El Gobierno decidió sentarse en la mesa para destrabar la paritaria de la UTA y los dueños de los colectivos
En un sector donde los subsidios representan 9 de cada 10 pesos que requiere el sistema, la negociación estaba estancada, ya que los representantes oficiales no estaban dispuestos a poner más dinero; ayer, la decisión se revirtió; qué pasará con el aumento de boletos
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Desde que los subsidios se convirtieron en determinantes para la vida de los colectivos, los músculos paritarios de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y los dueños de colectivos urbanos se relajaron. Nunca más negociaron nada entre ellos. Todos los años, los sindicalistas hacían la cuenta del aumento requerido, se la entregaban a los empresarios y ellos, sin capacidad de mejorar sus ingresos salvo con más dinero oficial, se la endosaban al Gobierno, el verdadero dueño de la billetera. Una ficción paritaria que se terminaba de pagar con dinero ajeno. Más subsidios y fin de la cuestión.
Pero en esta ocasión, por primera vez en años, esa obra de teatro que escenificaba una puja en en el marco de la ley laboral, se sacudió. El Gobierno dijo que era una negociación privada, entre choferes y dueños de colectivos, y no se sentó en la mesa. Sin el dueño de los billetes y de la máquina de emitirlos, unos y otros se miraban la cara, protagonizaban una escena grotesca, algo así como llevar una sombrilla en el subte.
Pero aquella negativa duró poco. Anoche, el ministro de Economía, Luis Caputo, el funcionario que absorberá las funciones y el presupuesto del Ministerio de Infraestructura, instruyó a la Secretaría de Transporte, que conduce Franco Mogetta, para que “reciba a los dirigentes gremiales que representan a los trabajadores del transporte automotor de pasajeros y las cámaras empresarias para escuchar sus necesidades, garantizando la plena independencia de las negociaciones desarrolladas entre la UTA y los empresarios”, sostuvo una comunicación oficial del Palacio de Hacienda.
Los actores de la ficción paritaria están de regreso, todos a la misma mesa, como hace 20 años sucede, desde que los subsidios y la tarifa congelada le quitaron al sistema la posibilidad de autosutentarse. Pero claro, como toda ficción, siempre tiene que haber algún argumento que haga de la puesta en escena una cuestión. Entonces, el Gobierno anunció que “el organismo [por la Secretaría de Transporte] no presenta ni presentará a ninguna autoridad en la mesa de diálogo, ya que no corresponde la intervención de otro organismo nacional en una discusión entre empleadores y empleados que no sea el ámbito propiciado por la Secretaría de Trabajo”, dice el comunicado. Ahora bien, más allá del voluntarismo de los funcionarios, quién, si no es el Tesoro, podría poner el dinero para negociaciones que representan un aumento de la nómina laboral de cerca de 200%, con boletos congelados y con una dependencia absoluta de los subsidios. Adivinó el lector: el usuario, una parte, al menos; el resto, más subsidios.
Así, en un callejón sin salida, está el sistema de transporte metropolitano. En medio de este paso de comedia, donde el Gobierno se esfuerza por dejar en claro que nada tiene que ver con esta paritaria, Caputo, que aún no tiene jurisdicción formal sobre el asunto, le ordena al un secretario de Transporte tareas que represente al Estado en una mesa en la que creen que nada tienen que ver, cuando, desde hace 20 años, determina el nivel de gastos (entre ellos cada centavo que se paga a los trabajadores) y el precio de la tarifa, y la diferencia la compensa con subsidios. Desarmar semejante trama millonaria requiere algo más que la escenificación de una ficción y, desde ya, es imposible hacerlo en poco tiempo.
Ministro desplazado, pero en funciones
Semejante anormalidad se corona con otras dos. La primera es que el ministro de área, Guillermo Ferraro, está desplazado de hecho pero aún se mantiene en funciones. “Entre mañana y pasado va a renunciar”, dijo una fuente al tanto de los movimientos del exdirector de KPMG. Desde la semana pasada que la propia Casa Rosada emitió un comunicado donde anunció lo que ya descartaban varios: el desplazamiento de Ferraro.
El motivo, según dejaron trascender, es que habría sido el responsable de una supuesta filtración de algunos dichos del presidente Javier Milei después de una reunión de Gabinete. Pero lo real es que había quedado en medio de una disputa con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por algunos puestos en áreas claves que seguían vacantes. Ferraro jamás logró poner en marcha el poderoso ministerio que tenía en sus manos. Pero, desde el viernes, cuando se anunció la desaparición de su cartera, el hombre se mantiene en el cargo, entretenido aún en sacar los portarretratos de los poderosos escritorios que alguna ve ocupó Julio De Vido.
En Economía, por su parte, empezaron a trabajar para el proceso formal de absorción del casi extinto Ministerio de Infraestructura. Todavía no estaba terminada ayer la reestructuración interna, pero Caputo tiene tiempos mucho más sumarios respecto de los que exhibió Ferraro.
A esta situación se suma otra. La iniciativa para aumentar los boletos de colectivos y trenes metropolitanos, que empezó hace una semana y tenía intenciones de estar lista en las primeras horas de mañana, quedó frenada por la Justicia. Sin esa herramienta disponible, no hay ningún otro remedio a mano para negociar en la paritaria que no sea el aumento de los subsidios.
El fallo fue dictado por el juez Ernesto Kreplak, a cargo interinamente del juzgado en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo número 3 de Lomas de Zamora. El magistrado, que es hermano del ministro de Salud bonaerense, admitió el recurso de amparo presentado por el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que cuestionaba el sistema dispuesto por Gobierno, que consistía en que los ciudadanos dejen comentarios en una página web. “No resulta atinente realizar la consulta pública mediante un sistema al que no todos los usuarios tienen acceso y que a su vez, contiene fallas tecnológicas, impidiendo el cumplimiento de su finalidad, de modo que los ciudadanos que deseen participar puedan dar su opinión”, dice el fallo.
El Gobierno apeló el fallo y espera, por estas horas, la resolución de la Cámara. De cualquier manera, ya todos en el sector descartan que los tiempos que se trazaron originalmente finalmente se cumplan. “Seguramente el nuevo cuadro tarifario va a salir, aunque es muy difícil que esté disponible desde mañana”, dijo una fuente que está al tanto de los tiempos de la medida.
El Gobierno presentó un pedido de aumentos que llevará el boleto más barato de los colectivos que circulan por el área metropolitana a $270 y el de tren, a $130, aunque no está claro si ese monto será impuesto de una vez o si lo aplicará en forma escalonada. “Dependerá de cómo venga la inflación”, confirmó una fuente oficial.
Además, hay una novedad: la nominalidad de la SUBE. Quienes ingresen a un colectivo con una tarjeta que no esté a nombre de quien viaja, pagará $430 por tramo, mientras que en el ferrocarril se duplicará el monto de la tarifa.
Habrá cinco tarifas para los colectivos. La más barata, como se dijo, pasará de los actuales $77 a $270 y servirá para viajar hasta tres kilómetros. La que le sigue (de tres a seis kilómetros) se incrementará de $86 a $300,78, y la siguiente, de seis a 12, llegará a $323,95. Las dos mas caras (de 12 a 27 kilómetros y de más de 27) tendrán un valor de 347 a 370 pesos, respectivamente.
En los ferrocarriles se unificará la tarifa y desaparecerán las diferencias por línea que actualmente rigen. El boleto mínimo pasará a $130 para el tramo 1 (hasta 12 kilómetros), mientras que para los tramos 2 y 3 (de 12 a 24 kilómetros y más de 24) los valores llegarán a $169 y $208 respectivamente. Quienes vayan a la ventanilla a comprar un ticket en efectivo tendrán que pagar una tarifa plana de 420 pesos.
“Desde que asumieron las autoridades de Transporte se llevaron adelante reuniones tanto con la UTA como con los empresarios, compartiendo la necesidad de reestructurar y actualizar los costos del sistema. De esta manera, para que la Secretaría de Transporte pueda seguir avanzando en esa línea, resulta de vital importancia esperar a que las partes alcancen un acuerdo en las mesas de negociaciones que se están desarrollando en estos momentos”, dice el comunicado oficial.
Luego, el Gobierno reafirma su postura prescindente en la famosa mesa. “La Secretaría de Transporte, en línea con las decisiones políticas del Gobierno Nacional, fomenta las paritarias libres y basadas en negociaciones exclusivas entre empleadores y empleados, y de la cuales no debe tener injerencia el Estado Nacional. Es importante remarcar que la Secretaría de Transporte no se encuentra participando de la mesa de negociaciones entre la UTA y los empresarios, resaltando la libertad de negociar de ambas partes, y reposicionando al Estado en el lugar que le corresponde”, termina.
Así se configura el nuevo rol de Estado que Milei pretende. Pero, más allá de las intenciones, la praxis de 20 años de dependencia de los subsidios ha generado que sea el sector público el principal actor. El dueño de la pelota, el que autoriza los ingresos y los gastos. El dueño de hecho de un sistema que mantiene de privado apenas el 10% de lo que necesita para funcionar. Un acto más de la comedia.
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