El aumento de luz y gas que busca acordar el Gobierno con el FMI y que pone en alerta al cristinismo
El porcentaje de suba de tarifas para este año es el principal obstáculo en el tramo final de la negociación por la deuda; el Fondo reclamó un alza de 60%, mientras que La Cámpora ya anunció uno de 20%
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En el tramo final de la negociación por la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno propuso un aumento de las tarifas de energía cercano al 40% para este año. Se trata de una variación bastante menor a la que reclama el organismo que dirige Kristalina Georgieva para ralentizar la suba de subsidios y reducir el déficit tal como pretende el oficialismo, pero representa del doble de lo ratificado para 2022 por los hombres de Cristina Kirchner.
La suba de las tarifas de los servicios públicos es uno de los focos de tensión más calientes dentro del Frente de Todos, y, al mismo tiempo, un factor fundamental a la hora de determinar Martín Guzmán podrá o no cumplir con las metas fiscales y de emisión monetaria que preacordó cuando anunció semanas atrás el principio de entendimiento con el Fondo.
Según supo LA NACION, el FMI reclama que el Gobierno suba 60% las tarifas de luz y gas para lograr, por lo menos, un freno de la suba de subsidios que el año pasado representaron un 2,3% del PBI, con US$11.003 millones de transferencias del Tesoro Nacional. Guzmán rechazó ese pedido. A cambio, ofreció subas en torno al 40%, según pudo saber este medio. Esa variación sigue representando un desafío político: es el doble de lo que ratificó La Cámpora para este año.
El año pasado, en medio de las elecciones legislativas, el incremento de las tarifas fue de 9% cuando la mayoría de los precios de la economía se movieron por encima del 50%.
Anclar expectativas
El 40% sería el número en el cual el Gobierno busca anclar expectativas. Días atrás, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, estableció que esa sería la pauta paritaria oficial. Fuentes oficiales confirmaron que –puertas adentro- se habla de una expectativa de inflación de entre 40%/42% para este año. Otros en el gabinete económico no son tan optimistas.
Cerca de los negociadores argentinos buscan que el aumento de tarifas esté asociado a las perspectivas de mejoras de los salarios para este año. En cambio, con expectativas entre privados de una inflación para este año que rondará entre 55% y 60%, el FMI reclama que el incremento de la luz y el gas se mueva por encima de la suba de precios de la economía.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, mantiene conversaciones diarias con el staff técnico del organismo y con los accionistas. Cerca de los negociadores mantenían la expectativa de cerrar un acuerdo con el FMI el fin de semana, pese a aún no había una definición sobre tarifas.
La invasión de Rusia en Ucrania sumaba algunos ruidos, justamente vinculados al precio internacional de la energía, que, junto que la devaluación de la moneda y la inflación, es clave para determinar el costo final y la factura de subsidios.
“El conflicto Ucrania-Rusia hará que a nivel global el precio de la energía aumente”, dijo el secretario de Energía Darío Martínez en declaraciones a Radio Nacional. “Seguramente se demandará más gas natural licuado [GNL] y eso va a aumentar”, agregó el funcionario.
El GNL ya pegó un importante salto en su precio, que pasó de US$8,33 el millón de BTU en promedio el año pasado, a cerca de los US$23. La Argentina importa gas, sobre todo en invierno. A esto se suma la menor oferta boliviana y ahora la guerra. El cuello de botella se da en momentos en el que economistas privados alertan por la situación extrema de las reservas internacionales que obligaron al Gobierno a expandir las trabas a las importaciones.
El gasto en subsidios energéticos tuvo un aumento el año pasado de 77% con relación a 2020 (1,6% del PBI) y de 131% en comparación con 2019 (1,1% del PBI), según la consultora Economía & Energía. Para este año, Guzmán proyectó que los subsidios al sector deben representar 1,7% del PBI (o sea, debe reducirse en 0,6 puntos). La segmentación que presentó La Cámpora sólo reduce el peso de los subsidios un 0,08%. Economía trabaja en un proyecto propio.
Sin reducir subsidios, en las últimas semanas, se otorgaron aumentos en el gas y en la luz , cuyo impacto en la factura final ronda un 20%, lo establecido por el cristinismo para todo el año. Para llegar al 40% promedio, Guzmán deberá anunciar más subas durante 2022, lo que implica generar roces con la tropa que responde a la vicepresidenta.
Sin embargo, tanto las proyecciones de Economía como la del Fondo pueden quedarse cortas en el actual contexto si de reducir subsidios se habla. Según la consultora PxQ, que los subsidios a la energía no superen 1,9 puntos porcentuales del producto requiere un incremento de las tarifas de energía eléctrica de 79% y de 81% en el caso del gas natural.
El principio de entendimiento sellado con el FMI prevé una meta de reducción del déficit fiscal primario para este año de 2,5% del PBI, que cae a 1,9% en 2023; y al 0,9% en 2024. En 2025 se llegaría al equilibrio fiscal. Parte de ese sendero, según el comunicado que publicó cuando se divulgó el acuerdo, se logrará con una “reducción gradual” de los subsidios energéticos. La emisión monetaria debería ser de 1% del PBI este año. Pasaría a 0,6% del producto en 2023 y llegaría a cero en 2024. Por otro lado, se establecerán tasas de interés por arriba de la inflación.
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