El Banco Mundial designó a Marianne Fay como nueva directora para la Argentina, Paraguay y Uruguay
La flamante directora será la encargada de gestionar parte del financiamiento que el ministro de Economía, Sergio Massa, prevé aumentar para cumplir con los compromisos fiscales asumidos
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El Banco Mundial anunció un recambio en la Dirección para la Argentina, Paraguay y Uruguay, con sede en la ciudad de Buenos Aires. La economista franco-estadounidense Marianne Fay asumirá en reemplazo de Jordan Schwartz, quien fue designado como director de la organización multinacional para Europa del Este.
Fay se especializa en temas de infraestructura, medio ambiente, crecimiento verde y la lucha contra la pobreza. La economista, quien ya se había desempeñado como directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, será la encargada de gestionar el financiamiento que el ministro de Economía, Sergio Massa, prevé aumentar en 2023 para cumplir con los compromisos fiscales asumidos, entre otros desafíos para la región.
La flamante directora también prestó funciones como economista jefe de la Vicepresidencia de Desarrollo Sostenible del organismo mundial y como economista principal para el Departamento de Cambio Climático.
Además, a lo largo de su carrera Fay ha publicado y editado numerosos libros y artículos, incluyendo el Informe sobre el Desarrollo Mundial “Desarrollo y Cambio Climático”, el estudio regional “Infraestructura en América Latina y el Caribe: acontecimientos recientes y desafíos principales” y el reporte “Repensar la infraestructura en América Latina y el Caribe: gastar mejor para lograr más”.
El Banco Mundial tiene en la Argentina una cartera de 23 proyectos de inversión operaciones con créditos comprometidos por un total de U$S8500 millones en las áreas sociales, de infraestructura, medio ambiente y desarrollo económico. Asimismo, provee asesoramiento técnico sobre los principales desafíos de políticas públicas y desarrolla estudios sectoriales en el país.
Fay asume su nuevo rol en un contexto complejo para la economía global debido a las consecuencias de la pandemia del Covid-19 en todo el mundo, expresadas en la creciente inflación en prácticamente todas las regiones de mundo, la devaluación de las divisas y los bajos niveles de inversión. A tal punto, que a principios de enero el propio Banco Mundial expresó que ha recortado en 1,3 puntos porcentuales sus estimaciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) global, hasta situarlo en el 1,7% para 2023. Lo hizo en su informe bianual “Perspectivas Económicas Mundiales”.
“Las perspectivas son particularmente devastadoras para las economías más pobres, donde la reducción de la pobreza se ha detenido en seco”, afirmó el presidente de la organización multilateral, David Malpass, en el marco de la presentación del informe. En ese sentido, explicó que el deterioro es “generalizado” y recordó que la deuda de mercados emergentes y economías en desarrollo ha alcanzado máximos de hace 50 años.
Asimismo, las perspectivas globales del Banco Mundial para 2024 se han reducido en tres décimas, hasta el 2,7%. Del lado de las economías avanzadas, el recorte de previsiones para este año ha sido de 1,7 puntos porcentuales, hasta el 0,5%, mientras que el crecimiento para el mismo periodo será del 1,6%, tres décimas menos.
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