El cierre parcial en EE.UU. prolongaría el estímulo de la Fed
WASHINGTON—El cierre parcial del gobierno y la batalla por aumentar el límite del endeudamiento de Estados Unidos están nublando el panorama de la economía global y los mercados, pero al mismo tiempo están esclareciendo un hecho: la Reserva Federal de EE.UU. probablemente mantendrá el pie en el acelerador monetario por más tiempo para compensar los daños causados por la paralización.
Dos semanas después del inicio del cierre parcial del gobierno, los efectos se empiezan a ver con claridad. El crecimiento económico será, al menos, un tanto más lento de lo que hubiera sido. Las empresas y los consumidores tienen menos confianza respecto a la dirección a corto plazo de la economía comparado a antes de que comenzara el cierre. Y las mediciones oficiales de la actividad económica más seguidas por los mercados —es decir, los informes del gobierno suspendidos por el cierre parcial— probablemente no ofrecerán cifras fiables por varios meses.
Esto es un golpe significativo, pero llevadero, para la atribulada recuperación estadounidense. Un desenlace catastrófico de la batalla por elevar el techo de la deuda, o un cierre del gobierno que se prolongue mucho más, podrían causar daños peores.
Lo ocurrido en Washington hace que los funcionarios de la Fed parezcan clarividentes ya que el mes pasado decidieron mantener sin cambios su programa de compras de bonos de US$85.000 millones al mes a pesar que el mercado tenía la expectativa de que lo reducirían.
Muchos funcionarios del banco central estadounidense han tendido a ser demasiado optimistas en años recientes, esperando una recuperación económica más fuerte de la que terminó materializándose.
En esta ocasión, no podían darse el lujo de quedar mal. Los funcionarios de la Fed mencionaron "los considerables riesgos en torno a la política fiscal" como un motivo para no cambiar su política, según la minuta de la reunión de septiembre del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés), que fue publicada la semana pasada.
La considerable incertidumbre respecto a la economía ha llevado a los analistas del sector privado a reducir sus propias ex-pectativas sobre un cambio en la política de la Fed.
En la encuesta más reciente de The Wall Street Journal, ninguno de los 46 economistas sondeados prevé que la Fed anuncie un cambio en sus compras de bonos en su reunión del 29 y 30 de octubre. En la consulta del mes anterior, dos tercios preveían al menos algo de disminución en septiembre u octubre.
El sondeo, llevado a cabo este mes antes que comenzara el cierre parcial, reveló que 37 de 46 economistas ahora esperan una reducción del programa de compra de bonos de la Fed en diciembre o enero.
Pero muchos economistas reconocieron que su pronóstico es menos preciso de lo normal debido a que el cierre parcial y el enfrentamiento para aumentar el límite de deuda siguen sin resolverse. "Ni siquiera el FOMC sabe cuándo comenzará la disminución", apuntó el economista jefe de Credit Suisse, Neal Soss, quien pronosticó una reducción en enero.
Cuando el gobierno finalmente reanude sus operaciones, no se sabe con certeza si podrá generar datos económicos para el mes de octubre. Incluso si logra hacerlo, la volatilidad económica causada por el cierre parcial generará dudas en los informes que cubren los meses de octubre, noviembre y diciembre, debido a los golpes económicos de ese periodo.
La interrogante sobre si la recuperación será lo suficientemente fuerte para que la Fed se sienta cómoda como para reducir sus compras en cinco o seis meses es un tema distinto. Bernanke ha advertido en repetidas ocasiones que la Fed no puede proteger a la economía de todas las consecuencias de los caprichos fiscales.
La economía parecía mantenerse de pie antes que se "apagaran las luces" el 1 de octubre en sectores de los departamentos del Trabajo y Comercio, que producen muchas de las estadísticas económicas que se siguen más de cerca.
Pero algunas señales del sector privado ya están emitiendo alarmas. La medida diaria de confianza del consumidor de Gallup cayó el domingo a un nuevo mínimo para el período comprendido desde el inicio del cierre parcial. El declive reciente está cerca de eclipsar la caída registrada durante la crisis financiera de septiembre de 2008.
Los ejecutivos también han dicho que son menos propensos a contratar e invertir en momentos en que los legisladores deba-ten el impacto de una cesación en los pagos de EE.UU.
Los economistas tienden a ser optimistas, pero la encuesta más reciente de The Wall Street Journal demostró que muchos están tirando la toalla, centrando sus esperanzas en 2014.
"Lo que ha sido difícil de calcular… es el giro psicológico que lleva a las empresas a empezar a contratar, lleva a los consumidores a sentirse cómodos gastando más, o ha hecho que los inversionistas tengan más confianza para hacer inversiones ligeramente más osadas", apuntó Carl Tanenbaum, economista jefe en Northern Trust. "Todas esas cosas entran en vigor con el tiempo", precisó. "Pero ha tomado demasiado tiempo".
Ya que las batallas políticas están de nuevo reduciendo los beneficios de la política monetaria, la espera podría ser incluso mayor.
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