El Gobierno recibe a organizaciones piqueteras y busca bajar la tensión social antes de las elecciones
El ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, convocó a 40 movimientos sociales, que piden más planes y “menos intermediarios”
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El Gobierno intentará este viernes bajar la tensión con las organizaciones sociales, sobre todo con el Polo Obrero, que el 18 de agosto cortó el Puente Pueyrredón y llegó hasta el Ministerio de Desarrollo Social con una movilización multitudinaria. Fue el bautismo del flamante ministro Juan Zabaleta, que dejó la intendencia de Hurlingham para agarrar una silla caliente.
Hay discusión por la distribución de planes sociales [en el Gobierno hay funcionarios del Movimiento Evita y además tiene llegada Juan Grabois] y también por la campaña electoral. A esto último atribuyeron desde la Casa Rosada la marcha del PO que duró varias horas y generó distintas repercusiones. “La Izquierda disputa su propia interna”, afirmaron fuentes gubernamentales en ese momento.
En diálogo con LA NACION, el dirigente del Polo Obrero Eduardo Belliboni confirmó que el encuentro con Zabaleta se realizará este viernes a las 10. Y advirtió que no se conformarán con promesas. Por parte del Gobierno, participará el ministro y algunos funcionarios de las secretarías que forman parte de Desarrollo Social. Por parte de la oposición, 10 representantes de las 40 organizaciones sociales convocadas.
El dirigente social explicó cuál fue la antesala del encuentro: “Hicimos una movilización que tuvo réplicas en 22 provincias, y después de eso empezó un ‘silencio de radio’ con el Gobierno que nos preocupó, así que el lunes siguiente llevamos una nota a la puerta del Ministerio”. Cuando estaban en el edificio ubicado entre las avenidas Belgrano y Moreno, del barrio de Monserrat, vieron un auto que estacionó frente a ellos. Zabaleta bajó del vehículo, fue hacia ellos y les dijo: “La semana que viene nos reunimos”.
Belliboni destacó la actitud del funcionario de acercarse en persona a hablarles, y la describió como “un gesto positivo y de distención”, muy inusual entre las autoridades gubernamentales dado que “no estaba obligado a hacerlo” y podría haber pasado por allí, sin que ellos lo noten. Sin embargo, advirtió: “El camino al infierno también está lleno de buenas intenciones, así que veremos en la reunión”.
-Faltan menos de 10 días para las PASO, ¿creen que la convocatoria es genuina o está motivada por el contexto electoral?
-Nosotros no especulamos en cuanto a qué piensa el Gobierno de la reunión. Llevamos nuestros reclamos y esperamos respuestas. Después de ir, nos vamos a volver a reunir con las organizaciones para ver cuál será nuestra conducta. Pero, si hay especulación electoral de parte del Gobierno, no empezamos bien. Sería un error porque los problemas sociales no tienen que ver con cuestiones electorales, así que esperamos que no sea esa la intención.
Consultado sobre cuáles son los reclamos que llevarán a Desarrollo Social, Belliboni dijo: “Uno es lo inmediato y la emergencia, y el otro es a mediano plazo, pero también nos preocupa tanto como lo urgente”. Entonces, explicó: “La urgencia es que los planes sociales son una necesidad que deberían ser para todos los que lo necesitan, sin intermediación, y la única forma de evitarlo es con la universalidad de los planes, como sucedió con el IFE, es decir que se necesita un mecanismo directo entre las personas que tienen un derecho y el Estado que tiene una obligación. Pero lo que sucede es que todos los gobiernos optan por negociar con las organizaciones. Creemos que es un error, que debería haber universalidad de los programas para que no haya manipulaciones”.
"Estamos frente a un gobierno de ajuste, que mantiene un mecanismo de fuga de capitales que viene desde el macrismo"
Eduardo Belliboni
Según él, es importante que -además- se amplíen estos planes, que hoy “son de $13 mil y solo los puede recibir uno de los jefes de familia, o sea que es menos de la mitad de la canasta de indigencia y, por debajo de esa canasta, está la gente que no puede comer”. También, subrayó la necesidad de potenciar la asistencia a los comedores populares. “Debe haber una alimentación en calidad y cantidad para los que necesitan ir a un comedor popular”, remarcó Belliboni.
De todos modos, si bien enfatizó que esos son los reclamos inmediatos, el foco del planteo está puesto en el reclamo por la generación de empleo, ya sea desde el sector privado o el público. “Por eso, le llevamos un plan para convertir, efectivamente y sin discursos, los planes en trabajo genuino”, contó el dirigente piquetero, y añadió: “Estamos cansados de que se diga que la gente no quiere trabajar cuando hay muchas personas que están todo el tiempo intentando conseguir trabajo, pero el problema es que no hay”.
En relación a esto, y al conversar con este medio, Belliboni explicó que, “si bien todos los ministros dicen que quieren convertir los planes en trabajo genuino, eso no depende del Ministerio, sino de la economía porque tiene que haber apertura de fuentes de puestos de trabajo”. Los movimientos sociales -adelantó- le alcanzarán al ministro un plan de obras y servicios públicos que desarrollaron para urbanizar los barrios que están precarizados tomando como mano de obra a las personas que no tienen empleo y que están cualificadas para hacerlo.
-Entonces, ¿su objetivo es que los planes dejen de existir?
-Absolutamente. No estamos de acuerdo con los planes sociales. Desde los primeros piqueteros, lo que se reclama es trabajo genuino. Los planes son un invento de los gobiernos y una cosa de la emergencia que convirtieron en permanente ante la incapacidad y el fracaso de construir trabajo genuino. De hecho, cuando hubo una reactivación, como del 2003 a 2006, fuimos todos a laburar y nadie pidió planes.
Para Belliboni, uno de los máximos mitos en relación a las organizaciones piqueteras es el que hay alrededor de este concepto: “Tenemos un problema estructural con el trabajo, que no lo resuelven los gobiernos, y eso genera el prejuicio de que hay gente vaga, cunado en verdad son personas que perdieron el trabajo”. De igual modo, señaló que “otro mito es que las organizaciones manipulan a la gente con los punteros”. Al respecto, profundizó: “Desde hace mucho tiempo, el peronismo controla los barrios con los punteros. Nosotros llevamos asambleas, elegimos delegados y luchamos contra ellos. La gente esta harta de ellos”.
-¿Qué expectativas tienen con la reunión? ¿Creen que lograrán esos propósitos?
-Estamos frente a un gobierno de ajuste, es decir que no se trata de esperanza o desesperanza. La inflación lleva al ajuste, y eso no les va a permitir desarrollar la producción o urbanizar los barrios populares que son un desastre en la Argentina. Queremos que se le permita a la población acceder a la tierra ociosa del Estado, que se las urbanice y se haga un plan de viviendas accesibles a los trabajadores porque hoy no hay créditos y no se puede pagar un alquiler con los precios que hay. Eso lleva a que mucha gente apele a la toma de tierras como una medida desesperada y viva en una precariedad enorme. Hay una emergencia habitacional, pero esas no son las prioridades del Gobierno y todo se centra en la negociación de la deuda.
-¿Cuáles son las prioridades del oficialismo?
-Mantener un esquema de especulación financiera, con los bonos, las Leliq y las letras del Tesoro. Es un mecanismo de fuga de capitales, que se mantiene desde Mauricio Macri hasta la actualidad. Así, los recursos que hay en el país se terminan fugando por las políticas del Banco Central. Además, una parte de la recaudación del Gobierno es en dólares y el Estado recauda con la pauta inflacionaria real, pero paga con pauta absolutamente devaluada, del 29%.
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