El Gobierno resigna hasta $25.000 millones con el proyecto nuevo de Ganancias a las empresas
El equipo económico del Gobierno hizo ayer dos anuncios con los que busca mejorar la relación con el sector privado: modificó el proyecto original de Ganancias a las sociedades, para reducir la presión impositiva, y lanzó el régimen de fomento a las exportaciones. Según coinciden las empresas y analistas económicos, las medidas “van en la dirección correcta”, pero no son suficientes para restablecer la confianza y atraer inversiones.
En relación con el Impuesto a las Ganancias, las pymes sentirán un alivio fiscal, ya que aquellas que ganen hasta $5 millones anuales ($416.666 por mes) pagarán una tasa de 25%, menor al 30% que está establecido al momento. Luego hay una escala intermedia: las que ganen entre $5 millones y $20 millones anuales seguirán con la tasa de 30% para el monto superior a los $5 millones; es decir, pagarán 25% por los $5 millones ($1,25 millones) más el 30% del incremental.
Finalmente, mientras que en el proyecto original se aumentaba de 30 a 35% la tasa a aquellas empresas que tuvieran ganancias anuales arriba de $2,6 millones, ahora este incremento será para aquellas que superen los $20 millones anuales, y será por el monto incremental de ese número; es decir, pagarán $5,75 millones más el 20% del excedente de $20 millones. Según el Gobierno, se trata del 10% del total de las empresas en el país, alrededor de 9900 compañías.
Todas las escalas se actualizarán por inflación al finalizar el año fiscal. Con estos cambios incorporados, en el Gobierno estiman una recaudación por el impuesto a las Ganancias de sociedades de $90.000 millones más que si no se hiciera ningún cambio a la situación actual, en la cual las empresas pagan una tasa plana de 30%.
En relación con el proyecto anterior de Ganancias, que el Ministerio de Economía había enviado al Congreso, pero fue devuelto, el Tesoro dejará en el camino entre $20.000 y $25.000 millones. Aun así, el total adicional ayudará a compensar los $52.000 millones de costo fiscal que tiene el proyecto de subir el mínimo no imponible de Ganancias a las personas, que era el objetivo principal del ministro Martín Guzmán.
Si bien se trata de una mejora con respecto al proyecto original, los analistas señalan que la presión impositiva sigue siendo mayor al 25% de tasa plana que se debería haber empezado a cobrar el año pasado a todas las empresas, según la última reforma tributaria de 2017, y que se suspendió por la ley de Solidaridad.
Con la suspensión de esa reforma, también se dejó en 7% la alícuota que se cobra a los dividendos distribuidos, que debería haber aumentado al 13%. La idea detrás de reducir la tasa de ganancias a sociedades y aumentar la de los accionistas era motivar la no distribución de dividendos.
“El proyecto de Ganancias me parece que es inoportuno, teniendo en cuenta que la dinámica inflacionaria hará que rápidamente las empresas pasen al escalón superior. Es un alivio fiscal para las pymes chicas y una gran desmotivación para las empresas medianas y grandes, que ven aumentada su carga fiscal nuevamente en un escenario con pandemia, falta de inversión y pérdida de empleo. Hará más daño que beneficio”, opinó el tributarista César Litvin, CEO en Estudio Lisicki, Litvin & Asoc.
Además, destacó que también se suspendió la rebaja de los impuestos locales por el consenso fiscal. “Eso genera más carga de ingresos brutos, impuesto de sellos y tasas municipales. No se puede analizar aisladamente esta medida, si no se contemplan todos los impuestos que vienen aumentando en el último año y tres meses”, agregó.
Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, señaló que “Ganancias es una suba encubierta”. “Ya había un cronograma de baja de alícuota que llegaba a 25% este año. Ellos modifican ese cronograma y solo se lo aplican a un grupo de empresas. A otro grupo lo mandan a 30% y a otro, le suben a 35%″, comentó.
Alejandro Bestani, presidente de alimentos Inca y responsable pyme de Copal, opinó que “toda reducción es bienvenida, pero que para el nivel de presión tributaria que hay, no alcanza”. “Se empieza a escuchar el reclamo de las pymes de que la presión es asfixiante, por eso la economía tiene entre un 40% y 45% de informalidad. Nos alegra que empiecen a escuchar, pero esperamos más reacción, porque esto no hará que aumente el crecimiento de los negocios”, comentó, y aclaró que el beneficio alcanza a las “micropymes”.
A su vez, advirtió que hay empresas que no logran ni generar ganancias, y que para ello habría que reducir los impuestos de impacto diario, como ingresos brutos, sellos e impuestos a los créditos y débitos (cheque). “Todas las pymes necesitan una mano. La mejora de Ganancias por sí sola no generará un cambio significativo ni dramático en la economía”, comentó.
Fomento a las exportaciones
El segundo anuncio del Gobierno, de flexibilizar modestamente el cepo a los proyectos de inversión de más de US$100 millones y que generen exportaciones, tuvo una mejor recepción entre los sectores alcanzados: foresto industriales, agroindustriales, hidrocarburÍfero, minero y de industrias manufactureras. Sin embargo, “es un incentivo, pero más que para nuevas inversiones, para los que ya invirtieron”, opinaron en una empresa que fue parte del anuncio.
En un contexto en el cual el Banco Central obligó a las empresas con vencimientos mensuales de deuda externa arriba del millón de dólares a refinanciar esas obligaciones por falta de dólares, ahora el Gobierno les ofrece tener de libre disponibilidad el 20% de las exportaciones que generen, siempre y cuando no superen el 25% de la inversión bruta realizada.
“Sirve, pero no es un antes y un después; es un ajuste a un lío grande, que es la falta de acceso a dólares y la imposibilidad de financiarse a tasas razonables. Es una medida razonable, pero mientras tenés la macro tan complicada, todo queda a mitad de camino”, comentaron en una empresa.
En la reunión de lanzamiento, en la cual el Gobierno convocó a un grupo de empresarios, el Presidente, que estuve presente por videollamada, admitió que el “cepo es una piedra en una puerta giratoria”, como ya había dicho antes: “nadie puede salir, pero nadie entra”.
“Lo ideal sería tener libre disponibilidad de divisas, no el 20%, no es suficiente. Me gustaría disponer de poder comprar divisas. Pero en general la medida en sí es buena, peor es no tenerla. Es una buena medida en la dirección correcta”, indicaron, resignados, en otra compañía.