El aporte de la teoría a la formación profesional
Sin el análisis axiomático no se puede ni arrancar, pero con él exclusivamente no se llega muy lejos
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¿Es la economía una ciencia? La respuesta a este interrogante no me quita el sueño. Prefiero hablar de análisis económico, para englobar las teorías y los hallazgos empíricos, tanto históricos como estadísticos. Un economista que, con los ojos cerrados, no sabe plantear un análisis de estática comparativa, cuando le preguntan por qué subió el precio del dólar la semana pasada, presenta fallas de base; pero también presenta importantes limitaciones aquel que, frente al interrogante planteado, lo único que utiliza es la teoría.
Al respecto conversé con el francés Gerard Debreu (1921–2004), quien vivió muchos años en Estados Unidos, trabajando en la Comisión Cowles y enseñando en Yale y en la Universidad de California, Los Ángeles. Se nacionalizó norteamericano, a pesar de lo cual, como dijo Paul Anthony Samuelson, “no es estadounidense como el pastel de manzanas, sino como Enrico Fermi”.
Duras experiencias vividas durante su niñez afectaron su personalidad. “Tenía muy pocos amigos, era introvertido, no podía demostrar las emociones. En 1991, cuando tenía 70 años, se separó de su familia. Le dejó la casa a su esposa, y abandonó Berkeley con una valija en una mano y una nueva pareja en la otra. En 1994 estaba destrozado, personal y financieramente. En sus últimos años no reconocía a las personas”, sostiene Till Düppe.
–En 1983 usted se convirtió en el primer francés que recibió el Nobel de Economía.
–Así es. Luego también fueron galardonados mis compatriotas Maurice Félix Charles Alais, en 1988; Jean Tirole, en 2014; y Esther Duflo, en 2019. A propósito: mi vocación científica se despertó cuando llegó a mis manos A la búsqueda de una disciplina económica, que Allais publicó en 1943.
–Según el Comité Nobel, usted mereció el premio por su penetrante investigación básica sobre la teoría del equilibrio general.
–Que obviamente no comenzó conmigo. Pertenezco a la tercera generación: el pionero fue Marie Esprit León Walras, seguido por Karl Gustav Cassel, Karl Schlesinger y Abraham Wald. En el plano teórico, la tercera generación está integrada por Kenneth Joseph Arrow y yo. Con Kenneth, quien recibió el Nobel en 1972, publicamos en 1954 una prueba matemática definitiva de la existencia del equilibrio general, utilizando métodos topológicos hasta entonces desconocidos en el análisis económico. En el plano empírico, cabe destacar los modelos dinámicos estocásticos de equilibrio general (en inglés, modelos DSGE), muy utilizados en países que registran poca volatilidad en los agregados económicos.
–¿Cuál es la idea del equilibrio general?
–Intuitivamente, que como todo depende de todo, el cambio en el valor de cualquier variable económica, frente a determinado estímulo, depende de la repercusión que dicho estímulo tiene sobre la economía en su conjunto, y ésta sobre la variable que se está analizando. El análisis económico “equilibrio general” se opone a “equilibrio parcial”, el enfoque preferido por Alfred Marshall.
–Por lo que usted dice, el equilibrio parcial genera respuestas incorrectas. ¿Por qué se lo utiliza tanto?
–Porque es mucho más sencillo y porque el error que se comete depende del caso en consideración.
–Ilústreme, por favor.
–Imagine que a usted lo contrata alguien que vende panchos en la esquina de su casa. No es necesario estimar un modelo DSGE, referido a la economía argentina, para fijar el precio óptimo del producto. También la física de Isaac Newton es menos general que la de Albert Einstein, pero aquella permite resolver la mayoría de los problemas cotidianos que enfrentamos los seres humanos.
–Usted es partidario de la axiomatización del análisis económico, es decir, de deducir resultados a partir de los primeros principios.
–Así es. La axiomatización, al insistir en el rigor matemático, ha llevado repetidamente a los economistas a una comprensión más profunda de los problemas que están analizando. La matemática tiene un lenguaje muy eficiente. El diálogo entre los matemáticos y los economistas es ahora más intenso. La simplicidad hace que una teoría pueda ser utilizada por muchos investigadores, la generalidad la hace aplicable a un gran conjunto de problemas.
–¿Un ejemplo?
–Que la curva de demanda tiene pendiente negativa, es decir, que para aumentar la cantidad que venden, los oferentes tienen que disminuir su precio, surge de la maximización de una función de utilidad, sujeta a la restricción de presupuesto. Por lo cual, salvo en el caso planteado por Robert Giffen, no hay que repetir el análisis de cada bien. Obviamente la elasticidad del precio no es igual en todos los bienes.
–De acuerdo, pero déjeme plantearle otros ejemplos, donde la axiomatización no alcanza. El de la ley de Christian Lorenz Ernst Engel y el del deterioro de los términos del intercambio.
–Para que entiendan los lectores. Engel afirmó que, a medida que aumenta el ingreso de las personas o de las familias, disminuye la proporción del gasto total que se dedica a comprar alimentos; una de las pocas regularidades universales, según Hendrik Samuel Houthakker. Ley que Merrill Kelley Bennett complementó con otra, según la cual cuando sube el ingreso, también se modifica la composición de los alimentos que se ingieren, pasando de aquellos que tienen bajas calorías a aquellos más ricos en nutrientes. En ambos casos, el conocimiento surgió del análisis de la composición de los consumos a diferentes niveles de ingreso; la formulación algebraica, en todo caso, racionalizó lo que se había descubierto.
–Algo parecido ocurre con la evolución de los términos del intercambio.
–Así es. El deterioro de los términos del intercambio, planteado por Raúl Federico Prebisch y Hans Wolfgang Singer a mediados del siglo XX, es otro caso de naturaleza empírica; pero, a diferencia de la ley de Engel, varía según las circunstancias. El aumento del precio internacional de la soja, en 2008, generó la resolución 125, no precisamente porque se estaban deteriorando los términos del intercambio. También aquí el análisis puramente axiomático no alcanzaría porque, por ejemplo, el modelo de desarrollo planteado por David Ricardo pronostica un aumento del precio relativo de los alimentos con respecto al de los bienes manufacturados.
–¿En qué quedamos, entonces?
–En que hay que combinar lo que se sabe. Como usted, De Pablo, es un entusiasta de los hallazgos empíricos, las experiencias históricas, etcétera, déjeme subrayar la importancia de la modelización. Tanto Samuelson como Paul Robin Krugman prestaron grandes servicios a la profesión, modelando lo que empíricamente se sabía. Además de lo cual, dentro de la profesión, hay ventajas comparativas. No me pida que camine por la calle para hacer algún aporte; lo mío es el lápiz y el papel.
–Don Gerard, muchas gracias.