El día frenético de Guzmán y qué le dijo Cristina Kirchner cuando lo llamó
Cerca del ministro confirmaron el llamado de la vicepresidenta para aflojar tensiones y aseguraron que el Presidente lo confirmó en su puesto pese a la presión de La Cámpora
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“Yo no pedí tu renuncia”, decía el mensaje de Cristina Kirchner, que ayer recibió Martín Guzmán y que hizo trascender La Cámpora tras la crisis institucional desatada en el Gobierno luego de las renuncias masivas de ministros, secretarios y funcionarios que responden directamente a la vicepresidenta en el Ejecutivo y que presionaron al máximo a Alberto Fernández para hacer cambios en su gabinete, sobre todo económico.
“Ese artículo (por alguno en los medios que hablaba de los pedidos de salida) no tiene validez”, argumentó la vicepresidenta al ministro de Economía, según contaron en los pasillos del Palacio de Hacienda a LA NACION anoche, cuando daban la puntada final al presupuesto del año que viene, que fue finalmente presentado en el Congreso Nacional a medianoche. Guzmán, dicen, había intercambiado varios mensajes con Cristina Kirchner durante el día, por temas vinculados a la gestión.
“Fue una buena charla, informal. Incluso Guzmán agradeció el llamado y quedaron en encontrarse”, contaron a LA NACION cerca de la vicepresidenta en medio del incendio institucional. Cerca de Guzmán no dejaban en claro si había sido un llamado, un mensaje, o las dos cosas. Lo que quedó en claro es que fue la decisión de hacer trascender esa información lo que terminó zanjando los hechos por ahora.
“Se quiere quedar; él es un terco”, decían -parafraseando el pedido de Cristina Kirchner a los funcionarios- en Economía sobre Guzmán ayer por la tarde en medio de reuniones de urgencia en Casa Rosada entre Fernández y los ministros apuntados por el kirchnerismo.
Luego del llamado de Cristina y la resistencia albertista se animaban a más: “No hay ningún cambio (en Economía)”. La crisis se había activado por la presión política de la vicepresidenta y se desactivaba por la resistencia presidencial, pero sobre todo por el temor de Cristina Kirchner en el impacto económico -el dólar- de su decisión.
Guzmán dio una señal de su continuidad, ratificada por Fernández, a medianoche. Finalmente, el proyecto de presupuesto 2022 ingresó en el Congreso Nacional luego de versiones de que el ministro demoraría lo que establece la ley (mandarlo el 15 de septiembre). Es el “corazón” de su modelo económico.
Cerca de él remarcaban que en lo que va de la gestión del Frente de Todos se aprobaron en el Parlamento 15 leyes con apoyo de Sergio Massa, otro con el que incubó tensiones, y de Máximo Kirchner.
El ministro no sólo necesitará de apoyo político para su presupuesto, sino también para aprobar en el Poder Legislativo el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ratificó ayer que cerraría -no hay pagos en la ley de leyes previstos para el organismo- y que tiene fecha límite el 31 de marzo de 2022. Todo un desafío luego del desplante de La Cámpora ayer. Preocupación para Washington que pide un plan y consenso.
En un día frenético, anoche buscaban -sin suerte- minimizar los hechos del día. En el Palacio de Hacienda caracterizaban que se habían dedicado “100% a la gestión” por el envío de dos proyectos de ley.
Más allá del Presupuesto, por la mañana Guzmán había presentado con el Presidente el proyecto de ley de hidrocarburos. Entre el público, lo escuchaban algunos de aquellos que por la tarde pedirían su renuncia con gestos (Axel Kicillof, en primera fila) y ministros como Roberto Salvarezza (Ciencia).
Luego de ese evento, Guzmán tuvo algún encuentro a solas con el Presidente y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, otro de los apuntados, como el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Según dijeron, Alberto Fernández estuvo charlando las medidas para estimular la demanda que se venían trabajando antes de las PASO y que después de la debacle electoral venían acelerando en el “calendario de gestión”.
Anoche, en Hacienda, para apaciguar las aguas volvían a enviar gestos al otro bando.
Guzmán aceptaba una subejecución del presupuesto de este año, sobre todo en inversión de capital. El ministro dice que debían acelerar el gasto en obras en medio de la campaña. No obstante, la ley marco del año próximo -como la de este- no contempla un IFE, el reclamo de los más duros en las calles.
Después de ese encuentro explotó la ola de renuncias y llevó a Guzmán a refugiarse bajo el ala del Presidente en Casa Rosada. Allí se juntaron todos los ministros “albertistas” para resistir. Incluso en su equipo preparaban un tuit similar a los de otros ministros para apoyar al Presidente (fue desactivado).
Hasta casi las 22, estuvo en Casa de Gobierno. A esa hora, cruzó al Ministerio de Economía para dar la puntada final al Presupuesto. Se había llevado consigo la ratificación presidencial, la misma que tuvo en su momento para echar -sin suerte- a Federico Basualdo (su subordinado y de La Cámpora) de Economía.
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