El dinero y los pensamientos intrusivos
A la hora de comprar algo que nos hace feliz o de manejar nuestra plata en el día a día, pueden aparece distintas ideas que, en ocasiones, no se condicen con nuestra realidad financiera y logran afectar nuestro estado de ánimo y nuestra conducta
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¿Te pasó alguna vez que, apenas recibís el sueldo o un ingreso extra, te dan ganas de gastar más de lo que deberías? ¿O que, cuando te enfrentás a una deuda, te vienen pensamientos como “nunca voy a salir de esta”? Estos pensamientos no siempre tienen lógica, y muchas veces ni siquiera reflejan nuestra situación financiera real, pero igual logran afectarnos en el día a día. A esos pensamientos se los llama “intrusivos”, y aunque en psicología se suelen tratar en otros contextos, también influyen en cómo manejamos nuestra plata. En la columna de hoy, vamos a ver cómo estos pensamientos intrusivos afectan nuestras decisiones financieras, desde la ansiedad de no tener suficiente hasta la culpa de gastar en algo que nos da alegría. Vamos a hablar sobre qué son estos pensamientos, por qué surgen y, sobre todo, cómo enfrentarlos para que dejen de interferir con nuestros hábitos financieros. El objetivo es que podamos tomar decisiones más conscientes y construir una relación más sana con nuestras finanzas.
¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Los pensamientos intrusivos son ideas o imágenes no deseadas que se presentan de manera involuntaria en nuestra mente. Suelen ser disruptivos, muchas veces carecen de lógica, y despiertan emociones negativas como ansiedad, culpa o vergüenza. Aunque todos los experimentamos en algún momento, la intensidad y el efecto de estos pensamientos varía de una persona a otra. En el ámbito de las finanzas personales, los pensamientos intrusivos suelen surgir al pensar en temas de dinero, gastos, ahorros o deudas. Pueden incluir miedos irracionales a quedarnos sin fondos, impulsos de gastar más de lo necesario o ideas fatalistas sobre nuestra situación económica, como “nunca voy a salir de las deudas” o “nunca voy a poder ahorrar”. Aunque estas ideas no se basan en hechos reales, pueden impactar en nuestras decisiones, llevándonos a gastar impulsivamente, a postergar ahorros importantes o a sentir inseguridad sobre nuestra capacidad de manejar el dinero. Aprender a reconocer y gestionar estos pensamientos es clave para construir una relación más saludable y controlada con nuestras finanzas.
Pensamientos intrusivos financieros con o sin disparadores
Los pensamientos intrusivos financieros suelen tener un disparador específico que activa respuestas de temor, duda o frustración. Sin embargo, a veces aparecen sin razón aparente, motivados por inseguridades, experiencias previas o falta de conocimiento en temas financieros. A continuación, algunos disparadores comunes y los pensamientos que suelen desatar. i) Disparadores comunes de pensamientos intrusivos sobre dinero: Gastos inesperados: Imaginate que surge una reparación urgente en el hogar o en el auto. Aunque te hayas preparado, este tipo de gasto puede activar pensamientos como: “Siempre pasa algo que me impide ahorrar” o “Nunca voy a alcanzar estabilidad financiera”. Estos pensamientos no solo generan ansiedad, sino que también pueden desmotivarte a seguir tus planes de ahorro. Tratamientos médicos costosos: La salud es prioritaria, y frente a un tratamiento médico costoso es común que surjan pensamientos como: “¿Y si no puedo cubrirlo? ¿Y si pierdo mis ahorros?” Estos pensamientos pueden ser tan abrumadores que incluso evitamos revisar nuestras finanzas por miedo a sentirnos vulnerables.
Aumentos en precios de servicios esenciales: Al subir las tarifas de servicios básicos como luz, gas o internet, es fácil sentir que la economía se nos escapa de las manos. Esto puede disparar pensamientos como: “Esto no va a parar, cada vez se pone peor”, “No voy a poder mantener mi estilo de vida” o “Voy a tener que endeudarme”. Estos pensamientos pueden llevar a decisiones impulsivas o a restringir nuestros gastos en otras áreas. Caídas en el valor de las inversiones: Quienes invierten en acciones o fondos suelen experimentar pensamientos intrusivos ante una baja en sus rendimientos. Ideas como “Voy a perder todo lo que invertí”, “No soy bueno para invertir” o “Nunca voy a tener un retorno positivo” pueden surgir en esos momentos y llevar a vender de forma impulsiva o a evitar futuras inversiones. ii) Pensamientos intrusivos financieros sin disparador claro: Incapacidad de ahorrar para la jubilación: El temor de no tener suficiente dinero para el futuro puede generar pensamientos como: “No voy a poder mantenerme cuando me jubile” o “Estoy demasiado atrasado para tener un buen fondo de retiro”. Estos pensamientos suelen compararse con expectativas familiares o sociales, generando una sensación de insuficiencia. Ansiedad generalizada o ansiedad matemática: La ansiedad generalizada o la ansiedad matemática pueden hacer que cualquier actividad financiera resulte abrumadora. Para quienes padecen estas condiciones, hacer un presupuesto o entender los intereses de un préstamo puede desencadenar pensamientos intrusivos como: “Nunca voy a entender esto” o “Voy a cometer un error y endeudarme aún más”. Experiencias o traumas financieros pasados: Crisis económicas, devaluaciones, o pérdidas familiares suelen dejar una marca profunda en nuestras creencias sobre el dinero. Estos eventos suelen activar pensamientos intrusivos como: “Voy a perder todo, como me pasó antes” o “No importa cuánto ahorre, siempre puede haber otra crisis”. Estos pensamientos condicionan nuestras decisiones actuales, generando miedo o exceso de cautela. Reconocer estos pensamientos intrusivos es un paso clave para evitar que afecten nuestras finanzas. Entender sus disparadores y orígenes nos ayuda a evaluar si tienen fundamento real o si están condicionando nuestras decisiones de forma negativa. En el siguiente apartado, veremos estrategias para reducir su impacto y lograr una relación más saludable con el dinero.
Estrategias para neutralizar los pensamientos intrusivos financieros.
Lidiar con pensamientos intrusivos sobre dinero puede ser difícil, pero existen estrategias efectivas para enfrentarlos. 1. “Detective de pensamientos” – Inspirado en Napoleón Hill Para neutralizar los pensamientos intrusivos, adoptá una postura de “detective”, observando y cuestionando cada idea con curiosidad y objetividad. Esto implica llevar un “registro de pensamientos” donde anotás cada pensamiento intrusivo y te preguntás: “¿Qué evidencia tengo de que esto sea cierto?” o “¿Es un miedo irracional?” Este ejercicio, propuesto por Napoleón Hill, te ayuda a cuestionar la veracidad de tus pensamientos, reduciendo su impacto emocional.
2. Educación financiera para ganar confianza – Inspirado en Robert Kiyosaki Según Robert Kiyosaki, el conocimiento financiero es clave para ganar seguridad y enfrentar los temores con mayor claridad. Aprender sobre ahorro, inversión y gestión de deudas convierte a las finanzas en algo manejable y no en una fuente de estrés. No es necesario ser experto, pero entender lo básico nos permite tomar decisiones más seguras, reduciendo esos miedos infundados que aparecen cuando sentimos que no tenemos el control. 3. Control de los hábitos financieros – Inspirado en Dave Ramsey El experto en finanzas personales Dave Ramsey resalta la importancia de controlar nuestros hábitos de gasto e inversión para reducir la ansiedad. Una estrategia efectiva es elaborar un presupuesto simple y ceñirse a él, priorizando la eliminación de deudas. Con mayor control de nuestras finanzas diarias, disminuimos la cantidad de pensamientos intrusivos relacionados con el miedo a quedarnos sin dinero o a no poder cubrir imprevistos. 4. Aceptar la incertidumbre y gestionar el riesgo – Inspirado en Morgan Housel Morgan Housel sugiere aceptar la incertidumbre como una realidad en nuestras finanzas, enfocándonos en la gestión del riesgo en lugar de eliminarlo. Esto implica reconocer que no siempre tenemos control sobre los resultados, pero sí sobre cómo nos preparamos. Visualizar escenarios posibles y crear un fondo de emergencia nos ayuda a sentirnos más protegidos y a diferenciar entre miedos infundados y riesgos reales. 5.Ejercicio práctico: diferenciar entre riesgo real y miedo infundado Este ejercicio consiste en anotar cada pensamiento negativo sobre el dinero y luego dividirlo en dos categorías: “riesgos reales” y “miedos infundados”. Al terminar, te darás cuenta de que muchos temores no tienen base concreta y que los riesgos reales pueden abordarse con planificación. Este enfoque te permitirá enfrentar tus finanzas desde una postura más realista y constructiva, reduciendo el poder de los pensamientos intrusivos en tu vida diaria. Aplicando estas estrategias, podemos lograr una relación más sana con el dinero, reducir la intensidad de los pensamientos intrusivos y tomar decisiones con mayor confianza y tranquilidad.
Conclusión
Reflexionar sobre los pensamientos intrusivos y el dinero nos muestra que, más allá de una cuestión puramente financiera, enfrentarlos es también un acto de autocuidado. Estos pensamientos no solo interfieren con nuestras finanzas; reflejan también cómo nos relacionamos con nuestras propias inseguridades y limitaciones. Quizás, en lugar de verlos como un obstáculo, podríamos considerarlos como señales que revelan preocupaciones más profundas, aquellas que van más allá de lo económico y tocan aspectos de seguridad, autoeficacia y confianza en el futuro. En ese sentido, cada vez que moderamos un pensamiento negativo o enfrentamos un miedo irracional, avanzamos hacia una vida más equilibrada, donde el dinero se convierte en una herramienta y no en una fuente de ansiedad. La verdadera estabilidad financiera empieza en nuestra mente, y con paciencia y práctica, podemos construir una seguridad que trasciende los números.
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