El anuncio de una ampliación del swap con China no detuvo el drenaje de reservas
La entidad monetaria vendió otros US$48 millones y los precios libres del dólar vuelven a subir, mostrando el nerviosismo que genera esta pérdida en el mercado
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El anuncio apresurado de una ampliación del swap de monedas que el país mantiene desde hace años con China para reforzar cosméticamente las tenencias del Banco Central (BCRA) no modificó, previsiblemente, el clima de nerviosismo que va ganando a la plaza local.
Es algo que se hace visible por la carrera alcista que -desde hace días- vuelven a ensayar los precios más libres del dólar, que volvieron a cotizar a niveles que no mostraban desde fines de julio, cuando se inició la crisis que ayudaría a terminar con la gestión Martín Guzmán en el Ministerio de Economía. También está alentado por la renovada sangría de reservas que enfrenta el Banco Central, la peor en 26 meses, como hizo notar ayer LA NACION.
Ambas tendencias se agravaron hoy, pese a que la divulgación temprana de dicho refuerzo apuntaba a generar algún tipo de alivio.
Después de todo, el BCRA tuvo que volver a liquidar otros US$48 millones de sus reservas en el mercado, por decimotercera rueda consecutiva, solo para poder dar curso a los pedidos de compra de divisas que habían superado todos los filtros oficiales.
Tanto en los dólares financieros como en el blue se vuelven a ver avances que van del 1,5% al 2,3% en la jornada, anotando la sexta suba consecutiva en todos los casos.
La nueva venta llegó en una rueda en la que apenas se operaron por el segmento de contado oficial US$205,156 millones, dato que revela que el aporte oficial de divisas cubrió el 24% de lo transado, y en la que el BCRA validó un aumento de $0,34 en el dólar mayorista, que cerró a $161,92/162,12 por unidad para la compra y venta, respectivamente. Así, la devaluación oficial del peso sigue viajando a una velocidad promedio del 7% en lo que va del mes.
Con ella, el saldo negativo que la entidad que conduce Miguel Pesce acumuló en las últimas 13 ruedas (desde el viernes 28 de octubre en adelante) ya roza los US$930 millones, déficit que supera en más del 85% al que mostrara en octubre y que ya supera en 3,5% al total de ventas que realizara en el mismo mes de 2021.
Hay que remontarse al lapso que fue entre el 19 de agosto y al 11 de septiembre de 2020 (un período de 18 ruedas en el que se dilapidaron por esta vía US$1437 millones), cuando la economía comenzaba a desentumecerse de la parálisis a las que fue sometida por las restricciones de actividad por la pandemia, para dar con un período negativo mayor.
En esta racha (si se considera como su comienzo al final del dólar soja), además, ya dilapidó en este tipo de intervenciones unos US$1460 millones de los US$5034 millones que había logrado recuperar, aunque pagándolos a $200 por unidad.
Los operadores insisten en señalar el marcado desbalance que la plaza cambiaria oficial muestra entre oferta y demanda, algo provocada por el marcado atraso que vuelve a registrar el tipo de cambio oficial real y agravado por el impacto que tuvo la sequía.
Pero también afectado por el incentivo que las cada vez más insistentes versiones sobre una posible reedición del “dólar soja” durante diciembre otorga a los exportadores que tienen posiciones por liquidar para demorar esas ventas.
En este sentido, llamó la atención que el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, no descartara esa posibilidad esta mañana al ser consultado al respecto durante una ponencia en unas jornadas del IAEF, el instituto que reúne a los ejecutivos de finanzas: “El tipo de cambio a fin de año va a ser $270, $269. ¿Hay que devaluar, no hay que devaluar? Estamos previendo que se va a devaluar. Uno puede pensar después, ¿conviene devaluar de esta manera o conviene de otra y después que quede quieto, o de a dos o tres tramos?”, dijo, enigmático, tras relacionar el drenaje de reservas con una administración del comercio que no funcionaba bien y dejó rémoras y volver a descartar toda posibilidad de un “salto cambiario”.
“Si te sale mal es un Rodrigazo”, agregó concluyente.
“Tenemos que tener controles que funcionen bien. Por eso el mecanismo del SIRA, que es fuerte y es duro. Esto parece el covid: el estrés del sistema médico tiene que ver con el estrés de manejar estos controles: unos elegían qué enfermos atender, acá se elige qué industria sostener. Se está trabajando para que funcione lo mejor posible, sabiendo que todo el mundo quiere dólares”, sostuvo.
Su explicación fue en línea con la que ofrecen desde el BCRA respecto a una demanda importadora que se mantiene elevada y estaría básicamente relacionada con SIMI previamente aprobados y que aún no habían sido cursados por el mercado.
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