El encargado de poner en forma a Citibank
Como cabeza de la mayor filial del banco, Michael O’Neill encara un desafío clave
Michael O’Neill sirvió como infante de marina de Estados Unidos y combatió a presuntas figuras del crimen organizado. Ahora, está por enfrentar un desafío de grandes proporciones: poner en forma la mayor subsidiaria de Citigroup Inc.
O’Neill, de 65 años, fue nombrado hace poco presidente de la junta directiva de Citibank N.A., la subsidiaria de banca comercial en Nueva York de la empresa con US$1,3 billones (millones de millones) en activos, o 70% del total de Citigroup. En su nuevo cargo, tiene otra oportunidad de demostrar su destreza para reestructurar bancos con problemas.
"En todos los lugares en los que Mike ha trabajado ha encontrado desorganizaciones enormes que ha navegado y limpiado", indicó Donald R. van Deventer, quien trabajó con O’Neill en una firma de crédito de Los Ángeles en los años 80 y ahora es presidente de Kamakura Corp., una agencia de gestión de riesgo en Honolulú.
O’Neill tiene una buena reputación tanto dentro como fuera de Citigroup, donde fue incorporado a la junta directiva en 2009 como parte de una iniciativa de los reguladores de sumar más directores con experiencia bancaria. Entonces, el banco había apostado en grande a los préstamos hipotecarios y otras inversiones de riesgo tóxicas que lo llevaron al borde de la insolvencia, de la que fue rescatado con un paquete de US$45.000 millones del gobierno estadounidense.
Algunas personas que conocen la situación, creen que si tiene éxito en su nuevo papel, O’Neill podría tener la posibilidad de quedarse con un puesto más alto: la presidencia de la junta directiva de Citigroup, el tercer banco más grande de EE.UU. por activos. No está claro cuándo ese cargo podría quedar vacante —el actual presidente del directorio, Dick Parsons, asumió en ese cargo hace dos años y se prevé que se quede al menos hasta la próxima asamblea anual en abril— o incluso si O’Neill, quien divide su tiempo entre el Reino Unido y Hawaii, lo aceptaría. A través de representantes, Parsons y O’Neill prefirieron no hacer comentarios.
Para fortalecer la supervisión de su banco comercial, Citigroup estableció en 2009 una junta directiva separada para la unidad. El cargo que ahora ocupará O’Neill está vacante desde junio, cuando otro director de Citigroup, Jerry Grundhofer, renunció de forma imprevista para convertirse en el presidente del directorio de Santander Holdings USA Inc., una división del gigante bancario español Banco Santander SA.
"Mike es un gran activo para Citigroup", afirmó Grundhofer. "Comprende que como miembro del directorio, hace falta confiar en la gerencia, pero también verificar las cosas de forma independiente".
O’Neill trabajará de cerca con Gene McQuade, presidente ejecutivo de Citibank, en momentos en que el banco se concentra en cuestiones básicas de la banca corporativa y personal, y en manejar efectivo para grandes empresas luego del cuasi colapso de su compañía matriz durante la crisis financiera. Las acciones de Citigroup han caído 43% este año.
Un apasionado de la historia europea y buen conocedor del período que coincide con la primera burbuja especulativa conocida —la tulipomanía holandesa— O’Neill ha estado ayudando en la reconfiguración del banco, de forma más directa como presidente del comité que supervisa Citi Holdings, que alberga activos que al banco le gustaría vender o ir dejando de lado gradualmente. Aunque está reduciendo su tamaño, Citi Holdings no desaparecerá por completo en el futuro cercano.
Sheila Bair, la ex presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de EE.UU. (FDIC, por sus siglas en inglés) que fue instrumental en el rescate de Citigroup, afirmó que O’Neill brindó "experiencia concreta muy valiosa". La ex funcionaria agregó que aunque no tenía conocimiento de los planes de Citigroup, O’Neill estaría "bien capacitado" para suceder a Parsons. En los varios lugares en los que ha trabajado, O’Neill ha usado una estrategia de reducir el tamaño para recuperar solidez
El director también ha tenido sus problemas. Su trabajo como presidente ejecutivo de Barclays PLC, el banco británico, terminó luego de dos meses en 1999, cuando O’Neill, quien tenía problemas cardíacos, fue obligado a renunciar. La condición médica ya ha sido resuelta. El ejecutivo se alejó por un tiempo de la vida corporativa para estudiar historia en la Universidad de Londres antes de unirse al directorio de Citigroup.
Ex colegas afirman que no se siente intimidado ante decisiones difíciles, incluso cuando lo puedan volver poco popular. O’Neill perdió la pulseada ante Brian Moynihan por el máximo puesto en Bank of America Corp., luego de instar a los directores a dividir el banco. "Mike es el tipo al que le das todos los problemas difíciles", dijo David Bolden, ex ejecutivo de First Interstate, un banco en el que O’Neill trabajó en los años 80.
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