El BCRA volvió a subir las tasas que, aún así, siguen corriendo la inflación desde atrás
Las incrementó en otros dos puntos porcentuales, por quinta vez en el año, para dejarlas en el 49 y 48% nominal anual para Leliqs y plazos fijos minoristas
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Condicionado por una inflación que no da tregua y un acuerdo con el FMI que lo conmina a dejar de validar rendimientos negativos para los ahorros bancarios en pesos, el Banco Central (BCRA) volvió a subir hoy -y por quinta vez en lo que va del año- la tasa de interés regulada para sus instrumentos de política monetaria y los depósitos a plazo fijo minoristas.
Algo más de tres horas después de conocido el índice general de inflación del 6% que dejó abril, la entidad dispuso otro retoque al alza de dos puntos (el menor ajuste desde fines de marzo) en ambas para llevarlas del 47 al 49% y del 46 al 48% nominal anual, con lo que alcanzan, en ambos casos, el mayor nivel en 26 meses y medio (hay que remontarse a fines de febrero de 2020, cuando se ajustaban a la baja), aunque se mantienen atrasadas en relación con la actual inercia inflacionaria de la economía.
La entidad, desde donde dicen no mirar tanto el dato mensual sino las proyecciones a mediano plazo, aseguran que -de este modo- vuelven a acercar el rendimiento efectivo de estas colocaciones (si se renuevan periódicamente incorporando el interés percibido al capital originalmente invertido) a la proyección de inflación del 65,1 al 65,75 para el presente año que reflejó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).
En este caso, con las alzas de hoy, dichos rendimientos pasan del 58,7 y 57,1% a un rango que va del 61,8 al 60,1% efectivo anual para las Leliqs y los plazos fijos minoristas (menores a los $10 millones), respectivamente.
Para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado la tasa mínima garantizada se estableció en 46%, lo que representa una tasa efectiva anual de 57,1%.
El gradualismo que aplica para reacomodar las tasas, creen en el mercado, está mucho más vinculado con el costo que cada aumento de un punto en las tasas que paga a los bancos por las Leliqs tiene en su muy pesada deuda remunerada, que ya ronda los 5,5 billones de pesos: la incremente en unos 45.000 millones al año por lo que en el transcurso del corriente le está sumando unos $500.000 millones. De allí parte de su prudencia.
En el comunicado por el que informó su decisión, el BCRA aclaró que las tasas de interés activas (la que se cobran por los préstamos) se mantendrán en niveles favorables para la inversión y la producción, y el sector MiPyME. “La Línea de Inversión Productiva tiene una tasa nominal anual de 37% y la Línea de Capital de Trabajo de 47,5%”, detalló y sostuvo que adicionalmente, “seguirá regulando ciertas tasas claves para el consumo de las familias”, aunque sin dar precisiones al respecto.
El BCRA venía de subir las tasas hace un mes (el 13 de abril ya las había retocado en 250 puntos básicos), repitiendo lo hecho antes, el 22 de marzo (subió 200 puntos básicos); el 17 de febrero (las elevó también en 250 puntos básicos) y el 6 de enero, cuando resolvió descongelarlas y subirlas en 220 puntos tras 21 meses de haberlas mantenido congeladas en torno del 38% para el caso de sus Letras de Liquidez (Leliqs). Eso implica que ya las readecuó en 11 puntos. ¿Alcanzará?
Por lo pronto hay que aclarar que las previsiones del REM contemplaban un IPC del 5,6% para abril, que nuevamente quedó superado por la realidad. Eso permite suponer que la nueva estimación, por simple recálculo, se volverá a ajustar al alza.
Eso dejaría al nuevo nivel de tasas -que rige desde mañana- otra vez rezagado.
Pero, por sobre todas las cosas, deja a la vista el peligroso nivel de nominalidad con que se maneja ya una economía que no mostraba una inercia inflacionaria de esta dimensión desde el final del último episodio de hiperinflación vivido hace 30 años.
“En un contexto de aceleración inflacionaria, los agregados monetarios en términos del PBI siguen ajustando a la baja. Equivalen a 6,6% del PBI en tanto que M2 equivale a 12,2%, acumulando bajas de 1 y 1,4 puntos porcentuales en lo que va del año, respectivamente. Estamos frente al riesgo de una aceleración aún más brusca de una inflación ya no derivada del señoreaje, sino de la propia desconfianza en el poder de compra esperado de nuestra moneda” advirtió hace unos días en un inquietante informe la consultora LCG.
En su comunicado, en línea con la optimista lectura oficial, la entidad destacó la “desaceleración del nivel general de precios” verificada en abril respecto a la suba registrada en marzo y dijo esperar que la inflación de los próximos meses “continúe descendiendo gradualmente”.
En ese sentido apuntó que el comportamiento reciente de los mercados de commodities sugiere “que puede haberse alcanzado una cierta estabilidad en los precios de las materias primas”, que ayudaría a ese proceso.