El euro cumple diez años, pero nadie se anima a festejarlo
Los europeos añoran sus monedas anteriores
BERLIN.- Cuando el euro fue introducido justo después de la medianoche el 1° de enero de 2002, hubo fuegos artificiales sobre la sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. El Pont Neuf, en París, se iluminó de azul, el color de la Unión Europea, con 12 rayos de luz para simbolizar las naciones que adoptarían el euro, mientras la gente en esos países hacía fila frente a los cajeros automáticos para conseguir los billetes que serían recordatorios del proyecto de la integración.
Pasados diez años, la palabra "euro" en un titular, por lo general, va junto a la palabra "crisis". En vez de organizar celebraciones de aniversario, las autoridades parecen haberse quedado calladas, como deseando no perturbar la breve calma que se dio con las Fiestas, luego de que los banqueros centrales europeos inyectaran en diciembre casi US$ 640.000 millones en el sistema bancario.
En Bruselas, no hubo ceremonias ni conferencia de prensa para la ocasión. Eso fijó el tono para otros países, muchos de los cuales pensaban hacer circular una moneda conmemorativa de 2 euros. La moneda incluye símbolos genéricos -una familia, un barco, una fábrica y turbinas de viento- que le han ganado al euro la reputación de ser una moneda diseñada por un comité que busca no ofender, pero que tampoco inspira a nadie.
Mucho más que las celebraciones, lo que quedó fijado en la memoria de la gente es que los supermercados, restaurantes y bares redondearon hacia arriba los precios al cambiar al euro.
Los economistas dicen que los incrementos fueron exagerados y compensados por la baja de los precios de ítems más costosos. Pero la narrativa del alza oportunista de los precios de productos de primera necesidad se ha agigantado en la memoria colectiva.
"El problema es que, para los alemanes, los últimos precios en marcos quedaron congelados en la cabeza de la gente y comparan los precios en euros", dijo Ansgar Belke, director de investigaciones del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas y miembro del panel de expertos monetarios del Parlamento Europeo.
Medido por varios indicadores, el euro ha sido un gran éxito, reemplazando al marco alemán como la segunda divisa mundial de reserva. La inflación se ha contenido, lo que constituye el principal objetivo del Banco Central Europeo.
Moneda sin identidad
El euro sigue valiendo más que el dólar, con una proporción superior a cuando fue introducida como divisa para operaciones financieras en 1999 a US$ 1,18, tres años antes de que los euros de metal y papel llegaran a manos de los consumidores. Pero alcanzó el punto más bajo respecto del dólar en 15 meses la semana pasada, al llegar a US$ 1,29, mientras que frente al yen, el euro descendió a su punto más bajo en diez años: por debajo de los 100 yenes.
El euro ha conjurado poco del afecto o el patriotismo que el dólar evoca en Estados Unidos y no tiene ningún apodo comparable a " greenback " (dorso verde, en español, simplemente "los verdes", n. del t.). Para Iván Grossi, vendedor que trabaja en Roma, el advenimiento de la nueva moneda nunca fue algo para celebrar. "Yo me crié con la lira, era uno más de la familia, y sentí enorme tristeza cuando se introdujo el euro", dijo. Para los alemanes, en cambio, el marco simbolizaba la recuperación -incluso el renacimiento- de la economía del país después de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial.
En un evento en el ministerio de Finanzas alemán a mediados de diciembre para conmemorar el aniversario del euro, el jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, notó que hay marcos por valor de más de US$ 8000 millones en circulación pasada una década. Algunos se guardan como recuerdo. Otros se atesoran por temor.
Traducción de Gabriel Zadunaisky