Innovar sin importar la edad que se tenga
¿En qué grupo estás? Sos de los revolucionarios en busca del quiebre, o te basás en el paso a paso... cualquiera sea su perfil, las posibilidades están abiertas para todos
Lo había iniciado en 1907 o quizás a fines de 1906. Pablo Picasso llevaba siete años en París y estaba pintando un cuadro que cambiaría la historia del arte. A comienzos del verano y luego de un proceso salpicado de dudas y contramarchas, el joven pintor malagueño finalizó su obra a la que pronto llamaron "El Burdel Filosófico" o simplemente "El Burdel", dado que sus protagonistas estaban supuestamente inspiradas en las mujeres de un prostíbulo barcelonés de la calle Avinyó. Una vez revelada al público y luego de un fuerte rechazo inicial, la pintura se fue ganando el reconocimiento unánime de críticos y coleccionistas, y la imitación de una legión creciente de pintores. Fue llamado finalmente "Las Señoritas de Avignon" y con él Picasso había dado el primer paso, a los 26 años, en la creación del cubismo.
Dado que tendemos a asociar a la innovación con jóvenes genios revolucionarios como Picasso y tempranas obras maestras como El Burdel, se nos hace difícil, en general, pensar en nosotros mismos como personas creativas. Existen infinidad de personajes e historias como la anterior, que parecen ponernos una vara excepcionalmente alta para considerarnos innovadores. Después de todo, si es que no hemos hecho nada verdaderamente diferente y creativo con nuestras carreras a los 26 años, es porque lo nuestro no es la innovación. ¿No es así? No, en realidad no es así.
Puede que la capacidad de innovar sea o no nuestra mayor fortaleza, pero la edad simplemente no es un indicador válido. Miles de innovadores y prolíficos creativos alcanzaron el cenit de su productividad a una edad madura. Para Virginia Woolf fueron los 40, para Dostoievsky los 50 y para Cézanne los 60.
David Galenson, un economista de la Universidad de Chicago, cree haber encontrado la explicación a este fenómeno. A través de un estudio estadístico de las vidas y logros de cientos de destacados innovadores, ha encontrado que existen dos clases muy diferentes de innovadores: los conceptuales y los experimentales.
El innovador conceptual es el que está siempre en la búsqueda de ideas revolucionarias, radicalmente diferentes. Son personas que suelen cambiar las reglas del juego en el que estén, y lo hacen típicamente cuando son muy jóvenes. El arquetipo de los innovadores conceptuales es, como se imaginarán, Picasso, junto con otros jóvenes prodigio como Orson Welles (dirigió Citizen Kane a los 25 años) y Bill Gates (fundó Microsoft a los 19 años).
Los innovadores experimentales, por el contrario, son aquellos que trabajan gradualmente, dando un paso a la vez, perfeccionando su técnica y, por lo tanto, obteniendo sus mayores logros a una edad avanzada.
Para Galenson los caminos más adecuados para que sigan los innovadores conceptuales y los experimentales, como es de suponer, difieren. Para los innovadores conceptuales, por ejemplo, aplican los consejos tradicionales que se dan en materia de creatividad. Pensar "lateralmente", buscar la variedad y el cambio, ir tras nuevos desafíos, combinar ideas y campos diferentes, evitar la rutina, etc. Son consejos típicos, pero útiles sólo para aquellos que tienden a buscar la solución creativa a grandes problemas.
Los innovadores experimentales, por su lado, harían mal en seguir esas sugerencias. Para ellos cambiar demasiado (cambiar de carrera en la crisis de la mediana edad, por ejemplo), es un error fatal. Cuando uno tiene el tipo de personalidad que requiere tiempo para madurar las habilidades y cosechar el fruto de la experiencia, paciencia es el nombre del juego. Los avances son graduales, paso a paso, y resultan de la maestría que se va adquiriendo en un campo determinado, más que de la aparición de un puñado de ideas brillantes.
Si Picasso es el arquetipo de los innovadores conceptuales, Cézanne es el de los experimentales: un viejo maestro que se consagra en el atardecer de su vida. Pero también podríamos tomar a Robert Altman (dirigió su primer gran éxito en Hollywood, MASH, bien entrados los 40), Henry Ford (fundó Ford Motor a los 39), Sam Walton (creó Wall Mart a los 44) o Ray Kroc (se incorporó a McDonald´s a los 52).
La gran pregunta, obviamente, es ¿a qué grupo de innovadores pertenezco? En primer lugar, hay que decir que en esto no hay un indicador infalible, pero Galenson ofrece un test online (lamentablemente sólo en inglés), que puede usarse como una guía aproximada.
En segundo lugar, estas categorías parecen corresponderse con las que en los tests de personalidad suelen denominarse personas "intuitivas" (innovadores conceptuales) y "sensoriales" (innovadores experimentales). Lo cierto es que, estadísticamente, el 90% de las personas son sensoriales, con lo que las mayores posibilidades son que usted sea un innovador experimental. Si eso es así, olvídese de cambiar el mundo antes de cumplir los 30. Y si ya los ha cumplido y cree que nada revolucionario ha ocurrido en su carrera, no se preocupe: era esperable que fuese así. Concéntrese en su actividad, siga aprendiendo, persevere y no se dé por vencido. Probablemente lo mejor esté por venir.
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