El héroe menos esperado de los Juegos Olímpicos y un “efecto Scully” para el Rubik
El gimnasta Stephen Nedoroscik, ganador de dos medallas en París, tiene una enfermedad poco habitual de la vista, que no le impidió destacarse no solo haciendo ejercicios en los caballetes, sino también armando rápidamente el “cubo mágico”; qué lecciones deja esta creación de de un arquitecto húngaro que semanas atrás cumplió 80 años
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Se llama Stephen Nedoroscik, tiene 25 años y lo deben haber visto en decenas de memes en las últimas dos semanas. Este joven gimnasta criado en la costa este de Estados Unidos no llegó al nivel galáctico de la multi-medallista Simone Biles, pero los dos bronces con los que se alzó en los Juegos Olímpicos de París 2024 significaron la vuelta a un podio masculino en esta disciplina para su país desde 2008.
Su carisma y la historia que lo precede hicieron el resto, para transformarlo en uno de los personajes más famosos de los juegos. Nedoroscik ve muy poco: nació con un estrabismo alto y con una enfermedad rara de la vista que se llama coloboma. En los caballetes se tiene que sacar los gruesos anteojos que usa y no ve casi nada, se guía por su memoria muscular y su instinto.
Apodado el “Clark Kent” de los juegos por su parecido con la versión civil de Superman, Nedoroscik tuvo en los últimos días decenas de millones de vistas en su cuenta de Tik Tok gracias a su otra afición: puede resolver un cubo Rubik en menos de 9 segundos. Además, es una de las únicas 45 personas del planeta que pudo terminar hasta ahora el Sudoku más difícil del mundo: le llevó 45 horas hacerlo.
El mundo del “cubo mágico” ya tomó nota y seguramente las autoridades de World Cube Association lo invitarán al próximo Mundial de esta actividad, que se hará en Seattle en agosto de 2025. La especulación en el ámbito de los speedcubers es que podríamos estar en presencia de un nuevo “efecto Scully”, que se da cuando un factor exógeno e inesperado dinamiza un determinado fenómeno. Scully era el nombre de la agente protagónica de la muy exitosa serie Los Expedientes X, en la cual la actriz Gillian Anderson personificaba a una patóloga forense que resolvía casos para-normales junto a su compañero, el agente Mulder (David Duchovny). Fue una serie de culto en los 90 y tuvo un efecto particular, documentado en decenas de estudios académicos: promovió que muchas adolescentes por entonces se volcaran a estudiar ciencia.
El video de Nedoroscik resolviendo un 3x3 durante los Juegos Olímpicos se volvió viral: ya lo vieron más de 25 millones de personas en distintas plataformas. Es combustible de cohete para una actividad que ya viene creciendo a tasas empinadas: en 2023, de acuerdo a la World Cube Association, compitieron 60.000 “cuberos” en todo el mundo, 10 veces más que en 2013, 10 años antes. Al igual que lo que sucedió con otros juegos, como el ajedrez o Dungeons & Dragons, la pandemia funcionó como un acelerador: más tiempo en casa, competencias online y jugadores-influencers muy carismáticos que se volvieron estrellas.
Como pasa con Lionel Messi y el próximo mundial de fútbol, el hecho de que el epicentro de este fenómeno esté hoy en Estados Unidos opera como un factor adicional de difusión y también de interés para las marcas. Además de albergar el próximo mundial de Seattle, la mayor economía del mundo en la actualidad tiene la mayor parte de los récords en speedcubing, con Max Park (3.13 segundos en 3x3) y Tommy Cherry, un joven de la Florida que lidera en todas las categorías “a ciegas”. Como ocurre con los JJ.OO. de París, la batalla es con China, que se viene muy fuerte, en especial con el nuevo prodigio del Rubik, Yiheng Wang, que en su casa ya arma mezclas oficiales del cubo mágico en menos de tres segundos.
Wang perdió por centésimas la final del último mundial de Incheón, Corea del Sur, hace exactamente un año, contra Park. La escena del duelo se volvió viral por un suceso particular: su mamá lo retó (delante del todo el mundo) cuando perdió y salió segundo. Wang tenía entonces 9 años.
Barras paralelas
Erno Rubik, el arquitecto húngaro que inventó el cubo tradicional, cumplió semanas atrás 80 años, y su idea más famosa celebró en abril 50 años. El dispositivo tardaría unos años en llegar al mercado para convertirse en 1980 en el juguete más vendido de la historia, con un éxito completamente insospechado por el propio Rubik.
Los datos están en la autobiografía del inventor, publicada en la Argentina por Backie Books para Penguin Random House, “Rubik: la increíble historia del cubo que cambió nuestra manera de aprender y se jugar”. Y así como al arquitecto húngaro el dispositivo le servía para dar clases, los 43 trillones de combinaciones posibles del “cubo mágico” se pueden usar para desplegar una infinidad de ideas en el campo de la innovación y la economía. “Es infinito, equivale a una cantidad de estados de 43 seguido por 18 ceros, de los cuales solo uno es el correcto. Si hacemos giros al azar, a razón de un movimiento por segundo, tardaríamos cien veces más tiempo que la edad del universo en recorrer todas las combinaciones posibles”, cuenta Gael Lapeyre, uno de los mejores speedcubers del continente, en su reciente libro “Más allá del cubo: resolviendo el rompecabezas de la vida”.
“Por la cantidad y calidad de datos de la disciplina, es un campo único para analizar rendimiento y productividad en humanos”, dice el científico de datos y tecnólogo Marcelo Rinesi.
¿Y qué pasa con la economía? Aquí también hay algunas líneas de cruce. Al profesor de la UBA Pablo Mira, colaborador habitual de esta sección, se le ocurre esta: así como típicamente los principiantes se quejan de que “cuando quieren armar la segunda cara se les desarma la primera”, en economía también frecuentemente el dilema pasa por la manta corta: se arma “la cara” del frente fiscal o de la inflación, se desarma la de la actividad, etcétera.
Los dos únicos argentinos que hasta ahora pudieron armar un cubo 3x3 en menos de cinco segundos eligieron carreras de Ciencias Económicas para estudiar. Bautista Bonazzola, ex campeón sudamericano de Rubik, está por la mitad de la carrera de Economía en Santa Fe. Y Theo Goluboff (4,49 segundos en 3x3 y hoy el mejor speedber de Sudamérica en sumatoria de rankings, octavo del mundo) optó por seguir la carrera de Actuario en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
De los economistas más conocidos, Emanuel Álvarez Agis, exviceministro de Economía y director de la consultora PxQ, practica habitualmente esta disciplina. Y Demian Reidel, físico y economista, jefe del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Javier Milei, puede resolver el cubo en menos de un minuto.
Aunque el furor por este juego comenzó a principios de los 80, la tendencia estuvo “hibernando” por un par de décadas, hasta que en el nuevo milenio Internet y los nuevos materiales permitieron el boom de torneos y resoluciones a velocidades supersónicas. El creativo Carlos Pérez lo asemeja a lo que se conoce como “el efecto Pulp Fiction”: John Travolta fue muy exitoso en los 70, luego su carrera derrapó hasta que Quentin Tarantino lo convocó en 1994 para esta película icónica y volvió fuerte al ruedo.
“En el caso de Nedoroscik –dice Pérez, “es muy interesante la combinación de excelencia en campos físicos (con la gimnasia) y mentales (con el Rubik y el Sudoku”).
Todo tiene que ver con todo, como diría Pancho Ibáñez, y hay un hilo conductor en disciplina y fortaleza mental. Y también en memoria muscular, que el “Clark Kent” de los Juegos Olímpicos aplicó para ganar sus dos bronces sin ver casi nada y convertirse así en uno de los preferidos de la audiencia global de París 2024.
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