El censo de China envalentona a los críticos de la política de ‘hijo único’
BEIJING.- La población de China está creciendo más lentamente y envejeciendo más rápidamente, según el censo más reciente, planteando interrogantes acerca del rechazo del gobierno a abandonar su política de "hijo único", pese a advertencias de expertos en materia de población sobre una crisis demográfica en ciernes.
Cuando el gobierno chino lanzó el mayor experimento demográfico del mundo en 1980, dijo que tardaría unos 30 años en lidiar con el astronómico crecimiento poblacional alentado por el ex presidente Mao Zedong.
Parece haber logrado esa meta: los resultados iniciales del censo difundidos el jueves muestran que el número de habitantes de China, el país más poblado del mundo, creció a 1.340 millones hasta el año pasado, frente a los 1.270 millones de 2000.
Eso se traduce en un crecimiento promedio anual de 0,57% en la década, frente a 1,07% entre 1990 y 2000.
El censo, llevado a cabo el año pasado, también muestra que las personas de más de 60 años ahora representan 13,3% de la población de China, comparado con 10,3% en 2000. Además, la reserva de trabajadores futuros ha mermado: los jóvenes de menos de 14 años ahora representan 16,6% de la población, frente a 23% hace 10 años.
Aun así, los líderes de China ratificaron nuevamente esta semana que mantendrán la política de planificación familiar.
Esta medida se da a pesar de los resultados del censo y una campaña de una década de un grupo informal de presión de destacados académicos y ex funcionarios que han arriesgado sus carreras argumentando que la política se basa en conocimientos errados e intereses burocráticos.
Establecida en 1981, la Comisión de Planificación Familiar es un coloso burocrático que emplea a medio millón de personas a tiempo completo, y otros seis millones a tiempo parcial. Cada año cobra millones de dólares en multas.
Los líderes chinos atribuyen a la política de hijo único haber prevenido 400 millones de nacimientos, con lo que ayudaron a sacar al país de la pobreza.
Bajo la política de hijo único en China, muchas parejas -pero no todas- que tienen más de un hijo encaran multas de varios meses de salario y pueden perder sus empleos si trabajan para el Estado. El programa también ha incluido esterilizaciones y abortos forzados.
Según varias personas allegadas a la Comisión de Planificación Familiar, se cree que el organismo está considerando planes pilotos limitados para relajar la política. Pero el grupo de presión informal de académicos y ex funcionarios aseguran que estas medidas son insuficientes y que llegan demasiado tarde para resolver una crisis demográfica que transformará sustancialmente la economía y la sociedad de China.
Nuevos lastres
Integrantes del grupo de presión dicen que la población de adultos mayores chinos se está expandiendo rápidamente conforme se retira la generación de la era de Mao, creando nuevos lastres a la sociedad para cubrir el costo de su retiro. Al mismo tiempo, su fuerza laboral comenzará a contraerse a partir de 2016, revirtiendo el fenómeno demográfico que impulsó el auge industrial de las últimas tres décadas.
La cantidad de trabajadores de entre 20 y 24 años ya está menguando debido a la menor tasa de natalidad de hace dos décadas y un reciente aumento en la cantidad de jóvenes que deciden prolongar sus estudios.
La preferencia tradicional por los niños significa que China ahora tiene unos 120 varones por cada 100 mujeres.
Para 2020, China podría tener hasta 24 millones de jóvenes solteros con pocas posibilidades de casarse o procrear.
La solución, argumentan miembros del grupo de presión, es que China adopte rápidamente una política de "dos hijos", y posiblemente ofrezca incentivos a parejas para que tengan un segundo hijo.
La Comisión de Planificación Familiar rechazó múltiples pedidos de entrevistas.
Una prominente ex funcionaria, empero, presentó lo que, según ella, era el punto de vista prevaleciente en la comisión. "Estos llamados expertos dicen necedades", dijo Ma Li, integrante de la Comisión Nacional de Población y asesora del Consejo Estatal -el gabinete de China-, quien encabezó el Centro de Investigación de Población y Desarrollo de la Comisión hasta 2009 y aún trabaja en sus oficinas.
Ma dibujó un gráfico que, dijo, mostraba que el "dividendo demográfico" de China duraría al menos otros 15 años mientras que su mano de obra seguiría estable en unos 1.000 millones de personas entre 2016 y 2026.
"No hay escasez de mano de obra en China", aseguró. "Nuestro problema es que tenemos demasiada gente".
Al otro lado del debate está el grupo de presión, que integran dos docenas de demógrafos, economistas y ex funcionarios destacados de Planificación Familiar, que unieron fuerzas en 2000.
Sabían que China carecía de demógrafos calificados cuando creó la política, basada en parte en un cálculo de Song Jian, ex diseñador de misiles, de que la población de China llegaría a 4.000 millones para 2080.
Sabían que la tasa de fertilidad de China -el promedio de nacimientos por mujer- cayó de 5,5 en 1970 a 2,7 en 1979 debido a la política de alentar matrimonios tardíos, esperar más entre hijos y tener menos bebés.
También sabían que las tasas de fertilidad en otros países en vías de desarrollo habían caído a una tasa similar entre 1970 y 1990 sin una política de hijo único.
Entonces se propusieron demostrar lo que es casi herético para los planificadores familiares de China: que la política de hijo único era innecesaria.