El Gobierno postergó aumentos en mayo y evalúa qué hacer en junio
El próximo mes deberían subir las tarifas de gas, electricidad y agua, y los boletos de colectivo en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA)
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LA NACIONSofía Diamante
El Gobierno oficializó hoy a través del Boletín Oficial la postergación del aumento de tarifas de gas y electricidad de mayo, que había anunciado a comienzos de mes, pero que nunca había confirmado a través de una resolución. Asimismo, en el Ministerio de Economía analizan si se extenderá el congelamiento de tarifas durante junio, para continuar con el sendero de desaceleración de la inflación, o si se avanzará con una quita de subsidios, para sostener el equilibrio fiscal.
Lo mismo ocurre con las tarifas de Aysa, que deberían subir el mes próximo según una fórmula de ajuste ya establecida, y el boleto del colectivo en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que quedó fijo en $270 el tramo mínimo en febrero, después de haber subido 410% en los primeros tres meses de gestión (costaba $53 en diciembre).
“Con el objeto de consolidar el proceso de desinflación llevado a cabo por el Gobierno, verificado a la fecha, resulta razonable y prudente postergar en el mes de mayo la aplicación efectiva de las actualizaciones dispuestas en las resoluciones de los entes antes señaladas y los aumentos del PEST [Precio Estacional de la Energía Eléctrica] correspondiente a energía eléctrica y del PIST [Punto de Ingreso al Sistema de Transporte] en el gas”, dice la resolución 224/2024 del Enargas, que cita la nota que el Ministerio de Economía le envió a la Secretaría de Energía.
El Gobierno aplicó desde que comenzó la gestión un fuerte aumento en las tarifas de electricidad en febrero y de gas en abril, pero no todas las subas significaron un ahorro en los subsidios, ya que buena parte de las actualizaciones se debieron a que se realizó una recomposición de ingresos para las empresas distribuidoras y transportistas (entre las que se encuentran Edenor, Edesur, Metrogas, Naturgy, Camuzzi, TGN y TGS, entre otras).
El ministro Luis Caputo postergó también el aumento en los boletos de colectivo en el AMBA, que subieron por última vez en febrero. En los primeros tres meses de gestión hubo una suba acumulada de 410%, para llevar la tarifa mínima de $53 en diciembre a $270, aunque todavía se mantiene muy por debajo de los valores que se cobran en el resto de las provincias.
La Secretaría de Transporte había establecido que el costo del boleto en el AMBA se actualizaría de manera bimestral según la inflación acumulada en los dos meses previos. Por eso se esperaba que haya una actualización en mayo, que no ocurrió.
Según datos de la Secretaría, los ingresos tarifarios cubrían en abril el 30% de los costos del sector reconocidos por el Estado, mientras que el 70% restante se cubría con subsidios nacionales.
Economía también aumentó 209% las tarifas de Aysa en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el mes pasado, y a partir de junio debería actualizarse según una fórmula polinómica establecida, que tiene en cuenta la inflación y la variación de los salarios, entre otras variables.
Impacto en subsidios
La decisión de postergar los aumentos tarifarios en mayo impactará fuertemente en el gasto en subsidios energéticos, ya que el costo de generar electricidad o producir e importar gas aumenta considerablemente en el invierno.
En concreto, según la Secretaría de Energía, el costo del gas que pagan los usuarios residenciales de altos ingresos (N1), comercios e industrias iba a subir de abril a mayo de US$2,9 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) a US$4,49, según estaba estipulado. Al postergar el aumento de tarifas, el Ministerio de Economía absorberá la diferencia entre lo que pagan los usuarios y el costo del servicio (alrededor del 40% de subsidios).
El Estado, además, está absorbiendo la diferencia de valores entre lo que cuesta importar gas, US$12 el millón de BTU, y los US$2,9 que pagan los usuarios de altos ingresos, comercios e industrias con sus boletas.
En el caso de los hogares de ingresos bajos (N2), los usuarios pagan US$0,78 el millón de BTU; es de decir, el 16% del costo total, mientras que el 84% restante lo absorbe el Ministerio de Economía con subsidios.
Los usuarios de ingresos medios (N3) pagan US$1,16 el millón de BTU hasta un determinado bloque de consumo y US$2,94 cuando se excede de ese umbral. Reciben subsidios de entre el 77% y el 60%.
Cada mes que pasa, además, el Gobierno absorbe un mayor volumen de subsidios, porque las boletas se pagan en pesos, pero los costos de la energía tienen contratos en dólares.
En el caso de la electricidad, hasta abril, el Gobierno absorbía el 90% del costo de la generación de los hogares de ingresos bajos y medios, mientras que los usuarios de ingresos altos, comercios e industrias no tenían más subsidios (pagan el costo total de $44.401 el MWh).
En números, los usuarios de bajos (N2) y medios ingresos (N3) cubrían con sus boletas solo $2981 y $3756, respectivamente, de ese costo total ($44.401), que a partir de mayo aumentó, aunque la Secretaría de Energía todavía no publicó el detalle (tenía que haber informado el PEST del trimestre mayo, junio y julio, y todavía no lo hizo).
Al igual que con el gas, el costo de generación también suele aumentar en el invierno porque hay menos generación hidroeléctrica (que es la forma más económica de generar electricidad) y porque se encarece el costo de la generación térmica. Al decir no traspasar a las tarifas este mayor costo, el Ministerio de Economía tendrá volverá a destinar subsidios al segmento de mayor ingresos de la población, comercios e industrias.
En los primeros cuatro meses del año, el Tesoro destinó $1,5 billones a cubrir los subsidios a la energía y $529.706 millones al Transporte, lo que significa una caída en términos reales (descontada la inflación) de 34% y 29%, respectivamente, según cálculos de la consultora LCG.
Parte de ese ahorro en subsidios a la energía, $600.000 millones, se debió a una deuda acumulada con las empresas de generación eléctrica, que el Tesoro ofreció pagar con un bono que cotiza a mitad de precio y vence en 2038.
Por Sofía Diamante
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