El dinero para las universidades estuvo 32% por debajo de la inflación este año
En los primeros nueve meses del año, las transferencias a las casas de estudio aumentaron, en promedio, un 143% respecto de lo que recibieron en el mismo período del año pasado; en la Casa Rosada dicen que no se trata del monto consolidado, sino de la imposibilidad de auditar el gasto
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Cuando la discusión política domina la escena y la ideología nubla la mirada, suele haber una salida como para mirar un conflicto de forma más aséptica: recurrir a los datos. En medio de la movilización por los fondos que el gobierno del presidente Javier Milei les envía a las universidades nacionales, mirar los asientos contables con las transferencias es, justamente, transitar ese camino.
Los registros contables oficiales muestran que, hasta el 30 de septiembre, la Casa Rosada devengó gasto para las 61 universidades nacionales $2.136.906 millones. Dicho de otra forma, un poco más de dos billones de pesos. Ahora bien, ¿Qué significa este fenomenal número? Pues que en comparación con el mismo período del año pasado las transferencias aumentaron 143,5%, es decir, un 32,1% menos que la variación que registró el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en ese mismo lapso de tiempo. Los datos surgen de un informe elaborado por la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), que preparó a propósito de loa marcha que por estas horas transcurre en varios lugares céntricos de todo el país.
Lo que los números cuentan, claro está, no agota la enorme discusión sobre el asunto. Sucede que en el Gobierno esgrimen que es imposible auditar la calidad de ese gasto, ya que como las universidades tienen un régimen de autonomía, no abren demasiado esos números. Es decir, apenas se pueden ver los consolidados más que el detalle. En la cabeza de los funcionarios de Milei, los argumentos que dominan las decisiones tienen que ver con los rubros más que con los totales. Por caso, las transferencias para gastos de capital, donde se computan, por ejemplo, la compra de libros, de computadoras o las partidas para las refacciones edilicia, prácticamente no tuvieron ejecución. En nueve meses del año, para esa finalidad se firmó un cheque de apenas 4 millones de pesos, como para unas latas de pintura y a blanquear un par de aulas. No mucho más.
Obviamente, la universidad que más dinero recibe es la de Buenos Aires, que en lo que va de 2024 registra un gasto devengado por $399.925 millones, de los que ya fueron pagados el 87,5%. Este número, si se lo ajusta por inflación, da cuenta de una caída de 29% respecto del año pasado. La que más recorte tuvo, siempre según el informe de ASAP, fue la Universidad de San Antonio de Areco, que el año pasado recibió $1683 millones contra los $1868 millones de este año, lo que significa una suba nominal de 11,0% y una caída de 68,5% si se lo ajusta por IPC.
La segunda que más recorte recibió es la casa de estudios de las Madres de Plaza de Mayo. El año pasado, la universidad que tienen su sede principal en el barrio del Congreso tuvo desembolsos por $520 millones, mientras que este período recibió $905 millones, un 56% menos si se lo compara con el aumento de precios que mide el Indec.
Ahora bien, hay algunas que tuvieron un recorte mucho menor. Las universidades nacionales de Formosa, la Arturo Jauretche y la de Villa Mercedes fueron las que salieron mejor paradas de la motosierra de Milei, con el 22,6%, 19,4% y 17% de merma (siempre ajustada por inflación) respectivamente.
Después de la UBA, líder en el ranking de las que más dinero reciben, pero también la universidad nacional con más alumnos de la Argentina, al menos con más inscriptos, le sigue la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), con $151.975 millones (muestra un recorte de 27,3%); la de La Plata, $146.135 millones y -29,2%, y la de Córdoba, con $139.089, un 31,7% menos que el año pasado, siempre ajustado por inflación. Los cinco primeros lugares lo completa la Universidad de Rosario, con $106.287 millones, con una baja de 27%.
Como se dijo, no hay manera que un tema tan caro a las pasiones argentinas, como lo es la educación pública, se pueda saldar con una planilla de cálculos con datos presupuestarios. Pero en medio de tanta pasión en la discusión, los datos ayudan a entender.