El Gobierno logró postergar el 66% de los vencimientos de deuda que enfrentaba en el primer trimestre
Se presentaron a canje títulos por $1,6 billones nominales; se gana tiempo, pero elevan los compromisos por afrontar en meses electorales
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El Gobierno logró patear hacia adelante dos tercios de los vencimientos de deuda que había acumulado para el primer trimestre del año.
Lo hizo al canjear parte de los ocho títulos que le vencían en dicho lapso -un universo que representaba el 97% de los compromisos de pago asumidos- por tres canastas de instrumentos emitidos a tasa fija o con capital indexado por dos alternativas (tipo de cambio e inflación, la más favorable al suscriptor).
Y fue a plazos que van desde el próximo fin de abril hasta febrero de 2024, es decir, de cuatro a 13 meses. Sin embargo, el grueso de lo postergado hoy caducará entre julio y septiembre de este año, cuando ya esté en pleno desarrollo de cronograma electoral para elegir a un nuevo mandatario.
En la operación consiguió incluso una tasa de participación que supera en unos 15 puntos las estimaciones de adhesión previas que había en el mercado, lo que revela que además de la descontada participación en la conversión de los entes públicos, hubo acompañamiento de algunos inversores institucionales locales.
El Ministerio de Economía, en su comunicado, destacó la participación de algunos bancos: “Entre los que lideraron Banco Santander y Banco Galicia y, en menor medida, Nuevo Banco de Santa Fe, Banco San Juan y Banco Macro”, detalló.
“La síntesis es que nos sacamos casi $3 billones de vencimientos en el primer trimestre”, valoraban en el equipo económico, apenas terminaron de sacar cuentas, dado que en esos meses se juega buena parte de la apuesta del ministro por lograr una baja leve pero consistente de la inflación.
En concreto, el Tesoro Nacional, que debía afrontar vencimientos por $1,1 billones en enero, $1,2 billones en febrero y $2 billones en marzo, tras esta operación logró reducirlos a $0,39 billones, $0,42 billones y $0,6 billones respectivamente.
Fue tras recibir en la jornada 1079 ofertas (por un total de $1,6 billones) para llevar adelante la conversión de ocho instrumentos por vencer de acá a fin de marzo por alguna de las tres canastas ofrecidas:
-una compuesta por Letras de Descuento (Ledes) e integrada un 25% por una con vencimiento en abril de este año (S28A3), 35% con la que vence en mayo (S31Y3), y 40% con otra nueva que caduca en junio de 2023 (S30J3).
-otra conformada por Bonos Duales (ajustables por dólar o inflación): 35% con el que expira en julio de 2023 (TDL23), 35% con el que vence en septiembre de (TDS23) y otro 30% con un DUAL que caduca en febrero de 2024 (TDF24).
-y una tercera (agregada ayer a pedido de los bancos) para cambiar Letras del Tesoro ajustables por CER (Lecer) por títulos iguales pero con vencimiento en junio (X1673).
En la licitación finalmente se adjudicaron 57,5% del total de ofertas en la canasta de bonos Duales, 35,4% a la de LEDES y 7,1% a la LECER a junio
El canje, tercero desde que Sergio Massa conduce esa cartera y décimo tercero de la gestión Fernández, no hace más que mostrar la dimensión que tomó la deuda interna en pesos y los desafíos que enfrenta el Gobierno para administrarla sin generar procesos disruptivos que puedan impactar en la economía real, aun cuando la mitad de la tenencia está en poder de distintos organismos del Estado.
Incluso en su composición está a la vista de manera palmaria la desconfianza que hay hacia el peso: tres cuartos de la deuda en pesos está atada a algún indexador (inflación, dólar o ambos) para tratar de mostrarle a los inversores que no se los dejará librados a la debilidad de nuestra moneda.
Aun así, cuando hay dudas sobre su pago o sustentabilidad, aparece una oleada de ventas que tira abajo sus cotizaciones y obliga al Banco Central (BCRA) a realizar recompras para intentar sostener su valor, lo que en diciembre -por caso- lo llevó a emitir unos $640.000 millones por esta vía, según estimaciones de mercado.
Con la conversión, el Gobierno “compra tiempo” pero aumenta el desafío por enfrentar con los vencimientos en apenas un semestre (superarán los $2,5 billones en algunos meses). Serán además en el momento más incómodo.
De hecho, el mercado aún tiene muy presente lo sucedido en ocasión de las últimas PASO presidenciales al respecto cuando, tras la victoria opositora, la administración Macri optó por “reperfilar” la deuda en pesos para bajar la enorme presión cambiaria y cerrar sus números fiscales.
Para los analistas de Delphos investment, el Gobierno logró lo que buscaba, que era despejar el horizonte financiero en el verano y a la vez mejorar las chances de “seguir captando del mercado fondos frescos como hicieron en diciembre”.
“El stock de bonos duales sigue aumentando su importancia alcanzando los U$S 30.000 millones emitidos en un proceso de creciente dualización de la deuda en pesos. Simultáneamente los plazos de colocación en este canje siguieron reduciéndose por las escasas posibilidades del Tesoro de colocar deuda más allá de octubre de este año aumentando los vencimientos en el período eleccionario”, observó Leonardo Chialva, su titular.
Para sus colegas de Portfolio Personal Inversiones (PPI), el resultado del canje sin duda fue “bueno”, pero no alcanza a resolver el problema del segmento pesos, porque la extensión de plazos lograda es minúscula y hace presumir que en poco tiempo más el Gobierno deberá ofrecer un nuevo canje, en especial, si no logran estirar duration en los próximos meses.
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