan José Aranguren sigue fiel a sus convicciones. Ya en los tiempos de su batalla con el expresidente Néstor Kirchner y con el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno acuñó una frase que hizo propia: "Entre lo correcto y lo conveniente, siempre elijo lo correcto". De ahí que "el hombre sin grises", como lo bautizaron en el gabinete de Mauricio Macri , optó por describir los detalles de su salida del Gobierno sin casete en su visita al programa Mesa Chica . Desde el llamado telefónico de Gustavo Lopetegui en el que sellaron su partida, hasta la reunión con el presidente de la Nación en la que le comentó sus expectativas futuras.
Porqué la política le ganó a la técnica en el mundo energético. Uno de los interrogantes que se abordan en esta entrevista en LN+.
-¿Cómo fue el día después del ministro que tuvo que poner la cara a los aumentos de tarifas?
-Bastante más tranquilo.
-¿Se encuentra más relajado?
-Sí. Pero sin perder el control. Tranquilo.
-¿Quería salir del Gobierno?
-No. Obviamente, no. Como me preguntó una persona, yo no renuncié, porque ser ministro no es un derecho al cual uno pueda renunciar. Es una obligación, un deber, una responsabilidad, que agradezco al presidente Macri por haberme confiado, y que cuando él decidió que no correspondía que continuara, tomó la decisión de definir otra persona para que continuara con la política energética del Gobierno.
-En ese sábado de súper acción, se corría el rumor justo cuando usted estaba con ministros de otros países, y se comunica su salida: ¿Cómo se vivió desde sus zapatos?
-Con sorpresa, con un poco de decepción. No voy a dejar de decir la verdad. Pero una vez que el Presidente tomó la decisión (porque, el Poder Ejecutivo es unipersonal) me comunicó eso, y al lunes siguiente tuvimos una charla de media hora en su despacho y me explicó las razones, que son totalmente atendibles. Él consideró que era conveniente que fuera otra persona, otro equipo, el que continuara con la política energética, y en este caso separando Energía de Minería (que formó parte de la decisión tomada).
-¿Cuáles fueron las razones que le esgrimió el Presidente?
-Que era necesario generar un cambio. No voy a dejar de mencionar que también mi estilo de dirección dentro del ministerio de Energía y Minería, a lo mejor, no dejó muy contento a los allegados del Gobierno. El Presidente siempre nos pidió decir la verdad y decir lo que hay que hacer, y yo cumplo con eso. Cuando algún socio del Gobierno está en desacuerdo con alguna decisión tomada por el Presidente para realizar activos, respondí especialmente y particularmente al partido radical, cuando escribieron una carta por estar en desacuerdo con la venta de las acciones de una empresa de transmisión (energética, cfr. Transener) y cuando otro partido, aliado, su líder, dijo que no iban a aumentar las tarifas de aquí a fin de año –a mí luego eso me lo preguntó un colega tuyo- dije que no era cierto. Estoy acostumbrado a decir la verdad. Por lo tanto, eso generó resquemor en un año que también es político, y eso hay que decirlo. Terminada una etapa del Mundial, terminado el ruido de estos días, va a venir una etapa en la cual la política va a primar, y a lo mejor es poner caras nuevas al frente de un ministerio que tendrá una tarea relevante de acá para adelante, porque sin energía un país no se puede desarrollar, y por suerte nuestro país tiene recursos naturales increíbles, tanto fósiles, renovables como no renovables, y eso hay que aprovecharlo.
-Se habla mucho del ala política y del ala técnica del Gobierno, y de los ruidos: ¿Su salida es un triunfo del ala política?
-En definitiva, un equipo lo forman distintos tipos de jugadores. Algunos más técnicos, otros más habilidosos, más aguerridos, y un director técnico es el que pone los jugadores en la cancha. Y esto es lo que ha ocurrido, sea el ala técnica y o el ala política. La única verdad es la realidad, y esto es lo que es. Por lo tanto, hoy hay una nueva manera y un nuevo equipo conduciendo la política energética. Los desafíos son los mismos, y hoy puedo decir que durante estos 30 meses cumplimos, con un equipo de primera, y quiero destacar el haber conocido gente que conocía poco, otros que traje conmigo, otros muy nuevos, y esos formaron un equipo muy bueno. Hay varios que continúan y esa es una buena noticia, especialmente los que están a cargo de áreas donde el país tiene que desarrollarse, como lo que hace a desarrollar las reservas de Vaca Muerta, los recursos renovables, la transmisión eléctrica, e infinidad de cosas que quedaron muy marcadas en mi última semana. Nosotros, los ministros de Energía del G-20 , logramos consenso a partir del disenso, porque era claro que Europa y Estados Unidos tenían una mirada muy distinta respecto a los impactos del cambio climático, y gracias a una ardua tarea de un equipo excelente se logró consenso en un tema tan relevante, cuando la Argentina tiene la presidencia del G-20.
-¿Es cierto que la comunicación la hizo Lopetegui?
-Me llamó Lopetegui (Gustavo, vicejefe de gabinete) cuando yo estaba regresando de Bariloche. No quiero pasar por necio: algo yo me esperaba. Vamos a ponerlo de esta manera: no soy alguien que se deje coordinar fácilmente.
- Nunca en toda su carrera…
-Es como la fábula de la rana y el escorpión, de alguna manera, y el Presidente conoce y conocía mi naturaleza. Lopetegui quería verme. Yo le dije "Gustavo: ¿Qué necesidad tenemos de vernos? Habíamos visto el partido a la mañana con el secretario de Energía de los Estados Unidos, y muy contento no estaba. Charlamos, intercambiamos una comunicación por la tarde con el Presidente, por WhatsApp, y me encontré con él el lunes a las 9.30 en el despacho de la Casa Rosada.
-¿Qué fue lo más grato o lo más ingrato de su paso por la gestión pública?
-Lo primero, fue poder hacer lo que se debía hacer, haber conocido gente muy valiosa, y sobre todo hacer cosas muy importantes, como restablecer el imperio de la ley en un sector tan importante como es la Energía: recuperar marcos regulatorios, elegir directores de los entes reguladores por concurso (cosa que no sucedía hace 15 años), tener políticas tarifas, iniciar un desarrollo masivo del gas no convencional a partir de Vaca Muerta, iniciar el programa RenovAr, en el cual el Gobierno ya ha adjudicado 147 proyectos, en total 6000 megas de potencia adjudicada, energía térmica en 5000 megas, y eso es lo más grato.
Lo otro es decir las cosas que nadie quiere escuchar: que la energía tiene un valor que hay que pagar, que hay que ahorrarla y ser eficiente en el uso de la energía, y en eso conté mucho con el Presidente, que se puso la mochila con ese tipo de mensajes. Y obviamente, para la sociedad, después de una década de estar recibiendo la energía gratuita, no es lo más gracioso que podría estar escuchando. Y también, por qué no decirlo, la hipocresía política. Alguno piensa en su electorado y a lo mejor hacer lo que hay que hacer puede postergarse hasta la próxima elección. Entonces, los tiempos no son iguales para la parte política que para la parte técnica.
-El Presidente de la Nación dijo que le tocó bailar con la más fea…
-Espero que ese desgaste no haga referencia a la parte física, en todo caso. El Presidente se ha referido que esta no es una parte sencilla, y ojalá pueda continuarse porque de eso depende tener un desarrollo sustentable en la Argentina. Quiero ratificar que siempre conté con el apoyo del Presidente, y él fue el que primero se dio cuenta de que ésta era un área crítica, y por eso decidió convertirlo en un ministerio, y de hecho, cuando muchos le pedían degradar el ministerio, a pesar de separar Energía de Minería, mantuvo el carácter de ministerio.
-¿Cree que es necesario un mayor cambio de gabinete?
-No estoy en condiciones de opinar al respecto. Como dije, es el director técnico el que decide la conformación del equipo y, en este caso, cambiar la cantidad de jugadores en la cancha. Esto es un detalle: lo que hay que hacer es tener coordinación en las políticas y hay un modelo que hay ha elegido el Presidente, que debe decidir cuándo una persona está desgastada, cuándo hay una política que tiene que ser modificada, o cuándo hay que jugar con otros jugadores.
-¿Hay margen para los técnicos en el mundo de la política, o es muy difícil?
-Después de haber trabajado 36 años en la misma empresa, los últimos 12 como presidente de su sucursal en la Argentina, tuve la osadía –algunos dicen el desparpajo- de decidir colaborar sin saber que iba a ser elegido presidente Mauricio Macri, en la política energética del Gobierno. Yo creo que es bueno tener que intercambiar experiencia con aquel que nunca en su vida manejó una empresa (es bueno decirlo) con aquel que nunca en su vida manejó una política pública. Creo que del intercambio de personas que tienen historias distintas se puede sacar algo bueno para la sociedad. El balance nunca puede ser desaprovechado.
-Hablemos de la historia reciente: 57 causas penales le había puesto en su momento Guillermo Moreno. De todas esas fue sobreseído. ¿Qué le dejó eso?
-Fue una caricatura. Para mí nunca tuvieron sustento. Quiero aclarar que, como ministro, tuve y sigo teniendo causas penales, sin sustento. Son decisiones que se toman por política. En ese momento se estaba tratando de resolver un supuesto desabastecimiento en la Argentina, que estaba ocurriendo por una política de regular precios. Fue en 2006 y 2007, y después de cinco años, en segunda instancia, la Justicia decidió sobreseerme en las 57 causas, porque no tuvieron sustento.
-¿Tuvo intercambio con el exsecretario?
-No, alguna que otra vez un intercambio de saludos para las fiestas. Obviamente, mientras yo era presidente de una empresa en la Argentina, y él secretario hemos compartido reuniones en las que me he levantado para irme cuando creía que el rol de funcionario no se cumplía.
-¿Cómo ve esta incertidumbre que se vive hoy?
-Con preocupación. Pero no es la primera vez que nos ha ocurrido. Hoy la Argentina tiene algo que no tenía en el pasado: volvimos a ser ciudadanos del mundo, a ser respetados. Hace tres años nos querían expulsar del G-20; hoy tenemos la presidencia. A mí me ha tocado compartir viajes con el Presidente a China o Rusia, y es respetado en todo el mundo. También debo decir que parte de ese respeto parte de la necesidad del mundo de que la Argentina no vuelva a ningún tropezón en el futuro, y por lo tanto que se consolide la democracia, el imperio de la ley y que las cosas valgan lo que tengan que valer. Y el claro apoyo del FMI es una clara evidencia que a nadie le conviene que la Argentina vuelva al pasado.
-¿Cree que su sucesor va a mantener el ritmo? A usted lo llamaban el hombre sin grises; cuando el vasco quiere hacer algo, lo hace...
-Javier Iguacel va a imponer su propia línea. Él es alguien que viene del sector petrolero, que estuvo trabajando en Vialidad, con un muy buen trabajo denunciando la corrupción e impulsando la obra pública, que es evidente. No se puede pretender que uno sea un calco del otro. Si el Presidente lo convocó, seguramente confiará en que va a seguir una línea, pero habrá que esperar el devenir de los próximos meses para saber qué etapa le toca cumplir.
-Su paso por la función pública le deja un saldo respecto a sus acciones en Shell. Para muchos era un tema a cuestionar; usted las vendió, pero ahora ya no está en la función, y eso era casi su saldo de retiro… ¿qué balance hace de eso?
-Bueno, formó parte de decir la verdad. La función pública requiere una ética en el ejercicio, que yo me tenga que excusar sobre todo lo que competa a mi antiguo empleador, cosa que sucedió ya que el presidente aceptó que el ministro de Producción fuera quien tomara las decisiones particulares con mi anterior empleador. No tenía la obligación de hacerlo, porque no iba a tomar ninguna decisión. Hubo una recomendación de la Oficina Anticorrupción para que lo hiciera, y lo hice, no en el mejor momento, en cuanto a precio de la acción, pero ya está hecho. Y ese dinero sigue siendo mi reaseguro y para mi familia en el futuro.
-¿Qué le dijeron sus hijos sobre la renuncia?
-Ellos me conocen. Me preguntaron si era cierto; se los expliqué. Saben que estas cosas son posibles, más allá de que me hubiera gustado completar la tarea. Estoy satisfecho con el equipo que se formó, porque se hizo una tarea muy relevante en el Ministerio de Energía y Minería de la Nación (espero que en un futuro vuelva a haber ministerio de Energía y Minería), y mis hijos saben que pongo lo que hay que poner, con esfuerzo y para muchos argentinos que saben que esta presidencia de Mauricio Macri es algo que tenemos que aprovechar.
-¿Cómo imagina el día después? ¿Se va a dedicar a ser presidente de alguna compañía nacional?
-Por ahora, esperar. Muchas veces me he planteado cuál iba a ser mi día después de haber trabajado mucho tiempo en Shell, donde fui contemporáneo con las tres presidencias Kirchner. El 1° de enero de 2003 llegué a Shell, y el presidente Kirchner llegó el 25 de mayo de ese año; yo me fui el 30 de junio de 2015, y la expresidenta el 10 de diciembre, así que fue bastante interesante el ejercicio para ambos. El peligro de la hoja en blanco existe, pero estoy convencido de que continuaré intentando aportar lo que sé, que está vinculado al sector energético, junto a los amigos que he hecho en el sector público y que algunos provienen del sector privado, a quienes conocí antes.