El exceso de capacidad fabril de China amplía los riesgos de deflación global
DONGYING, China—Liu Zijun construyó un negocio prospero de fabricación de neumáticos cuando la economía de China se estaba expandiendo a toda velocidad. Pero cuando el crecimiento del gigante asiático se debilitó, tuvo que bajar los precios para mantener su negocio a flote.
El dolor que sienten empresarios como Liu está reverberando más allá de las fronteras chinas, mostrando cómo el país, hasta hace poco la fuente más fiable de crecimiento mundial, está contribuyendo a las presiones deflacionarias globales.
En las plantaciones de caucho del sudeste de Asia, los cultivadores se esfuerzan para reducir los precios de su látex lo suficientemente rápido para mantener felices a los clientes en China. En Estados Unidos, los distribuidores de neumáticos están haciendo rebajas de precios y algunos recortan personal a medida que China inunda el país norteamericano con productos baratos de fábricas excedentes.
"La creciente capacidad de producción en China cambió la industria en EE.UU.", dijo Brian Grant, presidente ejecutivo de Del-Nat Tire Corp., distribuidor de neumáticos de Tennessee, que salió del negocio a principios de este año después de registrar pérdidas sobre un inventario costoso que había comprado antes de que los precios cayeran.
Hace más de una década, la mano de obra barata pasó de las zonas rurales a las fábricas de China, ayudando a reducir el costo de todo, desde camisetas hasta triciclos.
Luego, una creciente demanda del país por materias primas como petróleo y algodón ayudó a revertir una tendencia a la baja de la inflación, ya que los precios de los recursos naturales subieron. Ahora, el exceso de capacidad de manufactura de China y la desaceleración de su ritmo de crecimiento están cambiando la ecuación de nuevo, poniendo una renovada presión a la baja sobre los precios.
Los productores de leche en Nueva Zelanda, los mineros de carbón en Australia y los productores de azúcar en Brasil se han visto obligados a rebajar sus precios luego de descubrir que habían sobreestimado la demanda de materias primas de China. Las fábricas chinas, golpeadas por la desaceleración económica y el exceso de capacidad del país, están inundando los mercados de exportación con productos terminados como neumáticos, acero y paneles solares.
Las presiones deflacionarias globales procedentes de China son un síntoma de problemas más amplios de demanda que afectan economías de América del Sur, Europa y gran parte de Asia. China está lejos de ser la única causa de la debilidad de los precios; otras incluyen nuevos suministros de crudo en América del Norte y el lento crecimiento en Europa. Pero el enorme tamaño, alcance y papel central de China en la manufactura global hacen que el país sea una fuerza potente.
Los precios de los bienes importados a EE.UU. directamente de China han caído en general 2,2% en 20 de los últimos 38 meses, según datos del Departamento del Trabajo estadounidense.
Para los consumidores, eso es una buena noticia. Pero para los responsables de las políticas económicas y ejecutivos de empresas, la caída de los precios presenta un verdadero desafío. Los descensos pueden minar la rentabilidad, desalentar la inversión y frenar el crecimiento de los salarios, factores que se necesitan para ayudar al mundo a romper el ciclo de crecimiento decepcionante.
En Europa, el descenso de los precios al consumidor registrado a comienzos de año llevó al Banco Central Europeo a adoptar medidas de flexibilización monetaria agresivas como una forma de impulsar el crecimiento. En abril, los precios al consumidor en Europa se mantuvieron sin cambios.
El papel de China en el débil crecimiento de los precios en todo el mundo es cada vez más evidente a medida que el país lucha para absorber la totalidad de la capacidad manufacturera que ha añadido. Los precios de las fábricas chinas han caído por más de tres años, lo que ha presionado al Banco Popular de China a relajar las condiciones de crédito y reducir los costos de endeudamiento con la esperanza de estimular el consumo y el crecimiento económico.
Sin embargo, los funcionarios del banco central chino temen que estas medidas puedan empeorar las cosas, al canalizar dinero a las industrias que ya tienen un exceso de capacidad y que buscan exportar sus problemas. El riesgo es que el dinero barato estimule una mayor expansión de la capacidad manufacturera.
Debido a que el debilitado sector de la construcción de China requiere menos acero del que había estimado, el país se ha convertido en un exportador global del metal, lastrando los precios mundiales del sector.
El año pasado, China exportó 94 millones de toneladas de acero, más que la producción total de EE.UU., India y Corea del Sur, el tercero, cuarto y quinto mayores productores del mundo.
Analistas de UBS estiman que el mundo tiene un exceso de capacidad de producción de acero de 553 millones de toneladas al año, la mayor parte en China. Eso es suficiente para construir la Torre Eiffel 75.000 veces al año.
Desde marzo de 2012, el precio del acero laminado en caliente ha descendido 44%, de acuerdo con Platts, filial de McGraw Hill. Otros precios están cayendo también, incluidos los del mineral de hierro, el carbón de coque y la chatarra.
Un desajuste fundamental de la oferta y la demanda persigue a otras industrias. En 2013, las autoridades chinas designaron 19 sectores plagados de exceso de capacidad en el país, incluyendo cemento, aluminio, cobre, fibras sintéticas y papel.
"Esto ha sucedido una y otra vez en los mercados, pero esto se dio a una escala enorme", dijo Daniel Yergin, vicepresidente de la firma de investigación de mercado IHS Inc., con sede en Colorado. "La gente invierte, pero no ve lo que todos los demás están haciendo, al mismo tiempo".