El gradualismo y los efectos de sincerar el financiamiento del déficit
Al inicio del mandato, el Gobierno optó por el gradualismo fiscal, para evitar el elevado costo económico y social que hubiera significado reducir de manera inmediata un déficit fiscal de la magnitud como el heredado. Pero, además, decidió sincerar el costo de financiarlo, hasta ese momento oculto en la asistencia financiera por parte del Banco Central al Tesoro.
El camino elegido requiere bajar el déficit primario (antes de intereses de deuda), mientras se va financiando con deuda el déficit residual que no se baja. Así se va generando un salto incremental del stock de deuda pública, que al ser colocada en mercados voluntarios también genera un alza de la cuenta de intereses.
El Gobierno acaba de publicar la ejecución presupuestaria de julio. Allí se aprecia que el gasto primario real (sin intereses) creció 2,2% en los primeros siete meses del año (julio, con la menor suba). Por otra parte, los ingresos totales (sin utilidades del Central) crecieron un 3,2% real en igual período. Estas distintas velocidades implican que el déficit primario real bajó un 4,2% en lo que va del año. Esto permite vislumbrar que se va camino a cumplir con la meta de un déficit primario anual equivalente al 4,2% del PBI en 2017.
Pero sincerar el financiamiento implica asumir mayor intereses de deuda. La ejecución refleja que en julio crecieron 170% en términos reales, acumulando en el año un alza real del 41%. Un reflejo de su mayor importancia relativa se aprecia en el hecho de que fueron equivalentes al 98% del gasto total de capital ejecutado en el período. Si al gasto primario se suman los intereses de deuda, se obtiene el gasto total. En lo que va del año, el gasto total real creció 4,7%. Con ingresos reales que crecieron 3,2%, el déficit fiscal real aumentó un 11%.
Mientras el déficit primario real baja el déficit fiscal total sube. El comportamiento está dentro de lo esperado en función del camino elegido. La clave está en el estricto cumplimiento del sendero de reducción del déficit primario. Si eso no se logra, el endeudamiento incremental tendrá que ser mayor y también la cuenta de intereses. El años 2018 será el primer test significativo para el gradualismo fiscal.
El autor es director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal
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