El BCE recorta las tasas, pero igual decepciona a los mercados
El Banco Central Europeo recortó las tasas de interés hasta sus mínimos históricos para impedir una recesión y dio pasos adicionales para ayudar a los bancos con problemas de liquidez. La institución, no obstante, no dio señales de que contempla una intervención decisiva en los mercados de deuda pública de Europa, cuyo colapso amenaza la supervivencia del euro.
Mientras los líderes de la Unión Europea se reunían en Bruselas para una cumbre que es considerada en los mercados financieros como la última oportunidad para salvar el euro, el nuevo líder del BCE, Mario Draghi, desestimó las propuestas en discusión que permitirían a la entidad distribuir dinero a los gobiernos a través de terceros, como el fondo de rescate de Europa o el Fondo Monetario Internacional (ver recuadro). En repetidas ocasiones, Draghi insistió en que el BCE se atendrá al "espíritu" de su carta fundacional, que prohíbe el financiamiento de los gobiernos.
"No deberíamos tratar de eludir el espíritu del tratado, cualquiera sea el truco legal", expresó Draghi, quien agregó que no existe un pacto para que el BCE intervenga enérgicamente en los mercados si los líderes europeos acuerdan severas reformas fiscales en las reuniones de este fin de semana. El banco central se opone a las compras de bonos soberanos para que los rendimientos de los bonos de los países de la zona euro en problemas no superen un cierto límite, indicó.
No se esperaba que Draghi, en su segunda conferencia de prensa tras asumir las riendas del BCE el mes pasado, revelara un gran plan de rescate gubernamental, sobre todo a pocas horas de la cumbre. No obstante, su línea dura decepcionó a inversionistas y analistas que esperaban que, al menos, mantuviera abiertas las opciones de los bancos. Las bolsas cayeron tras sus comentarios, al igual que el euro. En el mercado de bonos, subieron los rendimientos de la deuda francesa, belga, italiana y española. Los bonos italianos recibieron un golpe especialmente duro: el rendimiento del bono italiano a dos años aumentó en 0,44 puntos porcentuales y su ubicó en 6,5%.
Los mercados de bonos soberanos de la región subieron de manera pronunciada durante la semana pasada ante un supuesto acuerdo tácito: una acción decisiva por parte de los gobiernos de la zona euro a cambio de una campaña de compra de bonos soberanos del BCE que bajaría los costos del endeudamiento a niveles asequibles para España e Italia.
Las observaciones de Draghi socavaron esta suposición y mantuvieron la presión para que los líderes de la UE acuerden nuevas reglas para estrechar la unión fiscal y encontrar las maneras para reforzar las herramientas a su disposición para combatir la crisis. Los líderes están debatiendo enfoques, incluso posibles cambios en el tratado de la UE, para reforzar la disciplina presupuestaria.
Si bien Draghi no descartó que los bancos centrales proporcionen dinero al FMI para sus propósitos generales, insistió que si los recursos se utilizan simplemente para ayudar a los países de la zona euro, no considera que se trate de algo "compatible" con el tratado.
Michael Heise, economista jefe de la aseguradora alemana Allianz, manifestó que "la estrategia de Draghi es no comprometerse a realizar una compra [más enérgica] de bonos, sino ejercer presión sobre los políticos para que hagan su trabajo".
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo el jueves al ingresar a la cumbre que "el euro ha perdido credibilidad y esa credibilidad debe ser restaurada".
La decepción en los mercados en relación tras las declaraciones del presidente del BCE no fue atenuada por el hecho de que la entidad dio sus pasos más atrevidos para ayudar a los bancos frente a afrontar la crisis de la deuda. El BCE redujo su tasa de referencia por segundo mes consecutivo, en un cuarto de punto para dejarla en 1%, el nivel más bajo de la historia. El recorte también deja sin efecto las alzas realizadas en abril y julio.
A diferencia de la reducción del mes pasado, que fue unánime, el recorte del jueves fue aprobado por una "mayoría" de la junta directiva de 23 miembros del BCE, que no analizó un recorte de mayor envergadura, lo que sugiere que muchos miembros querían un alto el fuego hasta el año próximo.
Las decisiones del BCE coincidieron con el anuncio de que los bancos de la región deben recaudar un total de 114.700 millones de euros (unos US$154.000 millones) de nuevo capital para junio, como parte de un esfuerzo para restaurar la confianza en el sector bancario. El BCE prevé que la zona euro apenas se expanda 0,3% el próximo año y Draghi ha señalado que es probable que haya una recesión "leve". Aunque la actual inflación de 3% está muy por encima de la meta de 2% del BCE, el organismo anticipa una moderación paulatina en 2013, lo que dejaría un mayor margen de maniobra para seguir recortando las tasas de interés.
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