El arduo vuelo de Boeing para rescatar el 787
Unos 500 ingenieros trabajaron por tres meses en el rediseño de la batería del Dreamliner
La decisión de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, o FAA, de permitir que las aeronaves 787 Dreamli-ner de Boeing Co. regresen al aire puso punto final a tres meses de cambios de estrategia, a veces dramáticos, por parte de la empresa aeroespacial para probar la seguridad del avión y rescatar su producto insignia.
Los intentos de Boeing de modificar el sistema de baterías de ion de litio del Dreamliner tras los incendios en enero de un par de ellas figuran entre los más prominentes y riesgosos por reestructurar una aeronave que ya está en producción.
Al anunciar la aprobación del sistema de baterías rediseñado del 787, el director de la FAA, Michael Huerta, informó el 19 de abril que expertos de la agencia supervisaron "pruebas rigurosas" y "dedicaron semanas a repasar análisis detallados" para garantizar la seguridad del nuevo sistema. La FAA emitirá esta semana instrucciones detalladas para que las aerolíneas modifiquen los cerca de 50 Dreamliners que fueron entregados previamente. Los cambios incluyen refuerzos internos y una nueva caja de contención.
Los aviones, que están en tierra desde mediados de enero, podrán reanudar sus vuelos comerciales una vez que la FAA apruebe la instalación completa de los nuevos sistemas. Se prevé que los reguladores en otros países sigan la pauta de la agencia estadounidense. Pero la reanudación de los vuelos dependerá, en última instancia, de cada una de las ocho aerolíneas que operan los aviones. Por ejemplo, Lan Airlines, de Chile, espera tener de nuevo en el aire algunos de sus Dreamliners a fines de mayo, mientras que las dos aerolíneas japonesas que han recibido casi la mitad de los 787 en servicio, Japan Airlines Co. y All Nippon Airways Co., no reanudarán vuelos antes de junio, según directivos de la industria.
Boeing no ha divulgado el costo de mantener en tierra todos los 787, pero los analistas señalan que la empresa podría tener que pagar multas a sus clientes. La orden de suspender los vuelos también detuvo las entregas de nuevos Dreamliners a otras aerolíneas, entre ellas varias latinoamericanas, retrasando así millones de dólares en ingresos.
Después de trabajar intensamente para persuadir a los reguladores que las baterías rediseñadas no presentan un peligro, Boeing ahora tiene que concentrarse en convencer a los clientes y pasajeros que la aeronave es segura.
Boeing agradeció a sus clientes por su paciencia y apuntó que desplegó equipos en todo el mundo para comenzar a instalar los sistemas de batería remodelados.
Pero algunos ejecutivos de aerolíneas están preocupados de que, al menos al comienzo de los vuelos, "los pasajeros puedan exagerar su reacción", apuntó Sebastian Mikosz, presidente ejecutivo de LOT Polish Airlines SA, aerolínea polaca que opera dos Dreamliners. "Comunicaremos contundentemente el mensaje de seguridad".
Se prevé que la función principal de Boeing sea ayudar a los operadores aéreos a elaborar sus propias tácticas de relaciones públicas para reintroducir el jet.
Algunos ejecutivos de la empresa y veteranos de la industria están convencidos que el mejor antídoto para el problema podría ser sencillo: operar Dreamliners por varios meses sin una sola emergencia en sus baterías.
"Salir con mucha fuerza" cuando muchos pasajeros podrían haber olvidado los incidentes de enero, "sería contraproducente...", aseveró Sally Ray, especialista de comunicaciones en situaciones de crisis de la Universidad del Oeste de Kentucky.
Tras la suspensión de vuelos, los ejecutivos de Boeing le dijeron a la FAA que unos cuantos cambios en la cabina de mando, algunas inspecciones más intensivas de las baterías y mejor supervisión serían suficientes para resolver el problema. Pero fue claro que la FAA iba a insistir en cambios más extensos.
Boeing destinó inicialmente 500 ingenieros para identificar la causa específica del corto circuito en la batería interna y desarrollar una solución concreta. Pero el mal estado de las baterías incendiadas complicó la tarea.
Boeing y su proveedor japonés de baterías, GS Yuasa Corp., se concentraron en atacar varias posibles causas. Estas incluían colocar mayor aislamiento alrededor de celdas de energía dentro de la batería, y un mejor monitoreo de las fluctuaciones del voltaje.
Pero cuando la FAA exigió mayores garantías, los ingenieros de Boeing diseñaron una nueva caja de contención, que representaba una solución virtualmente infalible, mantuvieron.
La caja cumple con varios propósitos: aguanta temperaturas más altas e impide la filtración de sustancias químicas peligrosas. Además, ventila humo fuera del avión, y en caso de sobrecalentamiento absorbe oxigeno de la batería. Esto apagaría cualquier incendio en fracción de segundo.
Mike Sinnett, ingeniero jefe del 787, dijo que con el nuevo diseño, incluso la peor falla de batería no obligaría al avión a realizar un aterrizaje de emergencia.