El CEO global de una multinacional apuntó contra el Gobierno por una polémica prohibición
Fuerte controversia en un congreso internacional organizado por Philip Morris por la decisión del Ministerio de Salud de prohibir los calentadores de tabaco; para la industria, son menos dañinos que los cigarrillos
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NEUCHÂTEL, Suiza.- La sala especialmente ambientada del “cubo” frente al lago de esta ciudad estaba repleta de periodistas de todo el mundo y ejecutivos de la empresa multinacional. En el escenario, rodeado de luces de diferentes gamas púrpuras, el CEO global se enojó cuando recibió la pregunta sobre lo que ocurría en la Argentina. “No quiero ser parte de esta estupidez”, cuestionó, y agregó: “Tiene efectos graves”.
Pasadas las 10.30, luego de su exposición en la apertura del Technovation “Smoke Free by PMI”, el chief executive officer (CEO) de Philip Morris Internacional, Jacek Olczak, respondió la pregunta de LA NACION sobre la decisión del Gobierno de prohibir el dispositivo que calienta tabaco en el país, una medida que frenó inversiones por unos US$300 millones. Desde 2011, la Anmat ya había prohibido al cigarrillo electrónico.
La sala del centro de investigación y desarrollo de Philip Morris Internacional escuchaba en silencio cómo el país se convertía otra vez en la oveja negra frente a la legislación que se iba adoptando en EE.UU., Nueva Zelanda, Japón y hasta en Uruguay, por caso. El polaco cuestionó la prohibición de un producto que, aseguró, busca reducir el riesgo que tiene el cigarrillo en la salud de los fumadores, según su propia visión y el objetivo explicitado de la firma. “Es algo contra corriente, algo ilógico”, aseguró el CEO. “¿Quién será el responsable de que los fumadores no se puedan pasar a estos productos?”, se preguntó.
“La Argentina prohibió el producto que hacemos”, dijo el ejecutivo global sobre el Iqos, el calentador de tabaco de Philip Morris que evita la combustión. “No quiero ser parte de esta estupidez; tiene efectos graves”, completó, y estimó que es bueno discutir cómo regular, qué impuestos poner, pero que lo peor es prohibir. “Si no le damos acceso a estos productos, seguirán usando cigarrillos”, señaló Olczak.
Un cambio de paradigma
En el mundo hay 1100 millones de fumadores. La empresa recordó que en 1997 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió “reducir la toxicidad de tabaco” y que, en 2015, abogó por el desarrollo de sistemas de distribución de nicotina que fueran menos dañinos que el cigarrillo. En 2014, Philip Morris lanzó el Iqos Japón y el 35% de sus ganancias ya vienen del desarrollo de estos dispositivos de tabaco calentado. El objetivo de la empresa es que, en 2025, el 50% de las utilidades provengan de los productos libres de humo (smoke free).
“Estos productos pueden ser mucho mejores que los cigarrillos”, aseguró Olczak, que cuestionó a quienes sugieren lo contrario. “No hay base científica -dijo- para negar los avances de estos dispositivos frente al cigarrillo”.
“Hay países en los que estos productos no están permitidos y los cigarrillos sí”, cerró. Luego vino la pregunta de LA NACION que generó el enojo del CEO global de Philip Morris.
La Resolución 265/2023 del Ministerio de Salud publicada en Boletín Oficial a fines de marzo pasado tuvo como objetivo restringir el uso PTC (producto de tabaco calentado) de apariencia similar a los cigarrillos electrónicos o vapeadores, pero que en lugar de combustionar un líquido que contiene tabaco, calienta un cigarrillo especial elaborado con hojas de tabaco prensadas y nicotina a una temperatura que no llega a producir la combustión. “Es que, si bien se promueven como productos de riesgo reducido, hasta el momento ningún estudio independiente demostró que sean inocuos para la salud”, afirmó entonces la cartera sanitaria a través de un comunicado.
El ministerio que dirige Carla Vizzotti agregó que “por el contrario, algunas investigaciones comprobaron que contienen muchas de las sustancias tóxicas que poseen los cigarrillos comunes, en algunos casos en mayor grado de concentración”.
Los fabricantes niegan estas acusaciones y, por el contrario, afirman que hay un 95% de reducción de las toxinas que el cuerpo absorbe gracias a estos dispositivos frente a los cigarrillos.
“A partir de esta decisión tomada de manera sorpresiva, Massalin Particulares (la afiliada local de Philip Morris en la Argentina), una de las principales tabacaleras a nivel local, decidió suspender un proyecto de inversión de US$300 millones. El proyecto incluía una ampliación en su planta en Merlo, provincia de Buenos Aires, para poder producir estas alternativas, que además hubiese dado la posibilidad de realizar exportaciones por más de US$100 millones anuales”, afirmó la empresa.
“Más allá del impacto en el proyecto de inversión, la decisión coarta la posibilidad de brindarles a los 7 millones de fumadores adultos que hay en el país alternativas diferentes al cigarrillo convencional, basadas en la ciencia y autorizadas por diferentes agencias y autoridades sanitarias alrededor del mundo. Se trata de una resolución que aísla a Argentina de los avances que hay en el mundo en este sector”, agregó.
En Uruguay, una resolución de Luis Lacalle Pou, en 2021, autorizó estos dispositivos. Previamente, estaban prohibidos. El caso fue referenciado en esta ciudad a 100 kilómetros de Ginebra.
Un negocio en crecimiento
Philip Morris, como sus competidores, están transformando el mercado del tabaco apuntando al desarrollo de dispositivos, como el Iqos. “Si no fumás, no empieces. Si fumás, dejá. Si no podés dejar, cambiá”, es el leti motiv del encuentro de Technovation. Para impulsar estos cambios, la firma invirtió US$10.500 millones en el mundo y ya llega con estos dispositivos a 78 mercados. Son usados por 26 millones de fumadores.
Los ejecutivos que presentaron los “beneficios” del Iqos apuntaron a cómo el cambio de un fumador de cigarrillos a uno de calentador de tabaco reduce el impacto de las enfermedades pulmonares en los diferentes países en los que se impulsan. “¿Por qué si son tan buenos sólo hay ejecutivos de Philip Morris en esta conferencia?”, preguntó LA NACION. “La puerta está abierta, pero no vienen”, respondió directamente Grégoire Verdeaux, vicepresidente senior de Asuntos Externos de Philip Morris, sobre los científicos y políticos que siguen viendo a la industria tabacalera de reojo y con dudas.
Su compañero Stefano Volpetti, presidente de SFP (Smoke Free Products) y CCO de Philip Morris dijo a LA NACION que estos dispositivos ya tienen nueve años de historia en Japón o Italia, “con datos positivos” sobre su impacto en la salud de los fumadores. En Japón, por caso, ya se pasaron del cigarrillo a esta tecnología cerca de 10 millones de personas. “La realidad de la vida de todos los días es que no todo el mundo puede dejar de fumar y la reducción del daño del tabaco sin combustión es importante”, dijo.
“La dificulta de muchas autoridades, empezando por la OMS (Organización Mundial de la Salud), es aceptar que la única solución no es no fumar”, agregó el ejecutivo, que recordó que estos dispositivos están autorizados por la FDA de Estados Unidos (comercialización y riesgo modificado), entre otros importantes entes reguladores. “Un producto sin combustión tiene un impacto sumamente diferente. Es sentido común”, completó, y dijo que hay protocolos para que los jóvenes no se acerquen a los mismos.
“La de la Argentina es una historia interesante. Campeón del mundo, un país reconocido a nivel mundial por su talento y su innovación. Pero, sobre reducción del daño del tabaco, están en la liga de los peores. Lo que pasa en el resto del mundo es bastante claro”, cerró.
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