El apetito global y un dólar barato alimentan el mercado de carne estadounidense
A pesar de consumir una dieta constante de noticias contradictorias sobre la economía global, consumidores en todo el mundo aún degustan bistecs caros y jugosos cortes de carne porcina.
Las exportaciones estadounidenses de carne vacuna y porcina se encaminan a marcar récords este año, y la demanda interna está repuntando con fortaleza sorprendente, un indicio de que el crecimiento mundial más bajo y la alta tasa de desempleo en el país no han acabado con el apetito por lujos cotidianos.
Esos antojos de los consumidores han contribuido a mantener constantemente altos los futuros de ganado este año, aún cuando los precios de otras materias primas han oscilado significativamente. También han hecho subir los precios internos en Estados Unidos para muchos productos de carne de res y de cerdo en años recientes. El precio promedio para el tocino rebanado en septiembre fue US$4,82 por libra (450 gramos), un alza de 34% frente a dos años antes, mientras que el precio de la carne para asar ronda los US$4,52 por 450 gramos, un alza de 15% en el mismo período, según cifras oficiales.
Los precios del ganado vivo han subido 13% este año en las operaciones de futuros de Chicago, convirtiéndolo en una de las pocas materias primas altamente negociadas, además del oro, en marcar un alza de dos dígitos. Los futuros de cerdos magros han subido 9% este año. Ambos contratos de carne también subieron en 2010, aumentando 26% y 22%, respectivamente.
"Hasta ahora, no estamos viendo una reducción de la demanda en EE.UU. o de exportación", dijo Ron Plain, profesor de economía agropecuaria de la Universidad de Missouri.
Entre los consumidores estadounidenses, el apetito por mejores cortes parece estar particularmente fuerte. En meses recientes, la diferencia se ha ampliado entre precios para cortes de carne selectos típicamente vendidos en restaurantes y los precios de cortes menos costosos, que suelen comprarse en supermercados, dice Glynn Tonsor, profesor adjunto de economía agropecuaria de la Universidad Estatal de Kansas.
Esos clientes, que no están en condiciones de pagar los crecientes precios, simplemente se están pasando a cortes más baratos en vez de optar por no comprar carne, dice Sal Biancardi, copropietario de Biancardi Meats en el barrio neoyorquino del Bronx. La dieta estadounidense seguirá incluyendo carne, agrega Biancardi.
El auge de precios ha aumentado los ingresos de las regiones rurales estadounidenses, que también se han beneficiado de mayores precios de los granos y crecientes valores de la tierra. Para los ganaderos, el alza también compensa el costo del alimento para ganado, dadas las grandes alzas el año pasado en el maíz y la soya.
"Estamos ganando dinero y pagando las cuentas", dice Sam Carney, quien cría miles de cerdos y cientos de vacas, además de cultivar granos en su hacienda de Adair, en Iowa. "No era así unos años atrás".
De momento, la carne cara no ha espantado a los clientes. EE.UU. exportó de enero a agosto de este año unos 860 millones de kilos de carne de res y ternera, casi lo mismo que en todo 2009.
Las exportaciones de carne de EE.UU. se encaminan a superar en 10% el máximo histórico de 1.130 millones de kilos registrados en 2003, según el Departamento de Agricultura de EE.UU.
Las exportaciones de carne porcina también van camino a superar el récord de 2008 de 2.130 millones de kilos. Hasta agosto, EE.UU. había exportado más carne de cerdo, 1.500 millones de kilos, que en 2007, y el doble de lo exportado en 2002.
El negocio también ha cobrado significativo ímpetu gracias a un dólar más barato, que ha reducido el precio de la carne estadounidense en el exterior, especialmente entre grandes clientes en Asia, donde economías de más rápido crecimiento están enriqueciendo a la gente y la están haciendo más proclive a incorporar costosas proteínas a sus dietas.