El Gobierno enfrenta un vencimiento de US$315,6 millones con el FMI mientras se renegocia el programa stand-by
El Gobierno enfrenta hoy su primera prueba del año ante del Fondo Monetario Internacional, en un contexto delicado para las reservas del Banco Central y para la situación cambiaria, y mientras negocia un nuevo acuerdo con el organismo multilateral. Se trata de un vencimiento de US$315,6 millones que se abonará y que, según los economistas, no traerá mayores complicaciones.
Este es el primero de seis pagos que deberían realizarse este año, según el cronograma original pautado en el acuerdo stand-by firmado por el expresidente Mauricio Macri en 2018. Es un pago de intereses por un monto menor relativo a los US$44.000 millones que el FMI desembolsó como parte de ese programa. Una cifra similar deberá ser desembolsada en mayo, agosto y noviembre. A esos se suman dos pagos de capital en septiembre y diciembre, de US$1868 millones cada uno.
De ese modo, el Gobierno enfrenta vencimientos por un total de US$5072 millones en 2021. De todas maneras, la gran prueba llegará en septiembre, aclara Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina. "Los vencimientos hasta septiembre son muy chicos. Esto quiere decir que el Gobierno se puede extender por las negociaciones", aclara.
Si bien en las últimas semanas circularon rumores respecto de un cierre de las negociaciones recién en octubre de este año, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que el Gobierno aspira a tener cerrado un nuevo acuerdo con el FMI antes de mayo.
"Estos vencimientos no generan mayores problemas en las reservas, pero un acuerdo previsible y realizable podría ayudar a calmar las tensiones cambiarias", sigue Rajnerman, y añade: "El desafío es que estos acuerdos generan un ajuste a nivel importante para reducir las necesidades fiscales en un momento que estará cerca de las elecciones".
En ese sentido, dice, la negociación se está extendiendo porque el Gobierno analiza que es preferible tener algunas presiones cambiarias, pero evitar el ajuste en el corto plazo.
Por otro lado, el Gobierno tendrá otro frente abierto en mayo con el Club de París, para el que le conviene tener el camino allanado con el FMI, señala Fernando Marull, de la consultora FMyA. El pago a esa institución es de US$2300 millones, pero para refinanciarlo, primero es necesario tener un "acuerdo avanzado", es decir, una carta de intención, con el organismo que dirige Kristalina Georgieva.
Marull explica que los pagos de intereses por el momento no generan presión sobre las reservas del Central porque se están utilizando los US$1300 millones en las arcas de la autoridad monetaria correspondientes a los Derechos Especiales de Giro (DEG, un activo creado por el FMI para complementar las reservas oficiales de los países miembros).
El Gobierno podría seguir utilizando los DEG, pero se quedaría sin fondos para pagar el vencimiento de capital de US$1800 de septiembre, por lo que, si el acuerdo no llega antes, habría otro tipo de complicación, dice Marull.
Julia Segoviano, analista de la consultora LCG, añade que la sangría de reservas del Central "fue menguando en el último tiempo", y que en las semanas que pasaron hubo "varias rondas compradoras", es decir, ruedas en las que la autoridad monetaria se hizo de dólares para fortalecer sus reservas. "Lo que podría generar presión sobre el tipo de cambio es la dinámica de los próximos meses, especialmente el vencimiento de mayo del Club de París o los de fin de año del FMI: si la negociación no se encamina, va a aparecer inestabilidad rápidamente", confirma.
Finalmente, las sacudidas en el frente cambiario podrían llegar por la naturaleza propia de las negociaciones. Así lo explica Rajnerman: "El acuerdo de Macri con el FMI tenía tres patas, la cambiaria, la monetaria y la fiscal. En la renegociación, puede haber un ida y vuelta con el tema fiscal, pero se terminará arreglando; la monetaria va a ser flexibilizada por el contexto global, pero el gran problema será la pata cambiaria: el organismo multilateral generalmente prefiere que el Banco Central no intervenga en el tipo de cambio, y eso es sinónimo de devaluación".
Eso es, justamente, lo que para Segoviano enturbia el horizonte de un acuerdo en mayo. "El Presidente remarcó en el Foro de Davos que las negociaciones van llegando a buen puerto, peri hay dudas respecto de si se van a acatar los pedidos del FMI, como la prudencia fiscal y un esquema cambiario sostenible, en un año electoral y considerando las diferencias que se dan hacia adentro del Frente de Todos", concluye.
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