El empleo informal crece más que el registrado y aumenta la precarización
El trabajo de los asalariados no registrados se incrementó 18,9% en el tercer trimestre de 2021 y el de los cuentapropistas, 11,1%, mientras que el de los formales lo hizo solo 2,4%
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El fin de la mayoría de las restricciones derivadas del Covid y el consecuente rebote que esto trajo en la actividad económica hizo que el empleo se empezara a recuperar en la Argentina, pero a un ritmo tan dispar que ya torna evidente el aumento de la precariedad laboral. Esta conclusión se desprende del hecho de que los asalariados no registrados y los trabajadores no asalariados son los que más crecieron en el tercer trimestre de 2021, respecto de igual período de 2020, muy por encima de lo que lo hicieron los asalariados registrados.
El dato surge del último informe “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra”, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el que se dice que el empleo total creció en el tercer trimestre de 2021, respecto de igual período de 2020, un 8%. Pero si se observa solo el empleo asalariado, que creció 7%, se verá que de esa masa el de los no registrados aumentó 18,9%, mientras que el de los registrados lo hizo solo 2,4%.
Asimismo, el organismo estadístico destacó que en el caso de los trabajadores no asalariados, es decir aquellos que trabajan por cuenta propia (monotributistas y otros), se incrementó en el tercer trimestre de 2021 un 11,1%, comparado con igual período del año anterior.
“Los puestos de trabajo totales alcanzaron 20.412 (en miles) en el período, lo que representó un incremento de 8,0% respecto a igual trimestre de 2020. Se destacó el incremento en los puestos de trabajo asalariados no registrados (18,9% interanual). Asimismo, se observó un aumento de las horas trabajadas totales (25,2% interanual), con un incremento en las horas trabajadas por asalariados no registrados de 31,1% interanual”, señaló el Indec.
Agustín Salvia, jefe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), comentó que este proceso que se está dando en el empleo es ya conocido. “Hay una recuperación de la demanda agregada de empleo, pero el del asalariado formal va un poco por debajo de los niveles precrisis, mientras que lo que más va creciendo es el trabajo no asalariado o asalariado informal”, explicó el especialista.
Para Salvia, el empleo registrado perdido durante lo peor de la pandemia no ha sido reemplazado ahora por trabajo de igual calidad. “Más aún, lo que ocurre es que tiende a tomar forma de trabajo temporario, no registrado o incluso oculto, a través de monotributistas que facturan por sus servicios (por eso los no asalariados han crecido 11%). Es decir, que el empleo formal se convierte en empleo más precarizado”, opinó.
En tanto, Juan Luis Bour, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) dijo que lo primero para señalar del informe del Indec es la débil creación de empleo total (un tercer trimestre con menos empleo que en el primero, lo que es muy inusual) y lo segundo, que la creación de asalariados registrados tiene alta componente de empleo público. “O sea, un informe que debería preocupar, porque no hay nada vibrante, sino más bien débil en términos de productividad ya que solo crece empleo público, cuentapropismo e informales”, concluyó.
Todo esto marca poca confianza en que será posible crear empleos permanentes en un contexto de mucha inestabilidad y frente a costos laborales y restricciones de todo tipo, que impactan en las empresas, que prefieren cubrir los huecos que se le generen con puestos temporarios. Además, hay que sumar a eso las condiciones macroeconómicas que no brindan un horizonte de previsibilidad que permita tomar la decisión de aumentar la plantilla de empleados.
Para el especialista de la UCA, todo esto habla de un crecimiento poco sostenible, que no está creando empleo de pleno derecho, sino trabajo precario. “Esta es una gran diferencia con respecto a lo que sucedió en 2018, 2017 y 2016, porque en esos años, cuando existió la posibilidad de generar empleo, el crecimiento del empleo formal fue mayor que el del informal”, subrayó.
En la actualidad hay relaciones laborales más precarias para los trabadores, pero también una estructura de trabajadores en negro que está por fuera de la regulación laboral e impositiva. La estructura productiva argentina ya tenía esta estructura antes de la crisis (45% de los puestos de trabajo eran informales), pero ahora eso se está incrementando en los últimos meses.
En este escenario quienes más están afectados son los jóvenes (y, dentro de ellos, las mujeres). “Aquí también se observa que los jefes de hogar empiezan a recuperar empleo, pero ya no formal, sino otro no registrado o uno no asalariado”, puntualizó Salvia. Y agregó: “Otro incremento que se registró en los últimos cuatro años, pero que se intensificó durante la pandemia, fue el fenómeno del trabajador pobre, es decir aquel que tiene un empleo pero que no le alcanza para salir de la situación de pobreza”.
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