El círculo virtuoso del desarrollo: de Charles Darwin al mundo corporativo
La creatividad y la innovación son los ejes que impulsan los cambios en todos los campos, incluyendoel empresario
Cuando Percy Spencer quiso probar el chocolate que tenía en el bolsillo notó que se había derretido. De inmediato sospechó que había ocurrido al pasar cerca de un magnetrón, el componente básico de los radares. Para comprobar su teoría creó un campo de microondas de alta densidad y colocó maíz pisingallo dentro del prototipo. Fue así como los pochoclos fueron la primera comida producida con ese sistema. Luego probó con un huevo que explotó en la cara de los investigadores que estaban cerca. Spencer trabajaba para la firma Raytheon (el principal fabricante de magnetrones para radares durante la Segunda Guerra) que se apresuró a patentar el invento.
Los primeros hornos de microondas comerciales salieron a la venta en 1947 y se llamaron "Radarange". Medían cerca de 1,8 metros, pesaban unos 300 kilogramos y costaban el equivalente del salario anual de un empleado medio. Debido a su costo y a sus dimensiones, durante los primeros años solo se los encontraba en restaurantes. A mediados de la década del 60 se comenzaron a producir en Japón y sus precios bajaron de manera considerable. Hoy se calcula que en los países desarrollados más del 90% de las cocinas los tienen.
El caso del microondas ejemplifica el proceso típico de un desarrollo empresarial que se pude resumir en tres etapas:
1 Etapa de creación: hay una necesidad insatisfecha o un problema que necesita ser resuelto. Una persona, o varias, comienzan a lanzar ideas para solucionarlo. En algún punto, un evento -planeado o fortuito- dispara una salida novedosa que suele ser la adaptación de elementos existentes. En el caso del microondas, se descubrió la oportunidad de desarrollar una forma más rápida para cocinar.
2 Etapa de innovación: en una empresa, la creatividad no puede terminar siendo una abstracción, sino que debe generar valor. Para conseguirlo, la idea se debe enfocar en algo práctico, realizable y que posea viabilidad económica. Es una etapa que suele requerir varias iteraciones antes de que la innovación se concrete. A Raytheon le llevó 20 años convertir el costoso y voluminoso microondas original en el artefacto de consumo masivo que es en la actualidad.
3 Etapa de cambio: de nada serviría la innovación si no generara cambios controlados -se deben tomar recaudos para evitar al máximo los efectos colaterales indeseados- sobre las personas involucradas de manera directa e indirecta. El valor de la innovación estará vinculado a la amplitud del cambio (a cuántas personas impacta) y a su sencillez. El valor aportado por el microondas es incalculable ya que alcanzó -en mayor o menor medida- a la mayoría de los habitantes del planeta. Asimismo, su uso es tan habitual que hasta nos parece un elemento "obvio".
Spencer seleccionó dos actividades sin ninguna vinculación aparente (el control aéreo y la cocina) y produjo una innovación de alcance mundial. Lo mismo se podría decir de Jeff Bezos, que eligió la incipiente Internet, plataforma que permitió nuevas posibilidades comerciales y logísticas, que plasmó en Amazon. Hay una infinidad de líderes visionarios que tuvieron la capacidad de poner en práctica emprendimientos innovadores exitosos de manera similar. Los ejemplos van desde Oprah Winfrey hasta Margarita Barrientos, y desde Tomás Edison hasta Steve Jobs. Inútil intentar enumerarlos.
La sencillez es el segundo componente correlacionado con el éxito y con el valor aportado por la innovación. Una solución "simple" ayuda a que la sociedad la incorpore en poco tiempo a su vida diaria; después de todo, ¿hay algo más familiar que un microondas, el e-commerce, la bombilla eléctrica o el smartphone?
El ciclo virtuoso creatividad-innovación-cambio está implícito en cualquier solución práctica, y se puede resumir en un concepto: adaptación. Es la manera en que los organismos vivos -incluidas las personas y sus organizaciones- responden a los cambios de contexto. Es la base del desarrollo individual y colectivo. No es algo nuevo, es lo que en el siglo XIX ya había descubierto un naturalista llamado Charles Darwin.
El autor es profesor de la Escuela de Negocios de la UTDT
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