El crudo cae, pero las acciones petroleras suben
Los inversionistas prevén que los recortes de costos generarán ganancias
Los inversionistas siguen siendo pesimistas sobre el crudo, pero algunos empiezan a comprar las acciones de las empresas que lo extraen del subsuelo.
Desde principios de octubre, el precio del Brent, el contrato de referencia mundial, ha bajado 8% y pocos vaticinan una recuperación importante este año o el próximo. De todos modos, las acciones de las compañías de hidrocarburos han subido casi 8%, según el Índice Global de Petróleo de S&P.
El renovado interés en este asediado sector tiene poco que ver con visiones optimistas sobre el crudo y refleja, en cambio, los intentos de la industria de adaptarse a un precio más barato mediante la reducción de gastos, las desinversiones y la presión sobre los proveedores para obtener condiciones más ventajosas.
Desde luego, no todos los inversionistas son entusiastas y numerosas petroleras registran pérdidas cuantiosas y recortan presupuestos, lo que podría obstaculizar su crecimiento futuro. No obstante, un número creciente de gestores de fondos apuestan a que estas compañías van en camino de convertirse en inversiones más rentables.
"Existe el potencial de que estas empresas se conviertan en máquinas de ganar dinero", dice James Sym, gestor de portafolio de Schroders, que supervisa un portafolio de 295.000 millones de libras esterlinas (US$449.000 millones). Sym ha comprado en los últimos meses acciones de empresas como el gigante energético italiano ENI SpA y la francesa Total SA.
El precio del petróleo ha caído 61% desde junio de 2014, conforme la nueva producción de los yacimientos de esquisto de Estados Unidos llevó a una sobreoferta de suministro en los precisos momentos en que la demanda global perdía bríos ante la desaceleración de la economía china. Las acciones de algunas de las mayores empresas del sector han recibido una paliza. BP PLC, por ejemplo, acumula una caída de 30%, Exxon Mobil Corp. ha perdido 24% y Total ha bajado 21% en el mismo período.
Varias empresas han reaccionado con drásticos recortes de costos. BP informó en octubre que prevé lograr para 2017 una reducción anual de costos de más de US$6.000 millones. La energética británica también se comprometió a vender entre US$3.000 millones y US$5.000 millones en activos en 2016 y entre US$2.000 millones y US$3.000 millones en 2017.
Para muchos inversionistas, el eje de sus apuestas es la capacidad de las petroleras de reducir costos operativos al obligar a las empresas de servicios a aceptar precios más bajos por suministros como equipos de perforación y refinación y sistemas tecnológicos.
Ya está sucediendo.
Amec Foster Wheeler PLC, una importante empresa de servicios petroleros del Reino Unido, indicó hace unos días que debido a la "presión sobre los precios por parte de los clientes" no tendrá más remedio que eliminar su dividendo. Es un paso que las grandes petroleras del sector privado no han dado. En los primeros nueve meses del año, Royal Dutch Shell PLC, Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y BP han repartido casi US$28.000 millones a sus accionistas, un alza de cerca de 10% frente a igual lapso del año anterior.
Se trata de una reversión de las tendencias de los años de auge, cuando la alta demanda permitió a las compañías de servicios amentar sus precios a costa de los productores. Por ejemplo, el costo operativo por barril de ENI pasó de US$4,99 en 2007 a US$8,40 en 2014.
"Es cada vez más evidente que las acciones de petróleo y gas podrían beneficiarse, perversamente, del bajo precio del petróleo", asevera Sym.
Las petroleras han atravesado malas rachas en los precios del crudo y han sobrevivido. Entre 1987 y 1997, la industria sufrió un largo período de precios bajos y respondió con rondas de reducciones de costos que aseguraron "un fuerte crecimiento de las ganancias", según una investigación de Bernstein.
Matthew Tillett, gestor de cartera de Allianz Global Investors, ha estado comprando acciones de BP y Shell, así como de algu-nas empresas de exploración y producción más pequeñas.
Tillett opina que la capacidad de estas empresas para cumplir con sus planes de recortes de costos es "a partir de ahora pro-bablemente tan importante como el precio del petróleo".
"Se ha producido un gran cambio en la forma en que estas empresas son gestionadas", afirma el estratega, cuya firma su-pervisa activos del orden de los 412.000 millones de euros (unos US$626.500 millones).
Hervé Samour-Cachian, gestor de cartera sénior de Natixis Asset Management, cuenta que ha estado comprando acciones de las grandes petroleras desde mediados de año, apostando a una atenuación del desequilibrio entre la oferta y la demanda en los mercados de crudo.
Los recortes en los gastos de capital de las petroleras deberían reducir la producción, dice, en tanto que la demanda debería remontar conforme la economía mundial se recupera.
Las medidas de "autoayuda" adoptadas por las petroleras serían suficientes para cubrir sus dividendos y "restaurar la con-fianza de los inversionistas", manifiesta Samour-Cachian, cuya firma administra alrededor de US$324.000 millones en activos.
No todo el mundo comparte su opinión. Algunos analistas argumentan que los profundos recortes de gastos no serán suficientes si la cotización del petróleo no repunta a US$60 el barril, el precio que la mayoría de las petroleras y los bancos de inversión proyectan para el Brent el próximo año. Con las reducciones de gastos, las empresas también corren el riesgo de sacrificar su capacidad de agregar barriles a través de la exploración y la producción.
Una de las razones para el optimismo de algunos inversionistas pueden ser las renovadas promesas de las petroleras de no disminuir los dividendos.
"Los únicos elementos que tienen para atraer a los inversionistas es una predecible y creciente distribución de dividendos", señala Fadel Gheit, analista de Oppenheimer & Co. Si no se mantienen los dividendos, entonces "el cuchillo cortará con mucha fuerza", predice.
The Wall Street Journal