El Gobierno sondeó a los bancos para avanzar con un megacanje de deuda en pesos
Busca patear para los próximos años todos los vencimientos de 2024, por unos $57 billones, algo que juzga clave para tener chances de eliminar el déficit
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El Gobierno comenzó a tantear a los bancos con la idea de avanzar el mes que viene en un canje que involucre al total de los vencimientos que enfrenta en el presente año por la deuda emitida en pesos en la plaza local heredada de la gestión Fernández.
Fue al cabo de una reunión que mantuvieron ayer el ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, con representantes de bancos locales y extranjeros para explicarles el rumbo en general que tomará el programa económico y plantearles la necesidad de lograr una gestión adecuada de los abultados vencimientos que se acumularon en los próximos meses. Se trata de una carga que se hizo aún mayor, porque incluye bonos casi totalmente atados a indexadores ligados a la inflación o la devaluación del peso, con todo lo que eso implica tras el fuerte salto del dólar oficial y en medio de una alza de tarifas y remarcaciones de precios que, por el momento, no encuentran freno.
“No hubo ni hay ninguna propuesta en concreto. Se expuso el programa económico y se intercambiaron ideas sobre la gestión responsable de la deuda”, se limitaron a explicar sobre el encuentro las fuentes oficiales consultadas por LA NACION. “Fuimos, escuchamos y dejamos nuestras sugerencias”, concedió un ejecutivo de un banco privado líder sobre la cita.
Los funcionarios le aclararon a los banqueros que el canje será voluntario y respetando los precios de mercado para evitar generar problemas en el patrimonio de las entidades, de lo que se desprende que incluiría la emisión de nuevos bonos vinculados a la inflación con vencimientos escalonados hasta 2027.
La reunión de alguna forma oficializó lo que el mercado esperaba: que el Gobierno presente alguna propuesta para enfrentar este pasivo que, por su dimensión, puede condicionar el desempeño de la economía y afectar más de una variable. Vale recordar que los escenarios sobre una posible reestructuración para la deuda local ya estaban planteados desde el comienzo de la disputa electoral, durante el año pasado.
El apuro por avanzar con este esquema está relacionado a que, tras dos meses de vencimientos muy amigables, la administración Milei ya enfrentará desde febrero obligaciones de pagos por deuda por casi $5 billones. Y porque para la gestión Caputo resulta clave despejar este tipo de compromisos para tener chance de hacer realidad el objetivo de cerrar el año sin déficit (fiscal ni financiero), lo que estima esencial para ir ganando credibilidad y poder avanzar en un plan contra la inflación, una vez superada lo que consideran como una etapa de “sinceramiento”.
De hecho, según los testimonios recogidos, en la reunión Caputo mencionó que buscará incluso este año “reducir el déficit financiero a cero”, lo que implicaría que apunta a lograr un superávit fiscal que le alcance cubrir incluso los intereses que genera esa deuda.
Según los últimos números oficiales, al Tesoro le vencen este año títulos de deuda en pesos por $57 billones. De ese total, el 56,5% está en poder de organismos públicos y el 43,5% en manos de inversores privados, mayoritariamente institucionales. Más del 35% de esas tenencias estarían en carteras de bancos o vinculadas (administradoras de fondos, por caso), razón que explica el intento oficial por buscar acompañamiento en ese sector para esta operación.
“Los meses más desafiantes en términos de vencimientos con privados son julio ($5,2 billones), agosto ($4,2 billones) y abril ($3,7 billones); aunque también hay compromisos importantes en enero ($2,8 billones) y febrero ($3 billones)”, apuntó el economista Adrián Yarde Buller, de Facimex Valores.
Para el economista Alejandro Henke, de resultar exitosa esta conversión, “quedarán despejados los vencimientos de deuda de 2024, facilitando el cumplimiento de las metas fiscales”. El ejecutivo de Proficio Investment cree que las posibilidades de avanzar en esa dirección son buenas porque el canje le daría a los bancos “la posibilidad de contar con un activo indexado a la inflación (como el tipo de cambio real tiene tendencia a la baja la inflación superaría la devaluación) que les permite calzar los plazos fijos UVA que están obligados a tomar”.
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