El dato que confirma que la demanda de los importadores quedó férreamente atada a las ventas de los exportadoras
El volumen operado en el mercado oficial saltó 120% respecto a los paupérrimos niveles de ayer, pero el Banco Central no pudo comprar reservas, ya que debía atender pedidos de compra “demorados”
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En la Argentina, todo vuelve. Eso, que es mucho más que una sensación, volvió a quedar confirmado al recuperarse hoy algo más de 112% el volumen de negocios operado en la plaza cambiaria oficial local, que pasó de los US$113 millones de ayer -mínimo en más de nueve meses- a US$249,9 millones en este jornada. Aún así, el Banco Central (BCRA) volvió a cerrar la rueda con un saldo neutro por sus intervenciones sobre el mercado.
El dato confirma que la aprobación de las compras de divisas (básicamente la de los importadores) quedó directamente atada al flujo de liquidaciones que realicen los exportadores, vendedores obligados a desprenderse de los dólares que hayan captado por su actividad.
No es algo nuevo. Pero no hace más que confirmar la “crisis de reservas” que trata de sobrellevar el BCRA, algo que tendrá impacto sobre la actividad económica hasta que la entidad pueda mostrar una recomposición de sus tenencias (por el reembolso de los DEG, si prospera el preacuerdo con el FMI) o comiencen a fluir sobre el mercado los dólares de la próxima cosecha de soja.
El BCRA terminó su participación de hoy en el mercado de cambios con saldo neutro
— Gustavo P Quintana (@guspaqui) February 18, 2022
Además, explica el férreo recorte dispuesto a comienzos de mes a la demanda de dólares de los importadores por la AFIP -vía administrativa-, al recalcular de manera discrecional la Capacidad Económica Financiera (CEF) de cada compañía actuante en el mercado para poder recortar los montos admitidos de los permisos de importación (formulario SIMI). De esta forma, limita la cantidad de operaciones a las que da curso para acceder al dólar a la cotización oficial, “el precio más subsidiado de la economía argentina”, como bien describe desde hace meses la economista Marina Dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo.
La adecuación forzosa de la demanda de divisas a la magnitud de la oferta no es nueva. Es la receta a la que ya había acudido el BCRA, aunque de un modo más sutil, durante el anterior capítulo de la “crisis de reservas” que se disparó a mediados de septiembre de 2020. Durante meses, y hasta la llegada de los dólares sojeros en abril de 2021, la entidad que conduce Miguel Pesce buscó asegurarse en las primeras semanas del mes un colchón de recompras antes de dar curso -hacia fin de mes- a los pedidos de venta.
“La mayor oferta del día fue clave para abastecer un mercado más demandado, previendo el feriado del lunes en EE.UU.”, explicó Sebastián Centurión, de ABC Mercados de Cambios, en referencia a la conmemoración del Día de los Presidentes en ese país.
Para dar con el antecedente inmediato anterior hay que remontarse a los tiempos del anterior cepo, aquellos en los que Guillermo Moreno (hoy crítico de las políticas oficialistas) ejerciendo un poder plenipotenciario desde la Secretaría de Comercio impuso una nueva versión del “uno a uno” menemista.
Claro que, en este caso, fue para fijar una regla que sólo permitía a aquellas empresas que hayan exportado comprar en la plaza oficial dólares hasta por la misma cifra despachada para concretar el pago de importaciones.
“Aquellas empresas que demuestren esfuerzo y progreso en la sustitución de importaciones y balanceo con exportaciones van a ser consideras por el Gobierno y tendrán flexibilidad comercial”, resumió Moreno el 22 de febrero de 2012, en un encuentro ante unos 150 representantes de empresas, algo que llevaría luego a muchas de ellas a concretar alianzas algo estrafalarias (bodegas con automotrices, por ejemplo), dado que había muchas de ellas que, dada la naturaleza de su actividad, demandaban más divisas para poder operar de las que podían generar exportando.
Por el momento, el equilibrio que el BCRA intenta le dio resultado: tras la nueva poda a la demanda acumula 12 ruedas sin tener que sacrificar reservas por intervenciones sobre el mercado.
La última venta fue el 1º de febrero y por US$49 millones. Desde entonces, cada vez que logró espacio para hacer alguna compra la realizó (en 8 jornadas sumó US$152 millones), lo que le permite enfrentar el tramo final del mes con una posición recomprada algo superior a los US$100 millones, pero no cambia la crítica situación de sus reservas, que se sostienen netas en unos US$1200 millones por la tenencia que la entidad mantiene de onzas de oro, pero siguen siendo negativas en unos US$2300 millones en su posición líquida.
Pero no cuesta adivinar que la limitación impuesta a las importaciones tendrá un impacto en el nivel de actividad. “Entre el 85% y el 88% de lo que la Argentina importa son productos básicos, imprescindibles para la producción nacional”, reseñaba días atrás el titular de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Natalio Mario Grinman, antes de recordar la relación directa entre PBI e importaciones que marcan las estadísticas oficiales: “Por cada punto de crecimiento del PBI, implica casi 3 puntos de crecimiento de importaciones”.
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