El debate por los números: qué reformas le hacen falta al Indec
El Instituto Nacional de Estadística y Censos ( Indec ) no tiene paz. Luego de ocho años de oscurantismo durante los que estuvo intervenido por Guillermo Moreno y compañía (2007-2015), se enfrenta ahora con un proyecto de reforma que podría quitarle autonomía y restarle fortaleza. Qué quedará del organismo se sabrá cuando esté lista la versión definitiva del proyecto elaborado por Jefatura de Gabinete, con ideas aportadas por el Ministerio de Hacienda y el propio instituto. En esa misión trabaja Fernando Sánchez, el secretario de Fortalecimiento Institucional y exdiputado de la Coalición Cívica.
En principio, lo que ocurriría es que el organismo estadístico dejaría de ser dependiente exclusivamente del Ministerio de Hacienda y pasaría a estar bajo la órbita de un nuevo organismo, el Consejo Nacional de Información Estadística (CNIE), integrado, entre otros, por el propio Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Trabajo y el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Esa, claro está, no es la única modificación que se propone. También se impulsa el acceso a cargos por concurso, la definición de las estadísticas oficiales como servicio público esencial, la protección del secreto estadístico y sanciones por la adulteración de datos, entre otras innovaciones institucionales. Estas son, casi todas, propuestas que habían acercado en su momento exdirectores y trabajadores desplazados del Indec.
Víctor Beker, exdirector de Estadísticas Económicas del Indec, opina que, en primer lugar, hay que partir de la base de por qué es necesaria una reforma. "Desde mi punto de vista, es necesaria para evitar que vuelva a ocurrir lo que sucedió entre 2007 y 2015. Hay que blindar al organismo, para impedir que en un futuro las estadísticas sean manipuladas", señala.
Pero no toda reforma podría ser bien acogida o tener un consenso general. Por ejemplo, dentro del Indec, la figura del CNIE generó controversias, porque se aduce que con ella lo que se quiere hacer es "jibarizar" al organismo. La idea dentro de la institución era que fuera más como un gran directorio con un presidente que tuviese que rendir cuentas.
Rafael Diez de Medina, director del departamento estadístico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no tiene dudas: "Desde el punto de vista general, en cuanto a lo institucional, hay un tema de la independencia del instituto con relación a los órganos políticos que se ve en Europa y no se observa todavía en la Argentina. Se debería poder contar con cierta independencia técnica y profesionalizar un poco la dirección del Indec", afirma el especialista, en comunicación telefónica desde Ginebra, Suiza.
Pero, hasta lo que se sabe, el proyecto de Jefatura de Gabinete no daría esa independencia que reclama Diez de Medina. El CNIE ejercería funciones de planificación y supervisión de las estadísticas. Podría hacer recomendaciones "no vinculantes" sobre la metodología y se encargaría de evaluaciones de satisfacción. Sin embargo, tiene también participación -minoritaria- en la elección del director y del director técnico del Indec. Pero lo más polémico es que, con las dos terceras partes de sus miembros, podría removerlos.
Ese es, precisamente, un punto que le llama la atención a Beker, ya que, según dice, habían prometido que convocarían a los exdirectores para trabajar en el proyecto de reforma. De esta manera, la autonomía, lejos de ampliarse, se cercena. El experto no ve un avance en esa materia que garantice que no vuelva a suceder lo que pasó en el gobierno anterior.
"Hay que reformarlo", dispara Martín González Rozada, economista y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella. Y justifica su afirmación en el hecho de que, como se ha visto en el pasado, su dependencia del Ministerio de Hacienda no ha funcionado. "Habría que hacer una reforma que lleve a que el instituto tenga una mayor autonomía, para encarar un trabajo serio sobre las estadísticas. Uno escucha «este es el Indec de Moreno» o «este es el Indec de Macri» y la verdad que tendría que ser el que produzca las estadísticas para todo el país independientemente del gobierno de turno", dice.
La situación obliga a desviar la vista hacia otros países y analizar cómo son allí los institutos de estadística. Un ejemplo cercano es México, que tiene un organismo estatal y autónomo, lo que asegura cierta independencia del poder político. Del otro lado del Atlántico, Inglaterra, Francia e Italia adoptaron una decisión similar. España, en cambio, tiene un organismo que depende del Ministerio de Economía. Un poco más cerca, en Brasil, el IBC es una fundación financiada por el Estado, pero tiene independencia de los sectores políticos. "Yo creo que debe ser autónomo", enfatiza Diez de Medina.
Para González Rozada, hay distintas posibilidades de copiar organismos de Europa o Estados Unidos. "En principio, por lo que pude leer, la organización sería tipo Inglaterra, donde hay un comité que genera la planificación de las estadísticas públicas y un organismo descentralizado, que sería como el Indec aquí o la Agencia Estadística en Inglaterra, que ejecuta las estadísticas básicas. Después hay otros países donde el Instituto de Estadísticas es completamente independiente de cualquier ministerio o estamento político. Las dos opciones existen y funcionan bien", indica.
Según Beker, hay que contemplar la situación específica de la Argentina; porque, por ejemplo, el proyecto que maneja el Ejecutivo podría funcionar en Gran Bretaña, que no viene de la manipulación estadística más burda de que se tenga noticia en todo el mundo. "Pero no aquí, con la historia reciente que tenemos. Hemos revisado los distintos organismos y lo que vimos es que en general son organismos autónomos con sus propios recursos", comenta el experto.
Para algunos expertos en materia estadística, como Walter Sosa Escudero, profesor de Udesa/Conicet, es difícil comparar con otros países, porque la Argentina es un país de desarrollo intermedio. Canadá, Alemania o Inglaterra son países con sistemas que funcionan muy bien y necesitan otro tipo de mediciones. "Con esto quiero decir que no me parece que haya que copiar tercamente una estructura informativa de países que no tienen las urgencias nuestras (por ejemplo, Alemania no tiene un problema serio de pobreza). Debe haber un punto intermedio", analiza el académico.
En cuanto a la autonomía "sí" o autonomía "no", Sosa Escudero observa que hay dos objetivos que compiten entre sí: la independencia y la interacción con el centro de la cuestión económica. "Un organismo como el Indec debe tener estas dos variables. Debe tener autonomía, pero también una relación fluida con los actores de la política, para garantizar que se tomen bien las decisiones. Espero un Indec más interactivo, que la autonomía no le impida interactuar con los sectores claves de la política social, incluso el sector académico. Hoy tiene muy poca interacción sistemática", agrega.
Los analistas consultados coinciden en que, en medio de la discusión, se están mezclando debilidades históricas del Indec, problemas que estaban mucho antes de la intervención y cosas relativamente nuevas. En términos generales, rescatan, la restitución de la credibilidad de las estadísticas públicas es un logro. Ahora, el punto es: de ahí a creer que el instituto está bien hay un gran trecho. El gran problema que tiene no es tanto de esta gestión, sino que es un organismo que tiene pocas estadísticas. Por el grado de desarrollo de la Argentina son necesarias estadísticas más amplias y abarcativas.
En este sentido, que la principal fuente de información sea la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), sabe a poco, porque lo único que permite mirar es algunos ingresos, características muy gruesas del sistema educativo y ciertas características mínimas del mercado laboral. "Pero si uno quisiera analizar la asignación universal por hijo [AUH] en forma directa, con la EPH no podría hacerlo. En definitiva, tenés un país con una tasa de pobreza de 25,7% y no tenés herramientas certeras periódicas de políticas que combatan la pobreza", explica Sosa Escudero.
Es obvio que queda mucho por hacer. Daniel Schteingart, investigador de la Universidad de San Martín, especializado en temas de desarrollo económico, opina que el Indec mejoró la calidad de su información, porque en general las estadísticas son creíbles, pero eso no quita que quede mucho terreno por mejorar. Por ejemplo, podría ser más abierto en los datos que publica y más transparente en algunas metodologías.
"Por ejemplo, ¿por qué el IPC [índice de precios al consumidor] no se publica con más detalle? Estaría bueno que se pudiera abrir a un nivel más alto. Es ridículo que haya 'servicios de la vivienda' y no se diferencie entre gas, electricidad y agua. La Ciudad de Buenos Aires y Córdoba son más generosas en ese sentido. Perfeccionar eso sería bueno para alejar suspicacias", subraya Schteingart.
Asimismo, hay información que estaría bueno que se generara: por caso, matriz insumo producto, que es fundamental para hacer planificación económica. La última matriz insumo producto oficial es de 1997. Los países desarrollados la actualizan cada cinco años.
Además, hay realidades sociales que cambiaron y habría que adaptarse. Por ejemplo, en la EPH no hay un modulo específico de AUH. Si se tuviera eso, se contaría con una información bien precisa sobre ese tipo de políticas. Los estudios de impacto sobre la AUH tuvieron que recurrir a datos indirectos. "Tampoco hay una pregunta sobre el monotributo. Son cuestiones que hay que aggiornar y además se podría hacer una EPH a nivel total del país (hoy cubre solo 31 conglomerados urbanos, 61% de la población del país). Chile, por caso, abarca áreas rurales", concluye.
Las claves de lo que se vendría en el organismo
- Independencia: Según el artículo 17 del proyecto, los organismos del sistema estadístico "deberán procurar independencia profesional y científica de sus agentes"
- Nueva estructura: El Indec dejaría de ser rector de las estadísticas públicas y conviviría con el Consejo Nacional de Información Estadística, formado por siete miembros del Poder Ejecutivo
- Servicio esencial: La producción de estadísticas y censos oficiales desarrollados por todo el sistema se calificarían de servicio público esencial, según la iniciativa oficial
- Registros públicos: Los organismos del sistema estadístico estarían habilitados para usar –de manera anónima– la información pública registral
- Las metodologías: El Indec seguiría a cargo de la elaboración de las metodologías y de los cambios de procedimientos estadísticos
- Nombramientos: Los nombramientos del director y del director técnico sería por concurso; ambos cargos durarían cinco años y podría haber reelección
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