El fitness se mueve al ritmo de las nuevas propuestas
La llegada de los gimnasios boutique y de las modalidades low cost, a lo que se suma una apuesta fuerte por el mercado corporativo y la consolidación del full service, aumenta la oferta en el país
En sintonía con lo que hacen quienes demandan sus servicios, los gimnasios están en movimiento. Es que el sector del fitness en la Argentina está en plena metamorfosis, a partir de la irrupción de las propuestas low cost, los formatos boutique, las franquicias y la inclusión del mercado corporativo: pago por clase, oferta personalizada y descuento a empresas que contraten un pase para su plantilla de empleados forman parte de este nuevo menú.
Pese a la crisis económica general, el mercado local del fitness tiene potencial, ya que solo 6,7% de la población va al gimnasio (en Estados Unidos esa cifra es de 20%, pero en América Latina el promedio es de 2,5%). "Es un negocio en el que incide directamente el ingreso per cápita y el nivel de alfabetización, pero en los últimos años se ha dado un variable más, que es la mayor conciencia sobre lo saludable que es hacer actividad física", explica Guillermo Vélez, especialista del sector y director de Mercado Fitness.
La oferta local de gimnasios es de 7900 establecimientos. A los tradicionales de barrio, que siguen siendo mayoría, se les fueron sumando los ya consolidados full service (Megatlon y SportClub, entre otros); los low cost (Onfit, Fiter, del grupo Megatlon, y Smart Fit); los boutique (BIGG, Rockcycle, HitBox y Urban Fix, entre otros), y las franquicias (Tuluka, Funcional Gym, Brooklyn Fitboxing y 9 Round, entre los principales).
A esta propuesta se unió además la oferta corporativa, impulsada por la llegada de Gympass, la plataforma de fitness corporativo más grande del mundo, que trabaja con 50.000 gimnasios. En la Argentina, con una base de 1800 locales distribuidos en 287 ciudades, permite acceder a 390 diferentes tipos de clases. Según dicen en la empresa, su negocio no canibaliza al resto, puesto que 80% de los clientes corporativos que captan no eran socios de ningún gimnasio.
Ricardo Guerra, CEO de Gympass para Cono Sur, comenta por qué gana terreno este negocio. "Con el tema de que el sueldo no se ajusta a la par de la inflación, las empresas están ofreciendo a sus empleados beneficios que compensen la pérdida de poder adquisitivo. Y, a la hora de elegir uno de esos beneficios, la actividad física aparece en primer lugar, porque no solo es algo positivo para el empleado, sino que además está demostrado que aumenta su productividad", destaca el ejecutivo.
Asimismo, Guerra enfatiza que sacando un pase de Gympass es posible elegir distintos gimnasios en diferentes países y optar por más de un tipo de actividad. "Si tu empresa en la Argentina te dio un pase y viajás a Chile, por ejemplo, podés usar ese beneficio en cualquier establecimiento adherido en ese país", acota.
Por el lado de los gimnasios full services, Fernando Storchi, fundador y CEO de Megatlon y presidente de la Cámara de Gimnasios de Argentina, opina que en cadenas como estas hay un abanico enorme de servicios, con un protagonismo central de las clases grupales, del natatorio y del mayor equipamiento. "Además, tenés profesores que te hacen un plan de entrenamiento personalizado", enfatiza.
Para Storchi, los full services deben tener la capacidad de incorporar otras actividades que se van poniendo de moda, como en su momento fueron crossfit o pilates. "También hay que entender que tienen una estructura de costos más pesada y, por eso, tratan de asegurarse el flujo de fondos con el pase anual, algo que no es común en otros modelos", relata.
En el caso de los low cost, al igual que en la industria aeronáutica, su denominación no tiene que ver con una menor calidad, sino con una menor cantidad de servicios. "Por ejemplo, hay una enorme sala de musculación, pero una menor oferta de clases y obviamente no hay pileta. Pero lo que sí te ofrece es buenísimo. Tienen en promedio 1500 metros cuadrados", dice Vélez.
Guido Miguez, director y cofundador de Onfit, uno de los referentes entre las cadenas de gimnasios low cost en el país, cuenta: "Es un modelo de negocio joven y que va a seguir creciendo. Nosotros abrimos nuestra primera sede en 2014 y seguimos inaugurando todos los años, pero la gran explosión se dio el año pasado y este. Hoy, nuestro pase mensual está en el orden de los $1000 y da acceso libre a todas nuestras ocho sucursales".
La otra propuesta que empezó a tallar en el universo fitness es la de los gimnasios boutique. Natali Rinenberg, CEO de Rockcycle, opina que, si bien este modelo es tendencia en el mundo, acá todavía está subdesarrollado: "Lo que busca el consumidor es la experiencia, más allá de lo que consuma, así que ese es nuestro fuerte: estamos atentos a qué le podemos dar más allá del entrenamiento físico".
Según apunta Rinenberg, algo que se estila mucho en los gimnasios boutique es el "pago por uso", un sistema que implica que el usuario compra paquetes con distintas cantidades de clase (1, 5, 10, 20 o 50). "La clase cuesta $380, pero a medida que aumenta su número en el paquete ese precio unitario baja. Tenemos también pases mensuales y anuales, pero solo 10% de nuestros clientes los eligen", señala.
Vélez subraya que, dentro de este nuevo mapa del mercado fitness, el gimnasio que enfrenta los principales desafíos es el de segmento medio, que no tiene el tamaño para ofrecer lo que da el full service, ni tampoco tiene la estructura de costos para competir por precio con el low cost. "Esto vale para aquellos ubicados en las mejores zonas de los grandes centros urbanos, porque los gimnasios de barrio que están en localidades del interior o zonas menos pobladas no se ven aún amenazados", concluye.