El Gobierno recluta en el exterior talentos sub-30
Desde la Jefatura de Gabinete contactan a argentinos formados en grandes universidades para mejorar la gestión pública
Ian Sielecki tiene la vida resuelta, podría decir con argumentos un trabajador argentino de clase media. Este joven de 27 años es nieto de Manuel, un polaco que llegó al país a mediados de los años 20, fundó Laboratorios Phoenix y amasó una fortuna. Pero las inquietudes de Ian lo llevaron a cursar en el Instituto de Estudios Políticos de París (SciencesPo) y en la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña. Sus amigos y sus medallas (en 2014 fue subcampeón nacional de debate de Francia y presidente de la Asociación Transatlántica de Debates) le permitieron colaborar tangencialmente con la campaña que llevó a la presidencia a Emmanuel Macron, a quien contactó con las autoridades de The New York Times. Lo esperaba un futuro de brillo en Europa hasta que se cruzó con José Torello, jefe de asesores de Mauricio Macri , quien había leído sus columnas de opinión en LA NACION. "Ian, ya tenés plata. ¿No querés venir a trabajar para tu país?", le dijo el funcionario. No por remanida la fórmula fue menos eficiente. El joven se sumó a la última campaña de Cambiemos y en los próximos días se integrará a la Jefatura de Gabinete, un entorno especialmente permeable a la incorporación de jóvenes talentos.
El caso de Sielecki es uno entre muchos otros. No hay una partida del presupuesto nacional destinada a repatriar estudiantes prometedores que se formaron en las grandes universidades del mundo, pero la idea está en el "aire" de la Casa de Gobierno, como definió un funcionario de acceso cotidiano a Macri. El objetivo: nutrir a la gestión pública de recursos humanos con un alto nivel de formación en temas que permitan mejorar el uso de los fondos y los procesos del Estado.
Más allá de la buena publicidad que le genera a Cambiemos la repatriación de talentos, la administración actual considera que serán claves para aumentar el interés de las últimas generaciones por hacer carrera en el sector público, mejorar sus prestaciones y darle cierta continuidad a la gestión del Estado, más allá del futuro de Macri.
Torello estuvo el martes pasado en Boston, Estados Unidos, con la intención de sumar nuevas figuras sub-30 a la administración nacional. Acordó con la Harvard Argentine Student Society, que agrupa a alumnos, profesores, trabajadores e investigadores argentinos que están en la Universidad de Harvard, mantener una charla con unos 35 estudiantes que cursan allí carreras relacionadas con la gestión pública para contarles las posibilidades de sumarse al Estado. Torello también pasó por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) con la misma intención. Y les pidió a integrantes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) que llevaran el mismo mensaje a la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Otro miembro activo del club oficial de reclutadores es Mario Quintana, uno de los funcionarios más fuertes del Gobierno, que se encarga de controlar a la mitad de los ministros. En parte, Quintana reproduce su propia historia de vida cada vez que contrata a alguien. Un domingo por la tarde en junio de 1989, cuando visitaba a sus padres, recibió una llamada de quien muy poco después sería secretario de la Función Pública, Gustavo Beliz, para sumarse a la administración de Carlos Menem. Quintana era joven, recién egresado y aceptó por un tiempo la invitación, que lo llevó a trabajar una enorme cantidad de horas, la mitad al servicio de la función pública y la otra para Siemens.
Ahora el vicejefe de Gabinete sumó a Fiorella Benedetti, que pasó cinco de sus 29 años viviendo en Estados Unidos. Trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington y estuvo en Boston para hacer un máster en Administración Pública y Desarrollo en Harvard. Iba a continuar su vida en ese país, pero cuando estaba terminando los estudios le hicieron una propuesta que no podía rechazar, según ella misma relató a LA NACION: "Volver a mi país para trabajar desde el Gobierno en proyectos sociales. Terminé en la Secretaría de Coordinación Interministerial, en Jefatura de Gabinete, ayudando en la coordinación de las iniciativas sociales", resumió.
Benedetti trabajaba en proyectos sociales desde los 13 años a través de ONG, organismos internacionales y la academia. Pero la oferta de Quintana la colocó en un peldaño mucho más alto porque, en sus palabras, "el sector público tiene un potencial de impacto que no se ve en ningún otro lugar, en términos de presupuesto y de la cantidad de personas involucradas".
Federico González Rouco es un economista de 25 años. Hizo parte de la carrera en la Universidad de Leeds, en Inglaterra, y se incorporó a la Secretaría de Coordinación de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete. En el organigrama funciona bajo el mando de Gustavo Lopetegui, pero trabaja en el equipo de Hernán Iglesias Illa. En su expedición europea lo sorprendió la diferencia en el nivel de vida de la población con respecto a la Argentina. "Ahí me decidí a trabajar en investigación sobre temas de economía y políticas públicas, para poder entender esas diferencias y cómo cerrarlas. Estamos ante una gran oportunidad para quienes queremos aportar algo, teniendo en cuenta que este gobierno plantea una visión de país muy distinta de la histórica. Trabajar en el Estado es una forma de dar una mano", resumió.
De la generación sub-30 con DNI argentino y un título afuera posiblemente la que más lejos haya llegado hasta ahora sea María Pía Delneri, que pasó del equipo de Quintana y Lopetegui a la Cancillería. Tras la salida de Susana Malcorra, se convirtió en la directora de prensa y comunicación del ministerio al mando de Jorge Faurie. Estuvo en Francia, en Sciences Po Paris y Sc Po Toulouse. Asegura que fue "parte de una camada de jóvenes que nos tocó este espacio en pleno crecimiento mientras estábamos terminando de estudiar".
Delneri ya trabajaba en Pro antes de su partida. Es un caso distinto al de Alfonso Buzzo, que pasó por la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, Estados Unidos) y la Torcuato Di Tella, donde se recibió en Ciencias Políticas. A esa casa le debe parte del empleo, ya que se anotó en una bolsa de trabajo y consiguió una entrevista con Natalia Zang (ex directora financiera de Farmacity, ex CEO de Jazmín Chebar y mujer de confianza de Quintana), que lo contrató para trabajar en el Proyecto Patagonia.
"No conocía a nadie en el Gobierno y nunca milité en ningún partido. Sorpresa grata que me hayan dado una oportunidad", reconoce Buzzo, que unió el norte y el sur del continente entre sus inquietudes estudiantiles y su presente profesional.
De la universidad a la gestión
- Ian Sielecki
27 años
Estudió en el Instituto de Estudios Políticos de París y en la Universidad de Cambridge
- Federico González Rouco
25 años
Hizo parte de la carrera de economía en la Universidad de Leeds, en Inglaterra
- Fiorella Benedetti
29 años
Trabajó en el BID y realizó un máster en Administración Pública en Harvard
- María Pía Delneri
26 años
Estudió en la UCA y luego en Francia, en la Sciences Po en París y en Toulouse
- Alfonso Buzzo
30 años
Cursó en la Universidad Di Tella y en la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania)
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