El fantasma de la minería en Chubut perturba a Cambiemos
La discusión entre el gobierno provincial y los herederos de Das Neves refleja las diferencias entre Macri y la UCR
El nombre de Mario Das Neves suena con mayor intensidad últimamente en Chubut . Se lo zamarrea desde veredas ideológicas opuestas, cada vez que se discute el futuro de una provincia que admitió en febrero un déficit mensual superior a los $500 millones, que les paga a empleados de manera escalonada y cuya legislatura acaba de aprobar los Ticadep, una cuasimoneda con la que podrá pagar deuda. Los partidarios de la minería recuerdan entonces que el exgobernador, que murió el 31 de octubre pasado, hizo en 2010 un encendido discurso en favor de la actividad.
"Hay comarcas que paulatinamente se han ido degradando, víctimas de la desertificación. Recuperarlas implica un esfuerzo económico que es imposible de llevar a cabo sin utilizar sus recursos. Es indispensable establecer en la Meseta Central políticas que aseguren la producción y el trabajo para asegurar el arraigo de mejores condiciones de vida para nuestra población. Tenemos que desarrollar la explotación de los recursos mineros, única herramienta que tenemos para conseguirlo. No lo vamos a hacer sin cuidar el medio ambiente", expone en un video que circula en la web. Los detractores de la minería prefieren en cambio una entrevista de 2015. Allí, Das Neves sentencia: "Yo nunca he cambiado. Yo tengo mi posición en contra de la minería. La prioridad está en el agua".
Como en Hamlet, donde la palabra del espectro del rey de Dinamarca cobra una relevancia inesperada, Chubut ha incorporado argumentos de quien ya no está: ¿corresponde que el actual gobernador, Mariano Arcioni, complete el mandato que vence en 2019 habilitando el debate por la minería sin antes escudriñar cuál habría sido la voluntad de su antecesor? Es una discusión más religiosa que ambiental, que impulsan principalmente María y Pablo Das Neves, hijos del dirigente del PJ y objetores activos de la explotación en la provincia. Representa también un dilema económico: Chubut parece haber contraído la enfermedad venezolana, porque centró sus energías en un monocultivo, el petróleo, que se agota sin remedio en la medida en que el costo argentino va disuadiendo de producirlo.
A mediados del año pasado, Carlos Ormachea, CEO de Tecpetrol, (grupo Techint), lo expuso después de enviar 300 telegramas de despido en el yacimiento El Tordillo: la producción no solo ya no es rentable en el área, dijo, sino que la compañía está destruyendo valor porque, como consecuencia de la madurez de la cuenca y de los bajos precios internacionales, extraer un barril de crudo obliga a inyectar 100 barriles de agua y químicos cuyo costo es superior a lo que reporta el hidrocarburo obtenido. Tecpetrol hizo el ajuste y equilibró la operación.
Chubut no está sola en la discusión, pero emerge como la más urgida de otras seis provincias en las que está prohibido el uso de cianuro a cielo abierto. Navidad, el segundo yacimiento de plata entre los más grandes del mundo, ubicado en su Meseta Central, podría aportarle unos US$1000 millones de inversión si la Legislatura cambiara la ley y le diera vida a la concesión que tiene allí la canadiense Pan American Silver. Y también el punto de partida de un contrapunto incipiente que explotará en el centro mismo de Cambiemos: Elisa Carrió expuso ya a fines del año pasado sus reparos contra una nueva ley de glaciares, la herramienta que necesita el Gobierno para que se hagan realidad inversiones por US$15.000 millones. Lo hizo a lo Carrió: en camisón, tirada en un sofá y fumando delante del ministro de Energía, Juan José Aranguren , que había ido especialmente a visitarla a su casa de Exaltación de la Cruz por encargo del Presidente. Casi no hubo avances.
Las divergencias volvieron a plantearse el sábado, con la visita de Ricardo Alfonsín a Comodoro Rivadavia. "El lobby minero dice que nosotros estamos en contra de la minería. Pero es una estupidez: es como decir que estamos en contra de la agricultura porque usan fertilizantes que pueden ser peligrosos. No, estamos en contra de la política minera tal cual está la ley de impresiones mineras, porque no es buena para el país desde el punto de vista económico, fiscal y ambiental", dijo en el hotel Austral, según publicó el diario El Patagónico.
La declaración molestó en el gobierno nacional, donde desempolvaron un viejo discurso de su padre, Raúl Alfonsín. Es una transcripción que exhiben cada vez que discuten con un radical: el 9 de septiembre de 1985, ante el Organismo Latinoamericano de Minería, el entonces presidente expuso con argumentos parecidos al Das Neves de 2010. "En el caso particular de nuestros países, la minería se presenta en diversas zonas quizá como la única alternativa válida para el desarrollo regional de áreas históricamente sumidas en el atraso y la pobreza", dijo Alfonsín aquella vez.
Macri quiere avanzar con el tema. Funcionarios del área minera lo han escuchado convencido de que la minería podría ser tan importante aportando divisas como la soja. Para Chubut podría convertirse en una salida: San Juan, por ejemplo, creció entre 2004 y 2015 dos veces y media (244,6 con base 100 en 2004, según el Indec ), bastante más que el país, cuya expansión no llegó a una vez (175,4).
Por eso Arcioni está tironeado. Mientras el Gobierno e intendentes chubutenses le piden que habilite la discusión en la Legislatura para cambiar la ley 5001, que después de las protestas y el plebiscito en Esquel en 2003 prohibió la actividad, no está tan claro el beneficio político de una explotación que, en todo caso, excederá su gestión. Para cambiar la normativa, los partidarios de la minería deberían obtener 14 de los 27 votos del recinto, que se dividen hoy en 14 del Frente para la Victoria, 10 de Chubut para Todos (la corriente de Das Neves) y tres radicales.
Quienes frecuentan a Arcioni dicen que no parece convencido. Sus dudas quedaron expuestas el 20 de febrero, durante una visita de Aranguren a Telsen, donde se discutió con empresas, legisladores y sindicatos el proyecto Navidad. El gobernador le había avisado a Aranguren que iría a buscarlo al aeropuerto de Trelew, pero no fue, y tampoco estuvo en la cumbre. El encuentro fue duro y tuvo incidentes. Molesto con un vallado que por poco llegaba a la iglesia, Antonio Sánchez, párroco de Telsen, se acercó y pidió exponer. Anticipó que venía en representación de los mapuches y los tehuelches, planteó perjuicios que el proyecto podría provocarle a la comuna Gan Gan y se quejó de la represión policial a los manifestantes.
Los funcionarios negaron eventuales daños ambientales y enumeraron los beneficios para la comunidad. "No creo en lo que están mostrando", contestó el sacerdote, y se fue con esa idea. Será difícil acercar posturas. Entre tecnicismos y promesas incumplidas, hay rincones de la Argentina en donde la minería es todavía un acto de fe.
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