El dólar, único plato en un almuerzo empresario con Massa en el que no se tocó una empanada
El ministro prometió en la UIA alinear “precios relativos”, pero con el menor “dolor”; se comprometió a dar soluciones a la deuda comercial de las empresas y los problemas con las importaciones en la producción
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El dólar oficial ya no será el mismo tras las elecciones, pero la devaluación –si es que gana– no será “brutal”, prometió. Con el actual desdoblamiento cambiario y tras el salto luego de las PASO, en la Unión Industrial Argentina (UIA) –y en el mercado– ya lo descontaban. Sin embargo, el ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, reafirmó frente a los industriales que su estabilización –mencionó la palabra, pero no que haya un plan– deberá “ordenar precios relativos” (entre ellos, el dólar), aunque describió que esa simplificación cambiaria sería con el menor dolor posible. Lo hizo buscando un contraste claro con su rival en el balotaje, el libertario Javier Milei, que plantea una dolarización y, por ende, un fuerte salto del tipo de cambio previo en un país sin divisas.
Apenas terminadas las elecciones del 22 de octubre, los empresarios habían enviado invitaciones por carta a los equipos de Massa y de Milei. Pese a la crisis por la falta de nafta, el ministro de Economía aceptó el convite de los industriales. Milei no contestó. “¿Vas a comer?”, le preguntó Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, a Massa. Había sandwiches y empanadas. Massa dijo que no. En las dos horas que duró la reunión, ningún integrante del Comité Ejecutivo de la UIA probó la comida. Funes de Rioja aceptó la culpa por su posición “espartana” frente a los invitados. Con Massa habían llegado Lisandro Cleri, Leonardo Madcur y José Ignacio “el Vasco” De Mendiguren, parte del equipo chico de Massa.
La falta de dólares fue el tema central de la charla. No sólo por las expectativas de devaluación en el mercado que dispararon las cotizaciones libres –y que luego se desinflaron, con un Milei que frenó en las elecciones– sino también por la dificultad de importar insumos claves para producir y por el crecimiento de la deuda comercial en dólares de las empresas que heredará la próxima administración. De hecho, la UIA presentó una propuesta a Cleri y Madcur, que llegaron a tiempo al almuerzo. Massa llegó más tarde. “Hay deuda intraempresas, de pymes, y entre proveedores”, contaron a los funcionarios. “Primero hay que ir ordenando el flujo; que aparezcan los dólares, y luego se precisa un esquema creíble para ir pagando el stock”, indicaron. Esa deuda es casi similar a la que la Argentina tiene con el Fondo Monetario Internacional (US$41.900 millones). Desde enero de 2022, el stock creció US$18.100 millones.
Massa les dijo luego que, en dos o tres meses, después de las elecciones, este tema comenzaría a tener un principio de solución. Habló de “nuevos instrumentos de financiamiento” y de “fondos soberanos”. Incluso se mencionó uno saudí.
El ministro dijo que aprovecharía “el bajo volumen de vencimientos que tiene en 2024 para generar algún adicional [deuda en dólares] que permita que el que tiene bonos argentinos más largos pueda hacerse de alguna rentabilidad anticipada a cambio de generar un nuevo instrumento”.
El tema de la deuda siguió para que Massa criticara a uno de sus archienemigos, Martín Guzmán. El ministro volvió a quejarse ante los empresarios de las habilidades del platense como negociador. Dijo que todos los vencimientos importantes quedaron en los años 2021 y 2023, los electorales. Como viene sosteniendo el ministro, se trabajará –aseguró– sobre los vencimientos de deuda privada y también en un nuevo acuerdo con el FMI. En la UIA, por las dudas, aseguraron que Massa dijo: “No vamos a romper contratos”. El ministro hizo otra confesión; gracias al swap chino y a la deuda comercial que tomaron las empresas, pudo sostener el nivel de actividad y el empleo en medio de la sequía más importante en años. Claro que, como contracara a ese “éxito”, la inflación se desmadró.
Gracias a la lluvia
¿Su receta para lo que viene? Sin precisiones, dejó entrever medidas en términos fiscales y de acumulación de reservas a partir de “la proyección natural” de un aumento de exportaciones de la minería, la energía y el campo. “Llueve desde el sábado”, se lo escuchó agradecer al ministro. En la UIA destacaron el proyecto de presupuesto 2024, que –a través de un anexo– propone un 1% de superávit fiscal. Se trata de una “separata” que busca eliminar beneficios tributarios a ciertos sectores, entre ellos, el empresario. “¿Hubo cuestionamientos a que el equilibrio fiscal se busque con mayor presión tributaria?”, preguntó LA NACION. “De la presión tributaria hablamos nosotros, no Massa”, se sugirió sobre los oídos sordos que habría hecho el ministro a la pregunta sobre cómo sumar ingresos para mejorar las cuentas públicas nacionales.
Sin embargo, a horas de que comience a sentirse la baja en Ganancias de la cuarta categoría, hubo un guiño de Massa (cuyo leit motiv suele ser “alivio fiscal”). A la salida del encuentro, frente a las cámaras, afirmó: “Les conté centralmente cuáles son los objetivos 2024-2027 en términos de equilibrio fiscal, de superávit comercial, en término de reducción de impuesto para pymes, de eliminación de impuestos internos para incremento exportador, en términos de blanqueo laboral y facilitación del estado de cada una de las normas de blanqueo laboral”.
“La Argentina necesita más inversión ferroviaria para bajar sus costos en materia de transporte”, agregó en esa aparición pública. Adentro, había criticado la privatización en los 90 de los trenes. “Carlos Menem fue el que inventó a Moyano. No, Kirchner”, se lo escuchó decir.
Aprovechando que Milei no había aceptado aún la invitación, Massa usó la misma receta que aplica entre radicales y el PRO, y ofreció a los industriales “participar” de un gobierno de “unidad nacional”. En la entidad entendieron que se podrían abrir espacios en “órganos de contralor”. No se habló nunca de cargos, aclararon. No quisieron quedar pegados con las críticas al video que desde la mañana se viralizaba con radicales kirchneristas invocando a Raúl Alfonsín y apoyando a Massa.
El ministro salió satisfecho del encuentro con los empresarios. En la puerta de la UIA se encontró con los camarógrafos que esperaban hacía varias horas resguardados de la lluvia en el hall de entrada. “Por más que intenten con alguna maniobra especulativa de lockout forzar un aumento del 40% o del 20% del combustible, yo como ministro no lo voy a permitir”, dijo sobre la nafta, pese a que se esperaba un aumento de combustibles en estas horas. En la UIA celebraron la visita en formato de “agradecer y escuchar”. Sin precisiones sobre cómo terminar con sus problemas, y sin Milei a la vista, no dudaron: por las dudas, el ministro de Economía se despidió aplaudido.
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