El Gobierno confirmó que enderezó en octubre su programa de financiamiento

El Gobierno captó hoy del mercado unos $45.000 millones en la licitación que marcó el debut de las flamantes Letras de Liquidez del Tesoro (Lelite), orientadas exclusivamente a los Fondos Comunes de Inversión (FCI) y particularmente a aquellos especializados en colocaciones a corto plazo. Fueron los que ganaron muchos adeptos en los últimos años (y explican más del 40% del patrimonio que tienen bajo administración) dado que permiten a empresas y personas evitar parcialmente el esmeril que la elevada inflación provoca a las tenencias en pesos.

Se trata de un monto que duplica largamente el objetivo de conseguir al menos $20.000 millones que se había fijado el Gobierno y 3,5 veces superior a los $13.100 millones que necesitaba para cubrir los vencimientos de deuda que debe atender esta semana.

De esta manera confirmó que, tras algunos meses con marcadas complicaciones para conseguir un nivel de financiamiento de mercado compatible con la aceleración que venía registrando el gasto público en los últimos meses (lo que lo llevó a depender en exceso de la asistencia monetaria), está logrando retomar niveles de captación más compatibles con las metas fijadas en el presupuesto, y sin tensionar tasas, tras generar nuevos instrumentos que le permitieron ampliar la demanda de los papeles de deuda que emite.

El único costado discutible es que lo logró generado instrumentos de inversión muy cortoplacistas ya que la Lelite, que aportó unos $3650 millones en su debut, se emite a plazos que no pueden superar los 30 días.

“Es una nueva herramienta que nos permite ampliar nuestras posibilidades de financiación y al mismo tiempo ofrecer una combinación adecuada de duración y rentabilidad para uno de los actores relevantes del mercado de capitales local”, había explicado el secretario de Finanzas, Rafael Brigo, tras destacar un trabajo conjunto de su equipo con la Comisión Nacional de Valores (CNV) y la Cámara Argentina de Fondos Mutuos (Cafci).

Todo fue al cabo de una subasta llevada adelante el día en que se conoció que la inflación volvió a dispararse en septiembre (el IPC llegó al 3,5%) y en la que, a tono con esa previsión que ya tenían los inversores, casi 70% de la demanda de títulos se volcó hacia la única Letra del Tesoro emitida con ajuste por CER de su capital, a vencer en 255 días y que pagará tasa de 2,84% por encima del recorrido que muestre el índice de precios hasta junio del año que viene.

Con ese título consiguió tomar unos $31.000 millones dado que se trata de inversores que intentan mantener esos pesos a resguardo de una inercia que se confirma cada vez más complicada de domar, pese a congelamientos de tarifas y precios, y a un dólar cada vez más “pisado”.

El Ministerio de Economía detalló en un comunicado que en la licitación recibió 409 ofertas por un total de $52.524 millones aunque emitió nueva deuda por $46.403 millones. El monto captado supone un “financiamiento neto de $32.290 millones que acerca a los $460.000 millones el total del año y supone una tasa de roll over del 118%”, explicaron desde esta cartera.

Aún así no deberá confiarse ya que enfrenta vencimientos por unos $266.000 millones hasta que termine el mes y, aún habiendo enderezado en las últimas dos semanas su performance, sólo tiene hasta aquí el 12,3% cubierto.

En la licitación, $6872 millones fueron adjudicados en Letras del Tesoro a descuento (Ledes) a vencer el 31 de enero y otros $4000 millones del mismo instrumento pero con amortización el 28 de febrero, convalidando tasas del 40,49% y 41,23% nominal anual, que se ubican en línea con la aceptadas en las licitaciones anteriores. Además adjudicaron $1857 millones del Bono del Tesoro en pesos a tasa Badlar, más 5,25% por vencer el 6 de febrero de 2023, con lo que el instrumento más largo apenas aportó 0,4% del total del financiamiento captado.

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