Brent Neiman: "Hay una desproporción en la utilización del dólar"
Brent Neiman es economista –estudió en las universidad de Pennsylvania, Oxford y Harvard– y es profesor en la Universidad de Chicago, la cuna del liberalismo económico. Conoce el país porque está casado con una argentina, que lo trae de visita seguido para ver a la familia y pasear por Iguazú, Mendoza, Ushuaia y Buenos Aires.
En una entrevista con LANACION, el académico que está hace más de una década en Chicago señala que el dólar es la moneda predominante en el mundo porque cuando hay una crisis, en vez de perder valor, se fortalece. Además analizó los beneficios y los costos de unificar la moneda argentina con Brasil.
–¿Cuál es el rol de los bancos centrales hoy en día, con la inflación en niveles bajos en la mayoría de los países del mundo?
–Los bancos centrales tienen como función importante controlar que la inflación esté en su target. Un problema es que haya inflación demasiado baja. Por ejemplo, Japón desde hace tiempo mantiene una variación de precios menor a lo que varios economistas dirían que es la tasa deseable. También hubo momentos en que Estados Unidos tuvo inflación por debajo del nivel deseable. Una razón por la cual se quiere que la inflación sea mayor al 0% es porque permite que haya más flexibilidad en los salarios, que de otra forma serían rígidos. La meta habitual de inflación es del 2% anual. Los bancos centrales están intentando acercarse a ese objetivo y establecer expectativas consistentes con esa meta. Algunos países se preocupan por reducir la inflación, pero hay muchos otros que la quieren aumentar.
–¿Sigue siendo importante que los bancos centrales se mantengan independientes de las políticas económicas, o debería haber más coordinación entre las entidades y el Tesoro?
–En mi opinión, hay varios trabajos consistentes que señalan la importancia de un banco central independiente. Por ejemplo, la volatilidad del PBI global en los últimos 40 o 60 años fue mucho menor a la de los 40 o 50 años anteriores. La excepción sería la crisis financiera de 2008 y 2009, pero en general es un periodo al que se le llama The Great Moderation [la gran moderación], y hay hipótesis razonables que lo relacionan con la independencia de los bancos centrales. Es muy importante mantener y proteger la independencia entre el Banco Central y el Tesoro. Hay mucha evidencia empírica también sobre lo que ocurre cuando el Banco Central es controlado políticamente y se producen fenómenos inflacionarios.
–Tras los comentarios de Donald Trump que critican la política monetaria, surgió la duda de si la Reserva Federal es independiente…
–El presidente Trump ha comentado sobre la política monetaria en maneras que rompe con la experiencia de las últimas décadas en Estados Unidos y que creo que no es útil para la formulación de políticas económicas. Pero uno se pregunta qué tan importantes son los tweets del presidente. En este momento, el Congreso juega un rol más importante para preservar la independencia del Banco Central, que creo que está amenazado en relación con los últimos años.
–Pareciera que la Fed está intentando, en sus mensajes de política monetaria, enfatizar que las decisiones que toma no las hace porque el presidente Trump se las pidió, pero al mismo tiempo no quiere pasar el mensaje de que hará lo contrario a lo que Trump le pide. ¿Cómo se equilibra esa señal?
–No existe un análisis profundo cuando está la posibilidad de influencia del Poder Ejecutivo, ya que esto hace que sea muy difícil señalar que la decisión no tuvo nada que ver con eso, incluso si de hecho la decisión no tuvo nada que ver con eso. Mi opinión con los tweets es que el presidente Trump básicamente no tuvo ningún impacto en la toma de decisiones de la Reserva Federal, pero por supuesto no estoy en la sala. Los beneficios de tener un Banco Central independiente es que no hay una preocupación en que se tome una decisión por intereses políticos de corto plazo, poniendo en riesgo la estabilidad del largo plazo.
–Antes de la Guerra comercial con China, la Fed estaba en un proceso de suba de tasas, pero ahora comenzó a recortarlas. ¿Esto podría generar inflación en Estados Unidos, teniendo en cuenta que la tasa de desempleo está en niveles muy bajos?
–La Curva de Phillips se basa en una relación empírica que sugiere que la inflación y la tasa de desempleo se mueven en direcciones opuestas. Se basa en que si el desempleo baja mucho, entonces es difícil contratar a trabajadores sin tener que aumentar el salario. Dado eso, se incrementa el costo de los productos y servicios, y entonces se puede tener inflación. Pero esta relación se ha debilitado y es más difícil de identificar o de observar en los últimos años, comparado con 40 años atrás. Y es un problema en el que varios macroeconomistas están trabajando para estudiar si efectivamente la relación se está debilitando y por qué. Podría ser por la movilidad de los trabajadores, o temas de demografía o por tecnología, hasta por mediciones. Es realmente un rompecabezas. Es difícil de medir.
–¿Por qué las decisiones de la Fed cada vez tienen más impacto en otros países?
–La Fed tiene un impacto desproporcionado en la actividad económica mundial, no solo en los mercados emergentes, sino en el mundo. Creo que esto es así por la importancia del dólar, que se ha vuelto la moneda de referencia en el comercio internacional. Por ejemplo, el 90% del comercio de Estados Unidos está denominado en dólares. Pero no solo en Estados Unidos, también en países como la Argentina que tiene su comercio en dólares, aun cuando no estén comerciando directamente con Estados Unidos. Hay una desproporción en la utilización del dólar. Entonces las decisiones que toma la Fed tienen implicancias en el dólar: si sube la tasa de interés, se aprecia la moneda, y esto por supuesto afecta a las exportaciones e importaciones de todas partes del mundo. Otra razón por la cual la Fed es desproporcionadamente importante es que el dólar es desproporcionadamente importante en el comercio internacional de activos bancarios, bonos y préstamos. Por ejemplo, en un estudio que estamos llevando a cabo con Matteo Maggiori y Jesse Schreger, observamos los bonos de la compañía y vemos que están denominados de manera desproporcionada en dólares. Este es el caso incluso para empresas en países avanzados, como en Europa, e incluso cuando los inversores no son de los Estados Unidos. Lo mismo ocurre con los préstamos bancarios y, en un caso más limitado, con las deudas soberanas. Entonces, cuando la Fed toma sus decisiones, impacta la carga de la deuda y las decisiones financieras de esas compañías o países.
–¿Por qué el dólar es la moneda más fuerte? ¿Por qué el euro no creció como se esperaba, para hacerle más competencia como moneda de reserva?
–No hay una razón específica de por qué el dólar se volvió la moneda predominante. Hay varias teorías. Una que encontré interesante es que a comienzos de 2000 parecía que el euro estaba ganando lugar en la participación de los activos mundiales comparada con la participación del dólar. Pero eso cambió luego de la crisis financiera de 2008 y 2009. El dólar se aprecia más cuando hay crisis financieras. Entonces una posibilidad es que el mundo vea al dólar como uno de los activos más seguros para invertir, y es porque no solo no pierde valor durante las crisis, si no que se hace más fuerte. Son exactamente en estos momentos de crisis en los cuales uno no quiere perder valor. Es una característica muy deseable, y no sabemos exactamente qué es lo que hace el dólar que brinda esa seguridad, pero la data sugiere que el dólar lo tiene, y el euro no lo tuvo en la crisis de 2008. No se sabe si esto refleja las decisiones que tomaron en ese momento los políticos, o los fundamentos de la economía, o si es la seguridad de la ley estadounidense o el poder político de Estados Unidos, pero los inversores aprendieron que si hay crisis, el dólar es un activo seguro.
–Hoy China ya es la segunda economía del mundo, ¿cree que en el futuro su moneda podría ser una competencia para el dólar?
–La cuestión de si habrá una moneda única de reserva de valor o si existe la posibilidad de que coexistan varias monedas es algo que nos preguntamos los economistas durante varios años. No tengo una predicción, aunque creo que está claro que si hay otras monedas, seguramente una de ellas sea el yuan. Es un poco difícil de imaginar hoy porque las monedas y los activos chinos no pueden comercializarse tan libremente como sería necesario. Pero será algo interesante de ver en el futuro, especialmente si China continúa liberalizando su economía y flexibilizando los controles de capital.
–¿Ve posible que la Argentina y Brasil puedan tener una moneda en común, como tienen algunos países de Europa con el euro?
–Habría que evaluar la serie de beneficios y costos que trae integrar dos países con una misma moneda. Entre los beneficios se encuentra el de eliminar fricciones, como cambiar divisas, establecer contratos y acuerdos de tipo de cambio. Pensamos que los beneficios de eliminar estas fricciones equivaldría a que haya más comercio y más inversiones entre ambos países. En ese sentido veo porque sería tentador la propuesta. Pero también hay muchos costos. El más importante sería el de ceder el control de la política monetaria. Si hay una moneda en común, tiene que haber una tasa de interés que se aplique a ambos países, y la pregunta es si esa política monetaria es la adecuada por igual para la Argentina y para Brasil. Hay opiniones muy distintas, pero basados en la historia, es muy posible que un país esté enfrentando una crisis y necesite que bajen las tasas, mientras que el otro esté en un buen nivel de actividad económica. Otro punto que es importante analizar son las transferencias fiscales. Por ejemplo, en Estados Unidos, si el estado de Michigan tiene una recesión e Illinois tiene un boom económico, este último estará pagando más ganancias al gobierno federal, que a su vez, le transferirá a Michigan en forma de seguro de desempleo. Ocurre automáticamente. Si los dos estados tuvieran monedas separadas, la alternativa de lo que harían es que Illinois suba su tasa de interés y Michigan la baje. Pero como tienen la misma moneda, no pueden. Si se quiere ceder la política monetaria, hay que asegurarse de que haya otras políticas de seguro, como las transferencias fiscales, pero no creo que la Argentina y Brasil implementen estas medidas. Otro ejemplo de una política de seguro es que haya libre movilidad de trabajadores. Por ejemplo, en el caso de que Michigan esté en un mal momento e Illinois ande bien, los ciudadanos de Michigan podrían mudarse a Illinois. Si el desempleo es muy alto en Michigan y muy bajo en Illinois, una forma de solucionarlo es con la movilidad. Los países con diferentes idiomas, por ejemplo, a menudo tienen una movilidad limitada de trabajadores entre ellos.
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