El Banco Mundial mejoró la perspectiva de crecimiento para la Argentina, pero dijo que “no hay señales de alivio” con la inflación
El último informe con las proyecciones globales prevé un rebote del 2,7% del PBI este año gracias a la recuperación de la sequía
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WASHINGTON.- El Banco Mundial mejoró su perspectiva para la economía argentina al elevar su proyección de crecimiento para este año al 2,7% gracias a la recuperación de la histórica sequía del año anterior, pero advirtió que el país enfrenta una “importante incertidumbre” y que “no hay señales de alivio” respecto de la inflación.
El informe “Perspectivas Económicas Globales” del Banco Mundial dijo que la recuperación de la economía –que se contrajo un 2,5% el año anterior, según las últimas estimaciones del organismo internacional– “refleja una recuperación de la sequía de 2023, que provocó una disminución en las principales exportaciones de productos básicos del país”, principalmente el maíz y la soja.
“No obstante, el país enfrenta una importante incertidumbre económica y política en medio de una alta inflación y una pronunciada depreciación de la moneda, que continúa erosionando la confianza de los consumidores. La inflación anual ha superado recientemente el 150% y no hay señales de alivio. También hay poco margen de maniobra para que el gasto fiscal apoye la actividad, mientras el Gobierno busca abordar cuestiones apremiantes de sostenibilidad fiscal”, indica el análisis plasmado en el informe.
Las nuevas proyecciones del Banco Mundial, el primer organismo en difundir este año las actualizaciones de sus pronósticos, ofrecen la primera mirada desde Washington sobre el futuro de la economía en el primer año del gobierno del presidente Javier Milei, quien intenta doblegar la inflación con un fuerte programa de ajuste fiscal. El banco criticó, de hecho, la política fiscal en la Argentina, al indicar que ha sido “altamente procíclica”, con gastos “creciendo estrechamente en línea con los precios de exportación de las materias primas durante el ciclo de precios de las materias primas de la década de 2000″. El organismo indicó que la falta de instituciones y reglas fiscales sólidas “contribuyó a un deterioro de los resultados fiscales una vez que terminó el boom de las commodities, y, como resultado, el país ha enfrentado desafíos fiscales persistentes durante la última década.
Para América Latina y el Caribe, el informe anticipa una recuperación “gradual” y prevé que el crecimiento aumente al 2,3% en 2024, y al 2,5% en 2025. Luego de la ola de suba de tasas de interés en la región para cortar el brote inflacionario que dejó la salida de la pandemia del coronavirus, el banco anticipa que su efecto seguirá influyendo sobre el crecimiento, pero espera que disminuya. “A medida que la inflación se desacelera, se espera que los bancos centrales reduzcan las tasas de interés, aliviando los obstáculos al crecimiento de la inversión”, adelanta el organismo.
El banco espera que el crecimiento mundial se desacelere a 2,4% en 2024, el tercer año consecutivo de desaceleración, como resultado de las políticas monetarias más estrictas por la inflación, condiciones crediticias restrictivas y un comercio e inversión globales “anémicos”.
“El crecimiento global en 2020-24 marcará el comienzo de década más débil en 30 años”, indicó el informe. La inflación mundial ha seguido disminuyendo debido a la moderación de la inflación de los precios de la energía y de los alimentos, la desaceleración de la demanda y la recuperación de las cadenas de suministro globales, y se espera que las tasas oficiales reales se mantengan elevadas durante un período prolongado en un contexto de debilitamiento de la inflación y una flexibilización medida de las tasas oficiales nominales. “Esto se produce tras el mayor y más rápido aumento de las tasas oficiales reales de Estados Unidos desde principios de 1980″, indica el informe.