El fin de una era: el milagro exportador japonés se desinfla
TOKIO—Uno de los mayores motores de las exportaciones del mundo está perdiendo fuerza.
Durante décadas, Japón se valió de una combinación de poderío industrial y una política orientada a las exportaciones para inundar los mercados de todo el mundo con sus autos, electrónicos y semiconductores.
Eso se ha acabado.
Se prevé que el gobierno japonés anuncie hoy su primer déficit comercial desde 1980. Si el yen mantiene su fortaleza y la demanda mundial su debilidad, Japón podría registrar saldos negativos durante los próximos años, alertan los economistas.
El asombroso cambio es, en parte, resultado de factores temporales como el terremoto y tsunami que azotó las costas de Japón en marzo, destruyendo fábricas, desbaratando las cadenas de suministro y paralizando muchos de los reactores nucleares del país. Sin embargo, el sismo parece haber acelerado algunas tendencias, como el declive en la competitividad de las empresas, que se empezaron a gestar hace años, a medida que la superpotencia exportadora se transformaba en un país de jubilados.
Un número cada vez mayor de empresas están trasladando su producción al exterior. "Este es un momento crucial para nosotros", dice Masahiko Mori, presidente del fabricante de maquinaria Mori Seiki Co., fundado en 1948 y que este año abrirá su quinta fábrica en el extranjero (en Estados Unidos). Mori pretende que cerca de 40% de las máquinas de Mori Seiki fuera de Japón.
Si antes Japón dictaba la pauta que el resto del mundo seguía, ahora se está viendo barrido por grandes fuerzas globales fuera de su control. El crecimiento acelerado de economías emergentes como China y Brasil incrementó el precio que Japón paga por el petróleo, el gas y los minerales que importa para fabricar máquinas fotográficas, celulares y autos.
Los problemas industriales de Japón están repercutiendo en su balanza comercial. Para los primeros 11 meses de 2011, el país divulgó un déficit comercial de 2,3 billones de yenes (US$30.000 millones), después de un superávit de 6,6 billones de yenes en 2010. Analistas dicen que es casi imposible que el país registre un superávit lo suficientemente grande en su informe de hoy, correspondiente a diciembre, para superar la pérdida acumulada durante el resto del año.
"No niego que haya una tendencia que pueda llevar a un déficit comercial de largo plazo si no hacemos nada", reconoció el ministro de Economía y Comercio Exterior, Yukio Edano, a The Wall Street Journal.
Hiromichi Shirakawa, un ex director del Banco de Japón que ahora es jefe de estudios económicos de Credit Suisse en Tokio, prevé que Japón tendrá un déficit comercial este año, al igual que el año pasado. Enfatiza que no hay posibilidad de volver a los superávits mientras el yen continúe cerca de sus máximos en relación al dólar, los combustibles sigan caros y la demanda mundial relativamente floja. El banco central pronosticó el martes que la economía se contraerá 0,4% este año fiscal, revisando a la baja una previsión anterior que apuntaba a una expansión de 0,3%.
Se trata de un mal augurio para Japón. Si los déficits comerciales persisten, el país puede pasar de ser un constante proveedor de capital a un deudor neto. Japón podría tener problemas para financiar una deuda que ya es mayor que la de Italia como porcentaje de la economía. El yen, que hoy asciende a niveles estratosféricos, podría desplomarse si Japón sigue registrando déficits comerciales. Un yen más débil ayudaría a la industria, pero causaría estragos en una economía cada vez más depen-diente de las importaciones.
En las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, Japón prácticamente inventó el crecimiento liderado por las ex-portaciones, generando una impresionante creación de riqueza propagada por los líderes nacionales como el "milagro japonés". Los autos japoneses se volvieron tan populares en EE.UU. que en 1981 Washington empezó a presionar a los fabricantes japoneses para que limitaran "voluntariamente" sus exportaciones.
Pese a diferentes iniciativas, nada parecía capaz de reducir los gigantescos superávits comerciales de Japón, en parte porque sus autoridades trataron de mitigar el impacto inundando la economía con dinero barato. La consiguiente burbuja de activos creó grandes distorsiones en la economía y en los mercados financieros. Al reventar, sentó la base para dos décadas de estancamiento.
Las manufacturas japonesas empezaron a perder terreno en los últimos años contra rivales de países como China y Corea del Sur, cuyos productos generalmente son de una calidad similar pero mucho más baratos. Una investigación de 2010 llevada a cabo por Deloitte Touche Tohmatsu y el Consejo de Competitividad de EE.UU. proyectó que Japón seguiría rezagado en los próximos años, no sólo frente a los países en desarrollo sino también respecto a EE.UU. en competitividad manufacturera, conforme su población envejece y el costo de fabricar productos en el país aumenta.
La feroz competencia internacional ha empujado a la baja los precios que pesos pesados de la manufactura japonesa, como Toyota Motor Corp. y Sony Corp., pueden conseguir por sus productos en el extranjero, mientras que la fortaleza del yen está haciendo que les resulte más difícil conseguir ganancias.
No hay que perder de vista, en todo caso, que Japón sigue siendo un país rico con empresas estables que controlan grandes tajadas de los mercados globales, desde automóviles a endoscopios. Algunos de los factores que están acelerando el declive exportador son temporales, como la menor demanda producto de la crisis en Europa y EE.UU. El yen bordea sus máximos frente al dólar y el euro. Una depreciación de la divisa alteraría la ecuación a favor de los fabricantes.
Otros dicen que lo único que hicieron los desastres fue acelerar una tendencia más amplia en la economía japonesa. "Esto es parte del proceso de convertirse en una economía madura", dice Hiroyuki Ishige, un representante comercial en los años 80 y actual director de la Organización Japonesa de Comercio Exterior, fundada en 1951 para promocionar las exportaciones del país.
The Wall Street Journal