El Banco Central sigue vendiendo reservas, mientras crece el temor a otra ampliación del cepo o un salto del dólar

El Banco Central (BCRA) extendió a cinco las ruedas en que debe vender reservas sólo para atender una demanda de divisas “recortada” desde hace nueve jornadas (al haber dispuesto una nueva ampliación del cepo), algo que revela que el nuevo intento de equilibrar a la plaza cambiaria oficial ampliando las restricciones ya no le sirve para acumular reservas, como no sólo necesita imperiosamente sino dispone además el acuerdo con el FMI.

La entidad debió desprenderse hoy de otros US$80 millones (casi 20% de los US$ 408 millones operados), con lo que amplió a unos US$630 millones la pérdida de reservas netas por vía de intervenciones sobre el mercado sólo en lo que va del mes.

De este modo, ya dilapidó en esta tarea algo más del 40% de los dólares que recompró a la fuerza entre el lunes y jueves pasado al haber bloqueado el mercado para la demanda importadora privada y requerir asistencia de los bancos oficiales con el sólo objetivo de cumplir la meta pactada para el segundo semestre con el organismo acreedor.

Desde el BCRA insisten en adjudicar la sostenida y fuerte pérdida de reservas a los pagos para atender las importaciones de energía: “Sumaron unos US$170 millones hoy y llegan a los US$500 millones en la presente semana”, acotan, aunque es un dato que deberían aportarle a las autoridades del área para que intenten rediseños de política que eviten semejante carga para un país que cuenta con recursos auditados al respecto.

La renovada sangría, en medio de liquidaciones del agro que baten récords mes a mes, alimenta los temores del mercado sobre una nueva e inminente ampliación que afectaría a los consumos dolarizados realizados con tarjetas de crédito, sobre todo tras los dichos de la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, anoche en una entrevista por TN dando a entender que se vienen medidas al respecto: ”El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”, dijo.

De hecho, el Banco Central comunicó hoy que eliminó el financiamiento en cuotas para compras en free shops.

También los miedos a un posible salto desordenado del tipo de cambio oficial, algo que queda a la vista por la duplicación que mostraron los volúmenes operados con futuros cambiarios en el país, al trepar de US$511 millones a US$1116 millones de ayer a hoy, sumando las operaciones cursadas por el Matba/Rofex y el MAE, aunque los precios se mantuvieron estabilizados o levemente a la baja por la fuerte intervención oficial que hubo sobre esas plazas.

Todo está relacionado a la sostenida emisión de pesos, en un contexto de huida de la moneda nacional, en medio de una situación particularmente frágil para el BCRA que viene de cerrar un balance con $454 millones de pérdida que hizo caer 69% su castigado patrimonio neto en el último año (de $2077,5 millones a $644,3 del 2020 al 2021); sigue ampliando deuda (ya le cuesta $183.000 millones mantenerla por mes) y cerró junio con reservas netas equivalentes al 20% de la tenencia bruta que declara, con un detalle: el 80% de ellas son los Derechos Especiales de Giro (DEG) que envió recientemente el FMI y, por lo tanto, están comprometidas para enfrentar los próximos pagos con el organismo.

A eso hay que agregar que las tenencias, que se mantienen en terreno negativo a nivel líquido, lo agravarán en las próximas horas cuando la entidad deba aportar los US$700 millones que se destinen al pago de un nuevo cupón de intereses de los bonos de la deuda en moneda extranjera reestructurada (ayer el Gobierno informó a los mercados el monto de ser pagar por el servicio por cada título).

Todo sucedió en una jornada en la que el BCRA convalidó un ajuste de apenas $0,17 del dólar mayorista, que cerró a $126,56 por unidad para la venta y de este modo ya sube 1,1% en el mes. Se trata de un nivel de actualización que se mantiene rezagado respecto de una tasa de inflación local que -al calor de todos los temores mencionados y alimentada por los pesos que el BCRA emite y emite- vuelve a acelerarse, algo que se hace más costos ahora que el dólar estadounidense inició un período de revalorización global, lo que hace del peso una moneda cada vez menos competitiva.