La infancia de "Domi" se terminó una noche de 1960, cuando un terrible terremoto en Agadir, Marruecos , hizo que sus padres perdieran casi todo y decidieran radicarse en Mónaco. Con solo 10 años, él comenzó a forjar su propia historia, la que lo llevaría a convertirse en uno de los economistas más brillantes de su generación, a dirigir el Fondo Monetario Internacional ( FMI ) y a perfilarse como seguro presidente de Francia . Hasta que otra noche, esta vez de 2011, su vida volvió a cambiar para siempre.
"Domi" no es otro que Dominique Gaston André Strauss-Kahn o "DSK", como se lo conoce en toda Francia. Nació en el seno de una familia alsaciana de origen judío el 25 de abril de 1949, en Neuilly-sur-Seine, una ciudad de 60.000 habitantes ubicada en el área metropolitana de París . Sus padres, Gilbert Strauss-Kahn y Jacqueline Fellus, se establecieron en la mencionada Agadir.
Todo marchaba bien y el trabajo de fiscal de Gilbert les permitía llevar una vida de lujos, hasta que el sismo de 5,7 grados en la escala de Richter, destruyó el centro de la ciudad, mató a 12.000 personas y terminó con la clientela del jefe de familia y gran parte de su fortuna. "Domi", como lo llamaban sus padres, comprendió en el acto que los días felices de meriendas en la playa con su niñera alemana ya no volverían jamás.
Pronto, Strauss-Kahn empezó a mostrarse como un estudiante sobresaliente. Cursó sus estudios medios en Mónaco, en el lycée Albert-Premier, y en París, en el Lycée Carnot. Luego, completó sus estudios superiores en la École des hautes études commerciales de París (HEC), donde se diplomó en 1971; en el Institut d'études politiques de París, en 1972, y en el Institut de statistique de l'université Paris-VI.
Todos esos títulos no le parecían suficientes a un hombre con su inteligencia, así que en 1972 también obtuvo una licenciatura en Derecho público y en 1975 un doctorado en Ciencias Económicas en la Université París X. La tesis de este doctorado se tituló "Economía de la familia y acumulación patrimonial" y fue publicada en 1977.
Sus simpatías políticas lo llevaron en 1976 a incorporarse al Partido Socialista, del que se convertiría en secretario nacional diez años más tarde. Finalmente, en 1988 fue nombrado secretario de economía y finanzas del partido.
Desde fines de los 70 intercaló varias ocupaciones: durante varios años fue profesor en la universidad, hasta que retomó con fuerza la política y en 1991 François Mitterrand lo nombra ministro Delegado de Industria y Comercio Exterior en el gobierno de Édith Cresson. En 1993, una derrota en las elecciones lo lleva a fundar la empresa Consultores DSK y a convertirse en un abogado corporativo.
Para hablar de su vida matrimonial, en tanto, hay que hacer un paréntesis en medio de su carrera política y profesional: en 1967 se casó con Hélène Dumas, con quien tuvo tres hijos (Vanessa, Marine y Laurin). Se divorció de ella y se casó en segundas nupcias con Brigitte Guillemette, con la que tuvo a otra hija, Camille, que nació en 1985.
Su relación con Brigitte no duró mucho, ya que se divorciaron en 1989. Dos años después, DSK se casaría con su tercera esposa, Anne Sinclair, una periodista estrella de la televisión francesa (fue nombrada mejor periodista del país en 1986 y la mujer más influyente de Francia en 1985). Una vez más, DSK naufragó en su "empresa matrimonial" y se divorció a mediados de 2012.
En medio, "Domi" también se hacía tiempo para tener amantes. Una de ellas fue la argentina Marcela Iacub, una abogada nacida en Buenos Aires en 1964, que lo destrozó en un libro sobre su vida, titulado Belle et Bête (Bella y Bestia).
Según relata en una nota Luisa Corradini, corresponsal de LA NACION en Francia, en ese libro la autora describe a una persona tironeada por su naturaleza "de hombre y de cerdo". "Para Iacub, todo lo que Strauss-Kahn tiene de creativo, de artístico y de bello pertenece a su mitad de cerdo. El hombre, por el contrario, es monstruoso", resume Corradini.
Más allá de todo esto, sus vicisitudes amorosas no obstaculizaban la carrera de DSK. Entre otros hitos de su brillante trayectoria, desde junio de 1997 hasta noviembre de 1999, fue Ministro de Economía de Francia, y en calidad de tal participó en el lanzamiento del euro. También representó a su país en los directorios de varias instituciones financieras internacionales. Finalmente, el 1° de noviembre de 2007 fue nombrado director gerente del FMI, en reemplazo del político español Rodrigo Rato.
Pero, como se dijo, todo parecía poco para un hombre con su brillantez: en 2011 anunció que se postularía en las primarias socialistas y emprendería la carrera hacia la presidencia de Francia. Y no solo eso, tal como recordó Corradini en diálogo desde París, todos los sondeos lo daban como favorito.
Un pincelazo que lo arruina todo
A 52 años de la noche que aniquiló su infancia, "Domi" estaba en la cima, pletórico de fuerzas, poder y gloria. Era reconocido por los expertos como uno de los economistas más brillantes de su país y del mundo, dirigía una de las instituciones más importantes a nivel global y se encaminaba a paso firme hacia el Palacio del Elíseo. Al atardecer del 14 de mayo de 2011, al sentarse en la cabina de primera clase del avión de Air France que lo llevaría de Nueva York a París, estaba en su mejor momento. Pero... siempre hay un "pincelazo" que lo arruina todo.
No había tomado un solo sorbo de la copa de champagne que le habían servido antes del despegue, cuando varios policías irrumpieron en la nave que estaba estacionada en el aeropuerto John F. Kennedy y le comunicaron que debía acompañarlos para contestar a unas preguntas. Sin entender nada, Strauss-Kahn se dejó llevar.
Pronto le informaron lo que sucedía: había sido acusado horas antes por una camarera del hotel Sofitel, situado en la calle 44 del Oeste de Manhattan, de haberla asaltado sexualmente, de forma sádica, intencionada, brutal y violenta en el cuarto en el que se había alojado. Esa mujer se llamaba Nafissatou Diallo.
En síntesis, a Strauss-Kahn se lo acusaba lisa y llanamente de intento de violación. Estuvo en la cárcel un mes, bajo régimen especial en una prisión de Nueva York, hasta que el juez lo dejó libre y le permitió volver a Francia. Tenía la libertad, pero ya nunca más sería el mismo: el escándalo lo obligó a renunciar a su cargo en el FMI y también a bajarse de su candidatura a la primaria socialista de 2011 para las elecciones presidenciales de Francia de 2012.
Al arruinar su carrera, "Domi" también cambió en cierto modo el destino de su país, puesto que no son pocos los especialistas (y hasta los propios ciudadanos franceses) los que opinan que hoy Francia estaría mucho mejor si este hombre, detestado y admirado por igual, hubiera llegado al Palacio del Elíseo. Estuvo a un paso de hacer historia, pero, con la fuerza devastadora del terremoto que marcó el fin de su infancia, lo estropeó todo en un cuarto de hotel.
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