El avión de Alberto: el Gobierno a punto de sumar un nuevo Tango a la flota presidencial
La Casa Rosada reservó la aeronave y ya se retiró de los listados de venta; faltan algunas cuestiones técnicas, los chequeos, el “vuelo de aceptación” y finalmente, desembolsar el pago
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Además de un índice de inflación de alrededor de 100% y de pobreza que orillará el 40%, y más allá de una deuda en pesos que será un grillete, la próxima administración de la Argentina no tendrá sólo reproches para el presidente Alberto Fernández. Cuando haga el inventario de la herencia, se encontrará con un ítem que agradecerá: si finalmente la Casa Rosada gira el dinero, quien ocupe el sillón presidencial después del 10 de diciembre se moverá en un flamante avión presidencial.
La compra del nuevo Tango inició la última parte del trámite. Después de un proceso que, casualmente, determinó la compra de un avión que había sido mirado con atención desde el inicio mismo del llamado a concurso internacional, el Gobierno empezó a tramitar los últimos requisitos para que en los últimos meses de su primer mandato, Alberto Fernández viaje con las comodidades que pidió desde que decidió gastar unos cuantos millones de dólares para volver a contar con una aeronave propia.
“Técnicamente, no está comprado porque no se pagó. Pero prácticamente, después de terminar con algunas formalidades, es lo único que falta”, dijo un conocedor de la operación. Según comentó, al avión se le detectaron algunas “discrepancias y se las corrigieron”. Inmediatamente, aclaró que esto es normal cuando se compra un avión de este tipo.
Luego, se deberán hacer todos los chequeos, e inmediatamente, una tripulación viajará al lugar donde esté el avión para hacer el denominado “vuelo de aceptación”. Si todo ese último trámite está definitivamente aprobado, se cierra la operación y se gira el dinero”. Luego, una formalidad: pintarlo con el diseño que decida la Casa Rosada y matricularlo en el país.
“La Presidencia de la Nación encomendó al organismo especializado en aviación de Naciones Unidas la confección de un proyecto para obtener una aeronave para el Estado Argentino, con destino a traslados presidenciales de esta administración y de, al menos, cuatro administraciones futuras”, aclaró la Secretaría General.
Como adelantó LA NACION en abril pasado, el proceso ha sido encargado a la OACI, un organismo especializado de las Naciones Unidas destinado a la cooperación entre sus países miembros en materia de aviación. La compra se puso en marcha y los interesados tuvieron tiempo para presentar sus ofertas hasta el 11 de mayo. Después, los técnicos de la OACI recomendaron cuál fue la mejor opción para reemplazar al maltrecho Tango 01.
“En un mundo globalizado, la necesidad de contar con una aeronave que pueda conectar al país y su máxima autoridad con el resto del mundo es de vital importancia y garantiza no solo la seguridad operacional, sino también el ahorro en alquiler de aeronaves ejecutivas. A los fines de hacer una estimación al respecto, durante la gestión de gobierno del período 2015-2019 se erogó la suma de US$9.862.186 y 379.198,00 euros y durante la presente administración se llevan erogados unos U$S2.164.256,00″, aclararon en Casa Rosada en noviembre.
Pese a los tiempos de la licitación, había unanimidad entre los técnicos aéreos de que la licitación dejaba muy bien parado a un avión que estaba a la venta entonces. En abril, pasado, cuando se abrió la licitación, LA NACION adelantó cuál sería el elegido. Entonces, las opciones eran pocas, siempre de acuerdo a la configuración que se había pedido. De hecho, había un solo avión listado en una de las empresas que se dedican a estar operaciones que parecía ser el indicado.
Se trataba de un Boeing 757 256, un modelo fabricado en 2000. Según el Gobierno, la aeronave estaba configurada como un avión comercial y en 2009 cambió su interior por equipamiento VIP. Entonces, le colocaron lujosos asientos, una cama y baños de lujo. Después tuvo una remodelación en 2012. Tal era la certeza en el mercado sobre el favoritismo de ese Boeing que este cronista publicó una foto ni bien se abrió el concurso. Finalmente, casualidad o no, fue el elegido por la Casa Rosada.
Según informó la Presidencia entonces, la compra está sostenida por una serie de razones expuestas, varias de ellas de índole técnica, que fueron abordaos por la Casa Militar en la nota NO-2021-56230978-APN-CMILITAR#SGP, expediente el que se desaconsejó “el traslado del primer mandatario por líneas aerocomerciales”. Además, dijo una fuente oficial, “los protocolos de seguridad que requiere el traslado de un primer mandatario pueden acarrear inconvenientes y atrasos a los demás pasajeros del vuelo comercial”.
Por ahora hay trámites técnicos. Por ejemplo, se revisan que las autopartes que componen el avión no estén vencidas o que tengan más horas de vuelos que las declaradas. De eso se tratan las discrepancias que mencionaba el especialista. “Son aviones que, como están parados mucho tiempo, tienen algunos componentes vencidos. Pero es normal”, aclaró.
Después, habrá que depositar el importe como para que el avión llegué a la Argentina y quede a disposición de la Secretaría General, despacho que está a cargo de los movimientos presidenciales, y de la flota que lo asiste. Aún no se sabe el importe que se pagará, pero en el mercado hablan de 22,23 millones de dólares que, según especulan, ya se habrían girado a OACI.
Según los datos que surgen del Presupuesto 2023, la Secretaría General no tiene una partida asignada específicamente para este fin. Sin embargo, hay una denominada “Coordinación Técnica Administrativa” que tiene disponibles, 9097 millones de pesos. De ahí podría salir el cheque para pagar el nuevo avión. Entonces sí, aunque le queden pocos meses para terminar el mandato, el Presidente terminará el año algo más cómodo cuando se mueve por el país o por el exterior. Claro que podría ser reelecto y disfrutar cuatro años más del avión que eligió en la góndola. Pero eso es futurología. Por ahora, hay que pagar y esperar el lujoso “Tango de Alberto Fernández”.
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