El diagnóstico del viceministro de Economía y un referente de Patricia Bullrich por el cepo y el dólar
Gabriel Rubinstein y Luciano Laspina participaron de un seminario organizado por la Universidad Torcuato Di Tella
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“Estamos en un momento difícil”, se sinceró el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein. “Estamos en el final de un ciclo, en una transición súper compleja”, disparó el diputado Luciano Laspina, uno de los referentes económicos de Juntos por el Cambio. Fue en un seminario organizado por la Universidad Torcuato Di Tella, donde ambos compartieron visiones sobre la coyuntura macro y el escenario para 2024.
Rubinstein describió el contexto posterior a las PASO y dijo que la derrota en las elecciones y la posterior subida del dólar blue ese lunes “obligaron a anticipar una devaluación que se había acordado con el FMI”. En ese sentido, confirmó que el plan es mantener el tipo de cambio fijo al menos hasta octubre y sostuvo que el Gobierno apunta a enviar un Presupuesto 2024 con “superávit primario”.
En su exposición, el viceministro dijo que el orden fiscal es “un requisito para una macro ordenada”. “El desafío no es solo llegar a eso, sino mantenerlo en el tiempo. Es un gran fracaso de la Argentina. Cada vez que lo logró, después no lo sostuvo”, dijo el economista.
En ese sentido, analizó la historia reciente del país y planteó que hubo solo dos momentos de “macro ordenada”, durante la Convertibilidad (“Hasta el 92 o 93, después se fue diluyendo fuertemente”) y luego a comienzos de este milenio, tras la salida del ‘uno a uno’.
“La experiencia más exitosa fue entre 2002 y 2005, primero con (Eduardo) Duhalde y después con (Néstor) Kirchner se logró un superávit primario del 3% del PBI, ahorro en el país y superávit de cuenta corriente”, dijo Rubinstein, que en esos años se desempeñó como asesor del ministro Roberto Lavagna.
Su exposición destacó el escenario de aquellos años, con superávit primario, acumulación de reservas en el BCRA (“tenía cerca de US$40.000 millones de reservas netas”), inflación de un dígito, sin control de precios ni cepo cambiario, e incluyó, sin mencionarla, una crítica a la vicepresidenta Cristina Kirchner. “Fue una economía macro ordenada. No había ninguna necesidad de romperla, pero por distintas razones, esas ínfulas argentinas, hubo un intento de hacer cosas grandiosas y terminamos bastante mal”, dijo Rubinstein.
Sobre la coyuntura, el economista insistió en la necesidad del equilibrio fiscal como condición para la estabilidad cambiaria y planteó que su idea es avanzar en una “salida gradual” del cepo. “Hay que tener en claro que el objetivo es la unificación cambiaria lo antes y sensatamente posible”, afirmó el viceministro.
También reconoció que su idea inicial, al llegar al Gobierno a mediados de 2022, incluía un “mini plan de estabilización”, que entre otros factores incluía un salto cambiario. “Tenía mis ideas. No vi un ambiente del todo favorable, aunque vi un Gobierno que había cambiado un poco su visión y quería ir a ese lugar, aunque sea de una manera más sinuosa o dificultosa. La frustración fue no haber podido desarrollar eso, y llegar a este momento en una situación complicada, donde siempre intentamos controlar los daños y pensar cosas positivas a futuro, pero la situación ha sido así, y realmente mucho más trabajosa y complicada de lo que pude imaginar”, dijo.
Por su parte, el diputado Laspina apuntó contra el Gobierno y el espacio que lidera Javier Milei por ser quienes “con distintas motivaciones e instrumentos quieren matar al peso”. “El Gobierno, porque tiene un déficit fiscal enorme que financia con impuesto inflacionario, emitiendo en lo que va del año 4 puntos del PBI y acumula 17 puntos del PBI en emisión monetaria por asistencia al Tesoro. Del otro lado está la fuerza que quiere matar al peso y cerrar el BCRA”, sintetizó.
“Tenemos un espacio que ganó elecciones avisando que va a cerrar el BCRA”, recalcó Laspina, quien describió al contexto de anuncio de dolarización como un escenario de “preludio de hiperinflación”, porque hoy “no hay reservas líquidas” en el BCRA.
“En el 89 se alinearon los planetas, que fue una combinación de una situación fiscal y cuasifiscal dramática con un candidato que prometía salariazo y revolución productiva. No decía eliminar el peso, sino seguir emitiendo, la gente corrió y tuvimos una híper”, dijo Laspina, quien describió al “desafío de la estabilización” como un proceso que incluye revisión de precios relativos (tarifas, tipo de cambio, salarios) y un cambio en el rol del Banco Central.
“Para reducir una inflación de tres dígitos se necesita un cambio de régimen fiscal y monetario. En la medida en que la Argentina no pueda mostrar un sendero fiscal creíble, difícilmente pueda mostrar que va a tener un BCRA independiente”, afirmó el economista, uno de los asesores más cercanos a Patricia Bullrich, aunque advirtió por las dificultades que muestra la Argentina por no tener “credibilidad en el sistema político y las instituciones económicas”.
“El primer paso es el equilibrio fiscal. No vamos a poder escribir en piedra que la Argentina va a tener un punto de superávit en los próximos 20 años, porque sería poco creíble. Pero tenemos que dar señales de reducción del déficit rápidamente. El segundo es la reducción del déficit cuasifiscal, que hoy es el principal motor de expansión monetaria, algo que es fácil decir y difícil de hacer”, explicó el economista.
“La Argentina tiene problemas nominales y reales. Los reales son el retraso tarifario y el déficit fiscal, que implica hacer un reacomodamiento de gastos y precios relativos. El problema nominal es el exceso de pesos, dada la demanda actual, que se refleja en una brecha cambiaria arriba del 100%”, agregó Laspina.
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