Apocalipsis comercial. Por qué Falabella se va solamente de la Argentina
A la hora de confirmar la búsqueda de un comprador y el cierre de cuatro tiendas en la Argentina, la cadena chilena Falabella explicó que la pandemia había acelerado "el proceso de digitalización del retail y ha afectado sus resultados". El fenómeno no es nuevo y en los Estados Unidos incluso ya tiene un nombre bien marketinero: el apocalipsis del retail. La idea, compartida por empresarios y analistas, es que el comercio tradicional y las tiendas físicas tienen los días contados frente al avance de los gigantes del e-commerce, como Amazon en EE.UU. o Mercado Libre, en la Argentina y gran parte de la región. Sin embargo, cuando se analizan los números de Falabella se descubre que el escenario local muestra diferencias muy marcadas con las filiales de otros países, lo que explica que al menos en este caso se trata de un apocalipsis de cabotaje, que no cruza las fronteras argentinas.
Falabella hoy tiene operaciones en forma directa en Chile, Perú, Colombia, Brasil, Uruguay, México y Argentina. Sus negocios están basados, principalmente, en el llamado retail tradicional: tiendas departamentales (con la marca Falabella), homecenters (Sodimac) y supermercados (con la cadena Tottus que opera únicamente en Chile y Perú).
Las cuarentenas, que con distintos grados se vivieron o se viven en cada mercado, golpearon muy fuerte a su negocio y la compañía anunció hace unas semanas que en el segundo trimestre de este año sus ventas habían caído un 24,7% en dólares, pese a que el e-commerce pasó a representar el 37% de sus ingresos. En materia de resultados, el balance fue peor y el trimestre cerró con pérdidas por US$157 millones.
Dentro de este panorama poco alentador, la perfomance argentina fue la peor. La facturación trimestral de la filial argentina no llegó a los US$100 millones y representa menos del 5% de los ingresos de la compañía. Y en los principales negocios donde participa el grupo los resultados fueron claramente negativos. Las tiendas de Falabella en la Argentina facturaron US$28 millones, con una caída en dólares del 62,1%, mientras que a Sodimac le fue apenas un poco mejor, con ventas por US$14 millones y una baja interanual del 57,7 por ciento.
A estos números negativos además se suma un tema operativo. Para frenar la salida de dólares el gobierno argentino decidió endurecer el cepo importador, dificultando el acceso al dólar al tipo de cambio oficial a las empresas que importan. El negocio principal de Falabella, las tiendas departamentales, trabaja básicamente con mercadería importada, que la compañía negocia a nivel global y después reparte entre sus diferentes filiales de Chile, Colombia, Brasil y el resto de la región.
Conocimiento local
Falabella desembarcó en el país en 1993, con la apertura de una primera tienda en Mendoza y desde el interior se fue expandiendo hasta llegar a Buenos Aires. En más de 25 años, la empresa pudo superar con éxitos todos tipo de obstáculos, incluyendo la crisis de 2001. A nivel global, además tiene un CEO argentino, el ex McKinsey, Gastón Bottazzini.
Sin embargo, la experiencia y el conocimiento del mercado no alcanzaron. Hace tiempo que su negocio local dejó de ser atractivo, con pocas ventas y resultados negativos, a lo que se suma que ahora se volvió cada vez más difícil de llevar adelante en el día a día.
"La operación de una tienda departamental como Falabella está muy complicada, lo que también va a ser más difícil encontrarle un comprador. Si hoy te quedás con un supermercado tenés toda la red de proveedores armada. En cambio, el que quiera comprar a Falabella va a tener que desarrollar toda una red de abastecimiento en una economía cada vez más cerrada", explicó el director de otra multinacional del retail con operaciones locales.
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