El empleo de calidad ya es mayor al de 2019, pero sigue abajo del registrado diez años atrás
Un dato clave y vigilado de cerca por el Gobierno rompió finalmente el nivel con el que concluyó 2019, pero sigue estando lejos del último momento de crecimiento real de la economía, hace 10 años
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En el Gobierno celebran. Finalmente, pueden izar la bandera más deseada. El empleo de calidad superó en enero los registros que dejó Mauricio Macri a fines de 2019.
Pero el número sigue siendo un sinónimo de decadencia. No tanto por el retorno -dos años después- a la “tierra arrasada” que describió Axel Kicillof, sino porque la cantidad de personas que cobraban un sueldo en blanco en ese sector privado en diciembre pasado sigue siendo aún menor a la que se contaba 10 años atrás, a fines de 2011, el último año de crecimiento real.
Con algún retraso, el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) entregó la buena noticia a la gestión de Alberto Fernández recién la semana pasada. Pese a que la marca ya se había superado en diciembre, los datos provisorios no lo confirmaban. Lo hicieron con el informe que procesó el Ministerio de Trabajo para enero. En diciembre de 2019 había 6.020.700 asalariados privados registrados. Ese mismo mes de 2021 se contaron 6.021.800. Pero, según el mismo relevamiento basado en registros laborales, en diciembre de 2011 había 6.099.400 trabajadores.
La Encuesta Permanente de Hogares (EHP) del Indec, procesada por Idesa, da cuenta del círculo vicioso en el que se hallan todos los que trabajan en la Argentina. No sólo el empleo de calidad es menor hoy que hace una década, sino que toda recuperación en el mercado laboral en estos años se dio mediante la precarización –un crecimiento elevado del cuentapropismo- o a través de más gasto del Estado y generación de empleo público, pese a las recurrentes crisis.
El ajuste al mercado de trabajo propinado por la inestabilidad local en los últimos años no solo impactó sobre la cantidad de trabajadores o la calidad del vínculo laboral. También afectó, precios mediante, los ingresos de todos los segmentos laborales. En los últimos diez años públicos, privados, registrados, no registrados, cuentapropistas vieron caer su poder de compra.
Números que espantan
La EPH –que suele mostrar diferencias con el SIPA en magnitudes- corrobora la misma tendencia que los registros. Los asalariados privados registrados eran 3.742.086 en 2011, mientras que en 2021 llegaban a 3.598.858, unos 143.228 menos que entonces. Según los cálculos del experto de Idesa, Jorge Colina, los ingresos reales de ese segmento son hoy 18% menores que entonces.
¿Qué trabajadores nacieron en los últimos 10 años? En términos relativos, el gran salto se da en el cuentapropismo: en la última década, la cantidad de personas allí creció un 73% (pasaron de 1,9 millones a 2,8 millones). Sin embargo, sus ingresos están entre los que más perdieron, un 27%. Los cuentapropistas “no profesionales” –las “changas”- cedieron aún más: un 30%.
El otro sector que creció, sobre todo durante los tiempos del cristinismo, es el público. La EPH muestra un avance de 55% en la cantidad de trabajadores en el Estado (de 1,7 millones a 2,3 millones). Estos también están entre los que más perdieron en ingresos: 27%.
“La foto de los últimos 10 años muestra que el empleo creció de la mano del cuentapropismo y el empleo público. El empleo asalariado privado está clavado”, afirmó Colina a LA NACION. “Los salarios reales están destruidos”, indicó. “Hay un dato fundamental. Desde 2011, la economía argentina no crece, está estancada. Tenemos el mismo PBI real, o sea, la misma cantidad de bienes y servicios de hace 10 años; por eso, el salario real cae. Hay más bocas para los mismos alimentos, y el salario, la cantidad de alimento que puede conseguir cada boca, es menor”, dijo.
Colina precisó que, a fines de 2021, el salario promedio de todos los ocupados fue de $43.723. “Este mismo salario en 2011 era como si hoy fuera $56.361″, dijo sobre su deterioro. “Esto explica el aumento de la pobreza y la decadencia general que se ve en la calle”, interpretó.
En el Ministerio de Trabajo, que conduce Claudio Moroni, dieron su opinión. “El empleo registrado hoy esta por debajo de una década atrás no por lo que esta pasando ahora, sino por la dinámica del empleo desde 2016 y, por supuesto, durante la pandemia. En los últimos meses, estamos verificando las tasas de crecimiento más elevadas de la serie. Sin embargo, esto de ninguna puede compensar la dinámica contractiva verificada en el pasado reciente”, afirmó a LA NACION Diego Schleser, subsecretario de Programación, Estudios y Estadísticas de esa cartera.
“¿Por qué el trabajo de calidad no creció en la última década?”, repitió la pregunta este medio a Nuria Susmel, especialista de FIEL. “Sospecho que la principal razón es que la economía no ha crecido sostenidamente desde 2011″, respondió. “O sea, crecimos mucho respecto a 2020, pero el PBI 2021 está por debajo del de 2019, por debajo de 2011, y de cualquier año antes de 2020″.
Sin embargo, la experta puso además el foco en el elevado costo laboral existente en el país y en una productividad que no crece. “Para poner a alguien en blanco necesitás que lo que produzca cubra al menos los costos”, afirmó Susmel y luego agregó: “Después no ha habido políticas, salvo cosas menores de reducción de costos para pymes y por un lapso”.
En último lugar, mencionó los planes sociales que impactan sobre la oferta. “Si con un plan cobrás lo mismo sin trabajar que trabajando no trabajás y si lo perdés al trabajar en blanco necesitás que el salario que te paguen sea bastante alto para que te compense entrar al mercado. Hay incentivos que apuntan contra la formalidad”, estimó la especialista de FIEL.
“El estancamiento y el desorden de la Argentina desalientan la inversión. A eso hay que sumar que la calidad educativa es baja y eso hace a la productividad de la mano de obra”, concluyó.
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